- Presumen bancos millonarias inversiones y el delito no cesa
- Escaso nivel de ahorro en México
- Sólo 15% de la población ahorra de manera formal
Agustín Vargas *
En México, las modalidades para cometer fraudes financieros han evolucionado e incrementado a lo largo de los años, lo que se ha visto reflejado en la cantidad de reclamaciones por parte de los usuarios, que también ha ido en aumento.
Algunos datos reflejan la realidad que se vive en México con este fenómeno, verdadero flagelo tanto para las instituciones como para los usuarios de los servicios financieros.
De acuerdo a la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), México ocupa el lugar 28 de 193 países miembros en materia de ciberseguridad, por debajo de EU, Francia, Canadá, Rusia, Japón, Israel e India. Sin embargo, México es el mejor calificado en América Latina.
Durante el primer semestre de 2017, se registraron 3.3 millones de reclamaciones por fraude en el sector bancario, es decir, prácticamente 19 mil por día, lo cual representa un aumento de 25% respecto al mismo periodo del 2016.
El monto reclamado en el periodo citado asciende a 7 mil 47 millones de pesos, del cual únicamente se abonó el 57% al usuario, registrando un 84% de resolución favorable, según datos proporcionados por la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), que preside Mario Di Costanzo Armenta.
Las instituciones que registraron un mayor número de quejas por posibles fraudes en el primer semestre fueron: BBVA-Bancomer con el 26.4%, CitiBanamex con el 20.1%, y Banorte IXE con 18.1%.
Justo el pasado lunes, Ernesto Torres Cantú, director general del Grupo Financiero Citibanamex, salió a respondió directamente a Di Costanzo (Condusef), al señalar que pese a las millonarias inversiones que realizan constantemente las instituciones financieras, el delito va en aumento.
En abono a su defensa, indicó que cada año Citibanamex invierte unos 300 millones de dólares en sistemas de seguridad y prevención de fraudes. Sin embargo, reconoció que la delincuencia encuentra siempre algún hueco por donde colarse y cometer sus fechorías en perjuicio no sólo de los clientes, sino de la propia institución.
Es de reconocer que no obstante que por ley el ahorro de los clientes de las instituciones financieras en México están protegidos, aunque dicha protección es limitada, aquellas se mantienen alertas en materia de fraudes y de ahí las renovadas inversiones, pero también no se nos debe olvidar que la enorme burocracia que las rodea se ha convertido en un auténtico dolor de cabeza para quienes han sido víctimas de algún delito bancario.
Esto, porque en muchos de los casos los empleados que supuestamente están asignados a auxiliar a los clientes a resolver el problema, lejos de resolver entorpecen las gestiones con un claro objetivo: evitar posibles quebrantos a las instituciones para las que trabajan. Esta práctica también ha ido en aumento y las cifras de la propia Condusef sobre reclamaciones son prueba fehaciente de ello.
De ahí, sin duda, que la desconfianza de la población hacia las instituciones financieras, en particular los bancos, no cese, lo cual se traduce en que el ahorro formal en el país –aquí influye también la precariedad de los ingresos de la población– no alcance aún los niveles deseados o necesarios para hacer que la economía despegue.
Escaso ahorro
Justo mencionamos lo anterior, porque en el marco del Día Mundial del Ahorro, se dieron a conocer cifras por demás interesantes que revelan lo bajo que es aún el nivel de penetración financiera en el país, pues únicamente el 15% de la población en México ahorra de manera formal, mientras que el 32.4% lo hace de manera informal y el 23.5% no ahorra.
De las personas que ahorran, el 31.4% utiliza ese dinero para atender emergencias o imprevistos; 31.1% para gastos de comida, personales o pago de servicios; 18.4% para comprar, reparar, remodelar o ampliar una casa, comprar terrenos, vehículos, entre otros.
Un 14.7% para gastos de educación; 12.6% para pagar vacaciones o fiestas; 11.1% para gastos de salud; 5.2% para comenzar, ampliar u operar un negocio y solo el 1.2% para la vejez o retiro.
Por su parte, el 41.2% de la población mexicana tiene una cuenta de Ahorro para el Retiro o Afore, 52.4% no la tiene y 6.4% no lo sabe.
Prevalece también, sin duda, un gran nivel de desinformación o desinterés entre la población, que ni siquiera idea tiene de que si es trabajador dentro del sector formal de la economía en automático tiene ya una cuenta de ahorro, vía las afores.
La llamada inclusión financiera, política pública que se puso de moda y tomó fuerza en este sexenio, no ha rendido los frutos deseados, en particular, que la población confíe en los bancos, algo que a los propios banqueros les preocupa, o al menos es lo han expresado públicamente en diversas ocasiones. ¿Será?
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*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx