Confinamiento por COVID-19 redujo transitoriamente el nivel de seis contaminantes

Durante la pandemia, se encontró que en el segundo y tercer trimestre de 2020 disminuyó entre 13% y 65% la concentración de contaminantes como óxidos de nitrógeno (NOX), monóxido de nitrógeno (NO), dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2), partículas de fracción gruesa (PMCO) y monóxido de carbono (CO)

207

Ciudad de México.- El documento de trabajo realizado por el área de Estudios Económicos de BBVA México, “¿El confinamiento por COVID-19 redujo la contaminación del aire?” presenta evidencia estadística rigurosa de la influencia de la drástica reducción de la movilidad, derivada de la pandemia por COVID-19, sobre los niveles de concentración de los contaminantes que afectan la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), que incluye a la Ciudad de México y a los municipios conurbados del Estado de México. Los resultados pretenden contribuir al debate sobre las estrategias de reducción de la movilidad para la restauración de una calidad del aire “buena”.

La pandemia por COVID-19 en 2020 trajo consigo la implementación de drásticas limitaciones a la movilidad, en conjunto con la reducción o suspensión de diversas actividades económicas. El fuerte confinamiento ocasionó una caída súbita de la movilidad no observada anteriormente, y con ello la posibilidad de un experimento natural para identificar y medir la respuesta de los contaminantes del aire ante esta disminución.

La medición del efecto de la movilidad restringida y el bajo nivel de actividad económica sobre la calidad del aire se estimó a partir de modelos econométricos de datos panel con información diaria, utilizando la metodología de errores estándar de Driscoll & Kraay, la cual permite corregir problemas de paneles largos y dependencia de sección cruzada.

La investigación en el documento estudia la variación de diversos contaminantes en el aire durante los primeros cinco trimestres tras el inicio de la pandemia, del segundo trimestre de 2020 al segundo de 2021. El escenario de comparación, el contrafactual, corresponde a la tendencia mostrada por cada uno de los contaminantes entre 2015 y 2019, controlando por las variables atmosféricas de temperatura, humedad relativa, velocidad del viento y precipitaciones pluviales, así como la diferencia en la actividad humana en los diferentes días de la semana.

Se analizaron los niveles de nueve contaminantes en el aire en la ZMVM: dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitrógeno (NOX), monóxido de nitrógeno (NO), dióxido de nitrógeno (NO2), monóxido de carbono (CO), ozono (O3), partículas finas y ultrafinas (PM2.5), partículas gruesas y finas (PM10) y partículas de fracción gruesa (PMCO).

El estudio de BBVA México encuentra que en el segundo y tercer trimestre de 2020 hubo caídas significativas de los niveles de concentración de los contaminantes de NOX (-35%, -19%), NO (-65%, -21%), NO2 (-25%, -18%), SO2 (-26%, -33%), PMCO (-13%, -26%) y CO (-13%, sin efecto) con respecto al escenario base. Por su parte, los contaminantes PM2.5 y PM10 mostraron una reducción solamente en el tercer trimestre de 2020, pero no cayeron durante el segundo trimestre. No obstante, los niveles de concentración de O3 presentaron un aumento significativo en el segundo trimestre de 2020 de +17% en comparación con el escenario base.

Es decir, el fuerte confinamiento, la reducción de la movilidad y la contracción de las actividades económicas provocados por la pandemia por COVID-19, redujeron la concentración de seis contaminantes del aire de la ZMVM entre 13% a 65% solo durante el segundo y tercer trimestre de 2020. Estos contaminantes regresaron a sus niveles prepandemia a partir del cuarto trimestre de 2020, por lo que no hubo efectos a mediano y largo plazo en la mejora de la calidad del aire.

Adicionalmente, se analizó la sensibilidad de la concentración de los contaminantes a la disminución de la movilidad en la ZMVM. La variable de movilidad se elaboró a partir de los Informes de Movilidad Local de la empresa Google, los cuales muestran las tendencias de movilidad utilizando los datos agregados y anónimos de usuarios con historial de ubicaciones habilitado.

De acuerdo con el documento de trabajo se encontró que, por cada punto porcentual que disminuyó la movilidad en la ZMVM, disminuyó: 1.47% la concentración de monóxido de nitrógeno (NO), 1.21% la de dióxido de azufre (SO2), 0.81% la de óxidos de nitrógeno (NOX), 0.59% la de dióxido de nitrógeno (NO2), 0.42% la de monóxido de carbono (CO) y 0.40% la de partículas de fracción gruesa (PMCO). En el periodo analizado, del segundo trimestre de 2020 al segundo de 2021, no se observó que la reducción de la movilidad tuviera efectos en reducir la contaminación por ozono (O3), por partículas finas y ultrafinas (PM2.5), y por partículas gruesas y finas (PM10).

En conclusión, bajo estos resultados, el documento de trabajo “¿El confinamiento por COVID-19 redujo la contaminación del aire?”, señala que la disminución de la movilidad tiene un efecto positivo sobre la calidad del aire en la ZMVM, ya que contribuye de manera significativa a reducir la concentración de seis compuestos químicos y partículas suspendidas. Sin embargo, su incapacidad de controlar las concentraciones de O3, PM2.5 y PM10 (contaminantes que han sobrepasado los niveles permitidos por la Norma mexicana generando los episodios de contingencia ambiental en la ZMVM) señala que es necesario implementar programas que atiendan no solo la reducción de fuentes móviles de contaminación, sino políticas integrales que atiendan la contribución de emisiones de fuentes de área.

Programas como “Hoy No Circula” contribuyen a disminuir la contaminación por fuentes móviles de manera temporal, pero de no acompañarse de programas para atender fugas de gas L.P. en hogares y establecimientos particulares, o si no se limita el contenido de Compuestos Orgánicos Volátiles (COV) en productos (cosméticos y productos domésticos) y se regulan las emisiones por residuos, su capacidad para mejorar la calidad del aire de la ZMVM se verá muy limitada. De forma paralela, es importante implementar políticas públicas que reduzcan estas fuentes móviles de forma permanente como son incentivar la producción y compra de autos eléctricos e híbridos, mejoras en el transporte público, así como la construcción de nuevas viviendas cerca de los centros urbanos para reducir las distancias de traslado.