Banco de México prevé desaceleración de inflación durante 2019

Entre los riesgos que enfrenta el pronóstico está que la cotización de la moneda nacional se vea presionada por factores externos o internos

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Ciudad de México.- El Banco de México (Banxico) prevé que la inflación general se sitúe en 3.4 por ciento en el cuarto trimestre de 2019, desde el 4.8 por ciento al cierre del año pasado, mientras que la economía seguirá enfrentando un panorama complejo.

En su “Programa Monetario” para 2019 que envió al Congreso de la Unión, en el cual expone las directrices a seguir para la conducción de la política monetaria durante 2019, el banco central anticipa que la inflación general se ubique en alrededor de la meta de 3.0 por ciento en el primer semestre de 2020.

Entre los riesgos que enfrenta el pronóstico de inflación en 2019, señaló que la cotización de la moneda nacional se vea presionada por factores externos o internos, que persistan presiones en los precios de los productos agropecuarios o se den nuevos incrementos en los precios de los energéticos.

Además de un escalamiento de medidas proteccionistas y compensatorias a nivel global; que se debiliten las finanzas públicas; que los aumentos al salario mínimo, además de su posible impacto directo, propicien revisiones salariales que rebasen las ganancias en productividad y generen presiones de costos, con posibles presiones de precios y afectaciones al empleo formal.

En adición a esto, apuntó que dados los choques observados y los niveles que ha alcanzado la inflación, existe el riesgo de que, ante la posible presencia de choques adicionales que presionen a la inflación, se presenten efectos de segundo orden en el proceso de formación de precios.

En este contexto, refirió que en su último comunicado de la decisión de política monetaria de 2018 consideró que el balance de riesgos respecto a la trayectoria esperada para la inflación mantiene un sesgo al alza, en un entorno de marcada incertidumbre.

En el documento “Programa Monetario”, el Banxico señaló que para 2019 se prevé que la economía mexicana seguirá enfrentando un panorama complejo.

Ello, porque se han venido revisando a la baja las previsiones para el crecimiento de la economía global, se anticipa que persistan los riesgos de un escalamiento de las disputas comerciales, un menor apetito por riesgo en los mercados financieras globales, y se prevé que continúen aquellos de naturaleza política y geopolítica.

En cuanto a los riesgos asociados de manera más directa con la economía nacional, destaca que si bien el acuerdo comercial alcanzado con Estados Unidos y Canadá ha reducido uno de los factores de riesgo, aún está pendiente su ratificación, acotó.

Aunado a ello prevalecen elementos de incertidumbre interna sobre la efectividad de las políticas públicas para dinamizar la inversión, incrementar la productividad y propiciar mayor crecimiento, mencionó el instituto central.

Para guiar sus acciones de política monetaria, la Junta de Gobierno del Banxico da seguimiento cercano a la evolución de la inflación respecto a su trayectoria prevista.

Además, la política monetaria debe responder con prudencia si por diversas razones se eleva considerablemente la incertidumbre que enfrenta la economía.

Así, tomando en cuenta los retos que se enfrentan para consolidar una inflación baja y estable, así como los riesgos a los que está sujeta la formación de precios, la Junta de Gobierno del Banxico informó que conducirá la postura de política monetaria de tal manera que la tasa de referencia se ubique en niveles congruentes con la convergencia de la inflación general a la meta.

La meta permanente de inflación del Banco de México es de una variación anual del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) de 3.0 por ciento, con un intervalo de variabilidad de más/menos un punto porcentual.

El banco central señaló que el entorno actual presenta importantes riesgos de mediano y largo plazos que pudieran afectar las condiciones macroeconómicas del país, su capacidad de crecimiento y la formación de precios en la economía.

Por ello, es particularmente importante que además de seguir una política monetaria prudente y firme, se impulse la adopción de medidas que propicien un ambiente de confianza y certidumbre para la inversión, una mayor productividad y que se consoliden sosteniblemente las finanzas públicas, reforzando la transparencia y la rendición de cuentas, subrayó.