Juan Barrera Barrera
En su reciente Consejo General realizado en Bruselas del 28 de noviembre al 1° de diciembre, la Confederación Sindical Internacional (CSI), decidió, por amplia mayoría, suspender la membresía a una docena de organizaciones sindicales de la región latinoamericana, entre las que destacan la CTM y CROC de México, por sus prácticas separatistas.
Desde hace tiempo el conflicto entre la Confederación Sindical de las Américas (CSA), filial regional de la CSI, a la que estaban afiliadas las 12 organizaciones sindicales (en su conjunto representan el 13% de los agremiados en las Américas), venía escalando por sospechas de corrupción y ambiciones personales, entre otras causas.
Las diferencias se profundizaron durante el proceso de preparación del Tercer Congreso de la CSA que se realizó en San Pablo, Brasil, del 24 al 26 de abril del 2016. Las centrales sindicales expulsadas propusieron incrementar el número de dirigentes en el Consejo Ejecutivo, ante el temor de perder los puestos que ya tenían, pero con el argumento de mejorar la participación y la vida democrática de organización.
La estrategia divisionista se extendía directamente hacía el secretario general de la CSA, Víctor Báez Mosquera, a quien acusaron de “abandonar la defensa de los trabajadores y trabajadoras de las Américas para apoyar a presuntos gobiernos progresistas”, en referencia a Brasil, Argentina y Venezuela.
La propuesta de marras promovida por la CTM y la CROC, tenía por objeto dividir a la organización regional y forzar la suspensión de su membresía, sin embargo no prosperó y fue rechazada en forma aplastante por el 83% de los delegados al Congreso de San Pablo. Debido a los resultados adversos, decidieron abandonar la sesión.
CTM y CROC intentan dividir al sindicalismo
Durante el Congreso, las organizaciones divisionistas sostuvieron una reunión con la Secretaría General de la Confederación Sindical de las Américas, en donde la Confederación Sindical Internacional dejó en claro que la organización y sus estructuras regionales respetan a todas las afiliadas, que tienen plenos derechos a proponer enmiendas a los estatutos, pero la decisión final se toma de manera democrática, como lo establecen los Estatutos.
A las doce organizaciones se les exhortó a no tomar ninguna decisión con respecto a su desafiliación, pues correrían el riesgo de quedar aisladas a nivel internacional. Se les invitó a una reunión en donde serían escuchados sus argumentos y explorar cualquier oportunidad para resolver sus preocupaciones.
En respuesta los gremios separatistas abandonaron la sala y publicaron un manifiesto y una declaración. En sendos documentos reiteran sus demandas de cambios estatutarios de la Central Sindical de las Américas, y sus ataques por la falta de democracia y transparencia.
Pero detrás de su presunta rebeldía democrática, en realidad se escondía su verdadero objetivo, cuando fueron rechazadas por la gran mayoría manifestaron su intención de abandonar la CSA, pero seguir manteniendo su membresía en la CSI para no perder su presencia global, para lo cual anunciaron la formación de la Corriente Alternativa Democrática (ADS).
Formación de la ADS y probable expulsión
En septiembre del 2016 las 12 organizaciones dejaron en claro sus verdaderas intenciones rupturistas al celebrar, en la ciudad de México, con miras a la creación de la Alternativa Democrática Sindical para las Américas y el Caribe (ADS), con el objetivo de ser reconocida por la Central Sindical Internacional y la Organización Internacional del Trabajo.
Finalmente en abril de este año, en Bogotá, Colombia, los líderes de CROC y CTM de México, la Confederación General del Trabajo (CGT) de Colombia, Fuerza Sindical de Brasil, Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Central Autónoma de Trabajadores de Chile (CAT), Confederación General del Trabajo de Paraguay (CGT), Confederación Sindical de Trabajadores de Ecuador (CSE) y la Central general Autónoma de Trabajadores de Panamá (CGTP), entre otras celebraron el Congreso Constituyente de la ADS. Algunas de organizaciones habían sido expulsadas de la CSI. Agrupa a 26 centrales obreras de 16 países y 20 millones de afiliados, según sus organizadores.
Como las acciones separatistas de este grupo de organizaciones han sido persistentes, lo que procede es su expulsión, pues así lo establecen los estatutos de la Confederación Sindical Internacional.
Para justificar el divisionismo, las dirigencias de las centrales obreras mexicanas han utilizado el discurso de la simulación y de la demagogia, tradicional en las burocracias nacionales. Acusan falta de democracia y libertad sindical, cuando en la CTM y en la CROC ha sido práctica común vulnerar y obstaculizar esos dos derechos elementales de la clase trabajadora, incluso a través de métodos gansteriles.
Son dos organizaciones sindicales que están en plena decadencia. Sus mejores años como organismos corporativizados al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el gobierno, con el que mantienen una relación de servilismo en la contención de las demandas de los trabajadores (México es el país que tiene los salarios más bajos de la región latinoamericana, únicamente superado por Haití).
La miseria de los asalariados contrasta con la vida de privilegios de sus dirigentes sindicales que se reeligen permanentemente (en listas recientes de nombres involucrados en escándalos de los paraísos fiscales, destaca el de Joaquín Gamboa Pascoe, ex líder de la CTM, ya fallecido, aparece con una inversión de 15 millones de dólares y que en vida gustaba de los autos de lujo). Ese es solo un botón de muestra.
La ADS nace de la mano del gobierno
Son organizaciones oportunistas que han vivido bajo el amparo de los gobiernos en turno, a cambio de apoyos políticos, se les ha tolerado el fomento y venta de contratos de protección patronal. Sin duda la nueva organización sindical regional nació alentada por el gobierno de México. Durante los trabajos preparativos de la nueva estructura, la Secretaria del Trabajo afirmó que la iniciativa de conformar una nueva organización constituía el inicio de “un gran cambio en el movimiento regional e internacional”.
El senador priísta y dirigente de la CROC, Isaías González Cuevas, sostuvo en un video difundido en abril del 2016 que “Alternativa Democrática Sindical en la OIT va a tener voz y va a defender a las organizaciones sindicales en México y también las acciones de nuestro gobierno en ese tribunal internacional”.
De un tiempo a la fecha estas organizaciones corruptas y gansteriles tratan de limpiar su imagen en organizaciones sindicales internacionales y cuando ven en riesgo sus intereses y privilegios, recurren a sus prácticas habituales: el ataque, la descalificación y el divisionismo. Con su salida de la Confederación Sindical de las Américas y seguramente de la Internacional, el sindicalismo democrático y comprometido con la defensa de los derechos de los trabajadores sale ganando.