- Extensión del gobierno anterior
- Más deuda, aunque se niegue
- Jóvenes sin educación financiera
- Temprano endeudamiento
* Agustín Vargas
Recientemente se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030, documento que resalta el optimismo del Gobierno Federal frente a un entorno en donde prácticamente todos los indicadores económicos se siguen deteriorando y las expectativas, incluidas las de largo plazo, continúan ajustándose a la baja.
El documento, que “rige la programación y presupuestación de toda la Administración Pública” refleja los principios del gobierno de la cuarta transformación, que se sustenta en todos los programas oficiales, que en buena medida tienen un objetivo asistencial.
No obstante, la inquietud de que esta visión no contribuya del todo a atender las necesidades reales del país, en especial de los hogares, puede responder en buena medida a que el Plan se fundamenta en los cien compromisos que presentó la presidenta Claudia Sheinbaum para su gobierno.
Dichos compromisos simplemente son una extensión de la política del gobierno anterior, que más que estimular el crecimiento y el bienestar en el sexenio pasado, propició el menor ritmo de crecimiento promedio anual en varias décadas, menos empleo formal y la debilidad del estado de derecho, factores que han inhibido el crecimiento de la economía.
Las expectativas para el corto y mediano plazos no son muy alentadoras. Las señales de debilitamiento de la economía siguen encendidas y se agudizan conforme crece la incertidumbre tanto por una coyuntura interna como una externa.
Entre los resultados más recientes destacan los relacionados con el consumo. En este caso, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales informó que en marzo sus ventas a tiendas iguales crecieron a una tasa anual nominal de 1.0% y las de tiendas totales lo hicieron en 3.7%. Sin embargo, al excluir el efecto inflacionario las ventas mostraron resultados negativos en 2.7% y 0.1%, respectivamente, con lo que ya se acumulan al menos dos meses consecutivos con variaciones negativas en términos reales.
Es evidente que la desaceleración de la actividad económica que se aprecia claramente desde mediados del año pasado se agudizará con los efectos externos. La posibilidad de un mayor crecimiento de la economía es baja, tras la combinación de los factores internos y externos que predominan en esta coyuntura: ausencia de estado de derecho, inseguridad, impunidad creciente e impacto comercial por la política arancelaria de los Estados Unidos.
El Plan Nacional de Desarrollo parece en parte una extensión de la política del gobierno previo basada en programas asistenciales con el objetivo de mantener una amplia plantilla política que asegure su permanencia a cambio de recursos a las familias sin ninguna contraprestación. Eso lo único que puede lograr es perpetuar la pobreza.
Más deuda, aunque se niegue
En nuestra entrega anterior comentamos que el remanente de operación, monto que Banco de México debió entregar a más tardar en abril al gobierno federal, resultó ser de sólo 17 mil 994 millones 800 mil pesos, lejos de las estimaciones iniciales que anticipaban un máximo posible de hasta 300 mil millones de pesos.
Como era de esperarse, esto no fue bien visto por las autoridades. De hecho, la presidenta Claudia Sheinbaum señaló en su conferencia de prensa del 29 de abril que apenas le habían informado sobre esta cifra, pero creía que era más, dijo. “Apenas el día de hoy me va a informar bien el secretario de Hacienda cómo fue el cálculo. Pero ya le vamos a informar a la gente cómo vamos a utilizar el recurso”.
El uso de esos recursos está prácticamente definido en la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (LFPRH), que señala que al menos 70% del remanente entregado por Banxico se destinará a la amortización de la deuda pública del Gobierno Federal o a la reducción del déficit presupuestario aprobado para el ejercicio fiscal en que se entere el remanente, o bien, una combinación de ambos conceptos.
El otro 30% restante se utilizará para fortalecer el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios o al incremento de activos que fortalezcan la posición financiera del Gobierno Federal.
El hecho es que los recursos que recibirá el gobierno federal por concepto del remanente de Banxico son poco significativos para realmente incidir de manera importante en beneficio de las cuentas del sector público, sobre todo en un momento en el que la necesidad de recursos se incrementa abruptamente, lo cual repercutirá en los niveles de endeudamiento público, aun cuando las autoridades afirmen que “México no va a endeudarse, eso es absolutamente falso”.
Sin embargo, sus cifras dicen otra cosa. De acuerdo con las estimaciones del documento de Criterios Generales de Política Económica 2025, al cierre del sexenio el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público (SHRFSP), que es el concepto más amplio de deuda del sector público, se estima en casi 25 billones de pesos, lo que implica un aumento de 7.5 billones en la deuda pública, resultado muy lejano a la aseveración oficial de que el gobierno no se endeudará.
Jóvenes sin educación financiera
En México, el acceso temprano al crédito está dejando una huella en la inestabilidad financiera en los jóvenes. Según una encuesta realizada por Kardmatch, plataforma digital especializada en la evaluación de productos financieros, una de cada cuatro personas entre 23 y 26 años comienza su etapa laboral con un historial crediticio negativo, lo que limita seriamente sus oportunidades financieras desde el inicio de su vida productiva.
El fácil acceso a tarjetas de crédito permite que muchos jóvenes obtengan dinero a crédito incluso sin contar con ingresos propios. La encuesta reveló que el 49% de los jóvenes entre 18 y 22 años que actualmente estudian ya tienen una tarjeta de crédito, a pesar de contar sólo con los recursos que pueden aportarles sus padres. Esta situación podría ser la causante de un endeudamiento prematuro entre los jóvenes, que se presenta incluso antes de que obtengan su primer empleo.
En la misma encuesta se observa que el 25% de los entrevistados en el rango de edad de 23 a 26 años y que ya tiene un trabajo fijo de tiempo completo, indican que no tienen la posibilidad de acceder a un crédito por tener marcas negativas en el buró.
De acuerdo con Joel Cortés, director de Kardmatch, este ingreso temprano al crédito no viene acompañado de educación financiera, por lo que muchos jóvenes se enfrentan a su primera experiencia con el uso de una tarjeta de crédito sin conocer su funcionamiento, las tasas y comisiones que aplican y, sobre todo, las consecuencias de no cumplir con sus compromisos de pago.
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*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx