Cautela crediticia

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  • Lenta colocación de financiamiento
  • Empresas evitan apalancamiento
  • Desarrolladores postergan proyectos

Agustín Vargas*

A cinco años de la elección presidencial, la economía ha pasado por varios momentos que propiciaron la lentitud de su crecimiento. El primer año de gobierno mostró debilidad al registrar su primera caída desde la crisis del 2009. Posteriormente fue golpeada duramente por la pandemia del Covid 19 y en 2020 se contrajo 8.2%.

Si bien recientemente se han observado algunos indicios de recuperación en la evolución de variables como el PIB, el consumo, la inversión y el empleo, hay que reconocer que su mejoría ha sido lenta e insuficiente.

Apenas se publicó la encuesta de expectativas de analistas privados del Banco de México, para junio que contiene los pronósticos de crecimiento del PIB para 2023. Para el cierre de este año se pasó de un estimado de 2.00% en la encuesta anterior a 2.30%. En tanto a 2024, las expectativas disminuyeron de 1.60% a 1.50%. Crecimiento por debajo de la mediocridad, considerando el aumento de la población en pobreza extrema que ha repuntado en este sexenio.

En este entorno el Banco de México dio a conocer las cifras del crédito de la banca comercial al sector privado en mayo, que cerró con un saldo de 5 billones 640 mil 600 millones de pesos (mmdp), un crecimiento nominal anual de +11.2%. En la comparativa mensual, se observó un avance de 24 mil 400 millones de pesos, liderado por el crédito al consumo a pesar de un retroceso en financiamiento empresarial. Individualmente, los créditos residenciales fueron los que más aportaron a la cartera.

Ya se observa una clara desaceleración del mercado de crédito, que según los especialistas de Intercam Banco obedece a tres factores: 1) las empresas, principalmente relacionadas con alimentos, tuvieron retrocesos mensuales importantes; 2) el consumo revela una marcada tendencia a la baja; y 3) las hipotecas continúan con su tendencia bajista. El sector bancario en general, de acuerdo con el análisis de la referida institución crediticia, muestra una lenta disminución en las colocaciones, tanto por un individuo más apretado como por una oferta más restringida.

Empresas evitan apalancamiento

Los créditos empresariales registraron un incremento anual +7.6%, el más bajo en un año, representando el 52.9% de la cartera vigente total. En la comparativa secuencial, el portafolio disminuyó 4 mil 200 mdp, -0.1% mensual. El ritmo confirma que las empresas comienzan a tomar precauciones y buscan evitar apalancarse en este entorno.

Las más afectadas fueron aquellas empresas relacionadas a la industria alimentaria (agrícola -2.6%, manufactura alimentaria -3.1% y servicios alimenticios -1.0%). También, la incertidumbre acerca de Financiera Rural (FND) limitaría el financiamiento al campo mexicano.

Por su parte, los créditos al consumo, que representan el 22.6% del total, continúan con su fuerte ritmo de crecimiento, aunque parece haber llegado a su pico. El cambio anual registrado fue de +17.9% y, mes a mes, se colocaron 15 mil 200 mdp, mayormente por tarjetas de crédito y nómina.

Si bien se ha desacelerado, la actividad de tarjetas crediticias sigue fuerte y al alza, situación que ya puso en alerta a los especialistas, debido a que les preocupa la estabilidad financiera de los hogares. Se nota también un crecimiento acelerado del financiamiento por medio de otros productos. Hay alerta por el comportamiento del consumidor y su capacidad y voluntad de pago.

Desarrolladores postergan proyectos

Los créditos a la vivienda representan el 22.2% de la cartera vigente y avanzaron +11.2% en mayo. Los créditos residenciales aumentaron +11.6% gracias a la resiliente demanda de hogares y el fácil acceso a hipotecas. Ese mes, se colocaron 8 mil mdp en préstamos residenciales, continuando poco a poco la desaceleración. A nivel global, los costos de construcción siguen elevados (+43% desde 2020) y se prevé un ambiente más complejo para la planeación inmobiliaria.

Por esto, los desarrolladores han tomado estrategias más defensivas, deteniendo y postergando proyectos desde inicios del año. El costo de las hipotecas se estabilizó en 10.5-11.0% y el bono a 10 años se encuentra en 8.7% con tendencia a la baja. Se estima que las hipotecas sigan desacelerándose.

En conclusión, el mercado de crédito da claras señales de debilitamiento. El sector empresarial ha tomado sus precauciones y las tendencias en consumo y vivienda indican una normalización a la baja.

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*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx