Apoyo real de algunos bancos y sofomes, no sólo caridad

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  • Se desvanece el “boom solidario” mientras sigue tragedia
  • Bono catastrófico alivio para finanzas públicas
  • Gobierno mexicano recibirá 150 mdd

Agustín Vargas *

Hace dos semanas se anotó en este espacio que eran plausibles las medidas de apoyo y donativos que los bancos han anunciado en apoyo de la población afectada por los desastres naturales, pero se indicó que no eran suficiente en virtud de las grandes ganancias que les ha otorgado el mercado mexicano, en algunos casos convirtiéndose en su más rentable negocio en el mundo.

Y se destacaba que este es el caso del banco español BBVA Bancomer, que preside Luis Robles Miaja, el cual anunció y presumió en sendos desplegados a páginas enteras en los diarios capitalinos, un pequeño donativo de apenas 180 millones de pesos para la reconstrucción de escuelas dañadas por los sismos.

Esta cantidad es todas luces irrisoria si se compara con las ganancias de 23 mil millones de pesos que obtuvo ese banco en el primer semestre del año, producto de su margen financiero, las tasas de interés que cobran por sus créditos, las comisiones por utilizar sus servicios y se puso como ejemplo el 60 por ciento que cobra en su tarjeta de crédito azul.

También se anotó que era imperativo que la banca, las sofomes y todos los intermediarios financieros no bancarios, aplicaran programas de condonación de intereses moratorios, reestructuras de créditos para ampliar los plazos de pago y reducir los montos de las mensualidades, así como permitir la postergación de pagos en periodos de tres a seis meses, mientras las familias se recuperan de las viviendas y bienes perdidos a causa de los sismos.

Pues bien, poco tiempo después el HSBC, que preside Luis Peña Kegel, anunció la creación de un fondo de mil millones de pesos para apoyar con créditos hipotecarios, de nómina, personales y para pequeñas y medianas empresas, en condiciones preferenciales a quienes hayan resultado afectados por los recientes sismos y huracanes.

Las tasas de interés de los créditos hipotecarios se fijaron en ocho por ciento anual y las de los créditos de nómina y personal de 10 por ciento, también de forma anual. El primer pago del financiamiento se programó para el cuarto mes a partir de su otorgamiento, con el propósito de dar tres meses de gracia a las personas.

Los financiamientos están dirigidos a personas cuyas viviendas tuvieron daños parciales, para su reparación o para adquisición, si la pérdida fue total. Igualmente, a quienes enfrenten gastos personales imprevistos, como servicios médicos o estudios clínicos u otros, y también para los pequeños negocios que, por la afectación causada por los sismos o los huracanes, necesiten financiamiento para reconstruir su actividad productiva.

Para los afectados por los sismos o los huracanes recientes que ya tienen un financiamiento con HSBC, el banco ofrecerá un programa de alivio de pagos también en condiciones preferenciales para crédito personales, nómina, tarjetas de crédito, hipotecario y pequeñas y medianas empresas (pymes).

Otro que alzó la mano en ese sentido, fue Scotiabank, presidido por Enrique Zorrilla, que ofrece un crédito hipotecario para remodelar o reconstruir vivienda en condiciones preferenciales a cualquiera persona que compruebe afectaciones en su hogar, luego de los sismos del 7 y del 19 de septiembre en México.

Dio a conocer que el crédito tiene una tasa de 8.9 por ciento y no tiene comisión por apertura, gastos notariales ni derechos registrales. El avalúo no tampoco tiene costo y no requiere de dictamen técnico. Además, si el cliente lo pide, podrá diferir las tres primeras mensualidades, que incluyen capital e intereses. Bien por ambos bancos.

Y aquí habría que resaltar que la tasa de interés que están fijando dichos bancos es menor, incluso, a la que se aplicará en el programa de financiamiento para la construcción o adquisición de vivienda, bajo el esquema del llamado “bono cupón cero”, mediante el cual el Gobierno Federal pretende recaudar alrededor de 4 mil 500 millones de peos y de ahí destinar créditos a los damnificados con una tasa del 9%.

Cabe destacar también que las sofomes e intermediarios financieros no bancarios de la Asociación Mexicana de Entidades Financieras Especializadas (AMFE), que encabeza Enrique Bojórquez, sólo esperan la autorización de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (Jaime González Aguadé) para dar a conocer y operar un programa de apoyo especial para el beneficio de sus clientes afectados por los desastres naturales, además de que realizarán una colecta de víveres, medicinas y otros productos para repartir entre la población de las zonas más afectadas en su hábitat y economía.

Y, en este sentido, también hay que destacar el apoyo que otorgó la automotriz coreana KIA a la Cruz Roja Mexicana con un donativo de 300 mil dólares, en conjunto con su asociación de agencias distribuidoras de los autos, para que mantenga el apoyo médico a la población afectada por los sismos y huracanes.

Estos apoyos son importantes porque sin duda el “boom” solidario se ha ido desvaneciendo y la tragedia y crisis para muchas familias mexicanas, por el contrario, sigue y se incrementa.

Por ello es imprescindible que no dejemos de apoyar y sobre todo exigir cuentas claras y transparentes a los organismos públicos y privados encargados de administrar la aplicación y canalización de los grandes donativos nacionales e internacionales así como de los fondos gubernamentales antidesastres.

Bono catastrófico, alivio a finanzas públicas

Se confirmó finalmente que el gobierno de México recibirá del Banco Mundial 150 millones de dólares, aproximadamente 2 mil 700 millones de pesos, por concepto del seguro que nuestro país tiene contratado contra contingencias ocasionadas por desastres naturales, lo que significa un alivio para las finanzas gubernamentales.

El pasado 7 de septiembre, luego del sismo ocurrido en las costas de Chiapas, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, que encabeza José Antonio Meade, solicitó la activación del Bono Catastrófico.

La activación de este instrumento, y su correspondiente pago, será recibido por el Fideicomiso FONDEN a través del Banco Mundial, lo que permitirá canalizar recursos adicionales para que continúe la tarea de reconstrucción o rehabilitación de infraestructura pública educativa, hospitalaria y carretera, así como de viviendas en situación de pobreza que sufrieron daños.

El Bono Catastrófico fue renovado como mecanismo de transferencia de riesgos el pasado 4 de agosto. Este mecanismo, denominado en el mercado como Bono Catastrófico “Fonden Cat 2017”, brinda protección al patrimonio del Fideicomiso FONDEN durante 3 años.

El Bono Catastrófico otorga una cobertura de hasta 150 millones de dólares para sismos, 100 y 110 mdd para huracanes que impacten las costas del Océano Atlántico y Pacífico, respectivamente. Por el terremoto del 19 de septiembre, el gobierno mexicano ya no recibirá cantidad alguna, por haber sido menor a 8 grados Richter y porque sólo había contratado un seguro de esas características.

Además de los recursos provenientes del Bono Catastrófico, el FONDEN cuenta con recursos presupuestarios disponibles que ascienden a 8 mil 243 millones de pesos, así como con un seguro adicional de exceso de pérdidas de 5 mil millones de pesos. Sólo habría que esperar que estos recursos y otros que se están recabando se manejen y destinen de manera clara y transparente al auxilio de la población y la reconstrucción de la infraestructura, sobre toda la habitacional.

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*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx