Puede admirarse en toda su majestuosidad desde la Estación Divisadero o de Areponapuchi, si se hace el trayecto por tren. No obstante, es posible llegar por carretera desde Chihuahua, en unas cinco horas. También, el sitio cuenta con pista para avionetas y desde la capital toma 50 minutos de vuelo
Claudia Anaya / Enviada
En el corazón de la Sierra Tarahumara se encuentran las majestuosas Barrancas del Cobre, llamadas así por el tono cobrizo de sus paredes. Sus imponentes paredes cobrizas protegen leyendas, tradiciones de los tarahumaras quienes conservan su estilo de vida ancestral. Estas barrancas han sido su hogar durante siglos y sus vidas se entrelazan con las montañas
Se trata de uno de los sistemas de barrancas más largos y profundos del mundo, con 60,000 kilómetros de montañas, de los cuales casi la mitad corresponde a la superficie de los precipicios.
Las Barrancas del Cobre son atravesadas por la ruta de tren Chihuahua al Pacífico, conocido como el «Chepe». En el tramo Divisadero-Los Mochis, el tren se interna en la montaña para atravesar la agreste geografía, pasa junto a precipitosos acantilados, cruza 86 impresionantes túneles cortos y largos, y 37 espectaculares puentes que libran caudalosos ríos. Este es un importante sistema de transporte y un atractivo turístico.
Viajar a las Barrancas del Cobre, en la Sierra Tarahumara, es una experiencia inigualable de encuentro con la fuerza de la naturaleza, en su máximo esplendor. Una buena opción para conocer algunos de los atractivos de la zona es tomar el camino rumbo a la Sierra para ir conociendo poblaciones de interés como San Andrés, Cuauhtémoc -donde se puede comprar los más deliciosos quesos hechos por los Menonitas-, Carichi, Bocoyna, San Juanito -con sus extrañas formaciones pétreas y donde se los turistas se pueden hospedar en cabañas ubicadas en pleno bosque, las de Norítari-, siguiendo hacia San Ignacio de Arareco, para disfrutar de un paseo por el lago que lleva este nombre.
En este impactante recorrido destaca el encuentro con la Barranca de Urique, la más profunda del Estado y de México, con 1879 metros y la más conocida de la Sierra, pues tiene su origen en la unión de las barrancas del Cobre y la Tararecua. Puede admirarse en toda su majestuosidad desde la Estación Divisadero o de Areponapuchi, si se hace el trayecto por tren. No obstante, es posible llegar por carretera desde Chihuahua, en unas cinco horas. También, el sitio cuenta con pista para avionetas y desde la capital toma 50 minutos de vuelo.
También está la barranca de La Sinforosa, por cuyas laderas caen las cascadas Rosalinda y San Ignacio; Batopilas (declarado Pueblo Mágico el 19 de octubre de 2012 por el gobierno de la república), donde viven algunas de las comunidades tarahumaras más tradicionales; Candameña, donde se encuentran Piedra Bolada y Baseaseachi, las dos cascadas más altas de México, y la peña El Gigante, una roca de 885 m de altura; Huapoca, que alberga sitios arqueológicos de la cultura paquimé, y Chínipas, una de las menos conocidas, en cuyo fondo se asienta la misión más antigua de la Sierra Tarahumara.
La forma más tradicional de llegar a este hermoso lugar es mediante el Ferrocarril Chihuahua-Pacífico.
Por su constitución geológica se sabe que las barrancas están formadas principalmente por rocas volcánicas de entre 20 y 30 millones de años de antigüedad, de plena era terciaria, cuando un intenso vulcanismo levantó la Sierra Madre Occidental. Durante un lapso de casi 100 millones de años se fueron acumulando grandes cantidades de lava y millones de toneladas de ceniza que al irse depositando, conformaron las grandes mesetas de la sierra.
El Divisadero dispone de varios hoteles de cuatro estrellas, por lo general repletos de turistas provenientes de todas las latitudes, atraídos por la impactante belleza del lugar y dispuestos a visitar otros miradores, como los de la Mesa de Mogótabo y la de Güerachi, o a descender al fondo de la barranca para bañarse en limpios manantiales termales, establecer contacto con las comunidades rarámuri y adquirir sus curiosas artesanías.
En los miradores no hay restricciones de horario. El descenso a las barrancas suele durar un par de días, y si te gusta el campismo es una inmejorable oportunidad de disfrute. Además, para los que gustan del turismo de aventura está el río Urique, el cual se puede recorrer en. También, se pueden vivir un sinfín de aventuras en el parque que se encuentra en estas barrancas.
Las barrancas sorprenden con sus bosques, tonos y formas siempre cambiantes de la sierra que parecen derretirse en el horizonte.
Las Barrancas del Cobre o Cooper Canyon estuvieron nominadas para convertirse en la octava maravilla del mundo, y habrían sido sin duda un orgullo más de México para el mundo.