Ciudad de México.– Esta semana la inflación en EUA eclipsará la atención de los mercados financieros globales. Si bien todo parece indicar que en términos anuales los precios al consumidor habrían tocado techo en julio, la expectativa es que siga confirmando señales de moderación en su rubro general.
Para la cifra de agosto se esperaba bajara a 8.1%, al final se quedó en 8.3%. De nueva cuenta el mercado se inclina por un retroceso a 8.1%, con mayores posibilidades de que ahora sí se logre.
Al igual que en la mayoría de los países, el inconveniente seguirá siendo el rubro subyacente, donde el pronóstico anticipa que podría subir a 6.5%, desde el 6.3% previo.
Aunque la Fed ha dejado muy claro que no reducirá el ritmo de las subidas de tasas hasta que vea pruebas convincentes de que la presión inflacionaria subyacente está disminuyendo de forma secuencial, cualquier mejora en este informe de septiembre probablemente termine gustando a los mercados financieros.
Debido a que no hay reunión de política monetaria de la Fed en este mes, los mercados buscan aferrarse a cualquier información económica, particularmente la inflación, para especular sobre los futuros pasos del banco central estadounidense.
Si la tasa se ubica por debajo de 8.1%, aumentarán las apuestas de moderaciones en el ritmo de alzas de tasas por parte de la Fed y viceversa, otra cifra sólida reforzaría los argumentos a favor de un endurecimiento aún mayor.
Hay que recordar que, en septiembre, el mal comportamiento de los activos de mayor riesgo se explica en gran medida por la decepción que generó el reporte de inflación.
Para el primer caso, el peso mexicano podría apreciarse hacia $19.80 spot; en el segundo, en el que no se reflejen moderaciones en los precios, en los siguientes días la presión podría depreciar a la moneda a niveles alrededor de $20.40 spot.
La inflación sigue siendo muy alta frente al objetivo del 2% en que la Reserva Federal cifra la estabilidad de precios.
La parte positiva es que acumularía tres meses de retroceso, lo que no había ocurrido en todo el año.
Independientemente de la reacción de los mercados, consideramos que la Fed no ajustará sus planes de mediano plazo por este reporte de septiembre.
En el corto plazo, el informe de empleo, junto con los actuales niveles de inflación, son elementos por ahora suficientes para pensar que la autoridad estadounidense repetiría la dosis de alzas por 75 puntos base (todavía tendremos que esperar a los datos de octubre de empleo e inflación que se darán a conocer antes de la reunión de la FED de noviembre).
La información de indicadores económicos de septiembre no muestra aún claras señales de que ya está resultando la política de alzas en la tasa de interés por parte de la FED.
La economía norteamericana no se enfría todavía, por lo que no consideramos baje la guardia la FED con un aumento menor a 75 puntos base en la tasa de fondeo en noviembre.
Sin embargo, lo que parece empezar a dar señales de enfriamiento son los indicadores adelantados, los que describen lo que podría pasar de uno a tres meses. Así, es probable que la FED sí modere futuros aumentos de la tasa en sus siguientes reuniones, como la de diciembre (quizá en 50 puntos base).
La incertidumbre y dependencia de los próximos datos económicos (principalmente el de empleo e inflación en EUA) son las causas de que se mantendrá la volatilidad y especulación en los mercados financieros las próximas semanas.
El momento de ajuste y un eventual giro de la política monetaria de la Reserva Federal es probablemente la información más deseada por parte de los mercados financieros globales.