Control de gasto operativo y menor carga fiscal de Pemex

La fuerte caída de los ingresos propios de Pemex en 2020 contribuyó significativamente a la generación de un balance financiero negativo por 110,875 millones de pesos

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Ciudad de México.– Después de que el balance financiero de Pemex había mejorado de manera progresiva entre 2016 y 2019, este indicador revirtió su tendencia ante la significativa caída de los ingresos propios y, en menor medida, por un aumento en el gasto total en 2020

Los principales factores que explican esta reversión son el desplome en el precio del petróleo, la caída en las exportaciones petroleras y la contracción en las ventas internas. Todos estos factores fueron producto de la crisis global causada por la pandemia del Covid-19. Por su parte, el aumento en el gasto total en 2020 se debió principalmente al incremento en el gasto programable a pesar de la disminución en el costo financiero de Pemex.

Es importante señalar que el servicio de la deuda de Pemex había mostrado una tendencia creciente entre 2014 y 2018 al haber pasado de 42,659 millones de pesos a 122,057 millones de pesos.

Analizando el gasto programable, se puede observar que su aumento es explicado principalmente por el incremento en el monto de inversión total en 2020 (Gráfica 3). Este indicador pasó de 196,189 millones de pesos en 2019 a 231,639 millones de pesos en 2020.

Más adelante veremos que la mayor inversión en 2019 y 2020 parece haber sido un factor relevante para frenar la caída en la producción petrolera. Por su parte, Pemex ha sido relativamente exitoso en controlar el gasto de operación en los años recientes después de que este alcanzara niveles cercanos a 200,000 millones de pesos en 2015 (Gráfica 4). Cabe mencionar que esta evolución favorable del gasto operativo se explica principalmente por otros gastos, en los cuales se incluyen los servicios generales, y las pensiones y jubilaciones.

La evolución del ingreso corriente en 2020 fue desfavorable al mostrar una significativa contracción anual de 36.5%. No obstante, la decisión del gobierno por continuar aligerando la carga fiscal de Pemex en 2020 contribuyó a que los ingresos propios de la empresa registraran una caída anual de 22.2%.

Estas acciones influyeron significativamente para que la proporción de impuestos y derechos en el ingreso corriente se redujera a 32.8% en 2020 después de haber alcanzado un nivel de 74.1% en 2005 (Gráfica 6). No obstante, esta reducción en la carga fiscal de Pemex se traduce en mayores presiones fiscales para el gobierno federal.

En los últimos dos años la inversión total ha registrado un aumento progresivo al pasar de 9,455 millones de USD en 2018 a 10,783 millones de USD en 2020 (Gráfica 7). Estos dos incrementos anuales recientes parecen haber contribuido a que se haya frenado la caída en la producción petrolera durante 2020 (Gráfica 8). Asimismo, el desarrollo de alrededor de 20 nuevos campos petroleros ha sido un factor relevante en la estabilización de la producción petrolera ante el declive natural de los viejos yacimientos de hidrocarburos.

En los años recientes las finanzas de Pemex han sido beneficiadas por reducciones significativas en la tasa del Derecho de Utilidad Compartida, estímulos fiscales y aportaciones patrimoniales alineadas al perfil de vencimiento de su deuda de corto plazo. Este paquete de apoyo financiero del gobierno federal sin lugar a dudas ha contribuido a mitigar el impacto adverso de la pandemia por Covid-19 así como a disminuir considerablemente el endeudamiento neto de Pemex.

Asimismo, el incremento en el monto de inversión total de los últimos dos años parece haber influido favorablemente sobre la producción petrolera, la cual se ha estabilizado en alrededor de 1.7 millones de barriles diarios con la expectativa de que se incremente en 100 mil barriles diarios adicionales para finales de 2021.

En nuestra opinión, resulta cuestionable que durante los siguientes años Pemex pueda recibir paquetes de apoyo financiero similares a los de 2020 y 2021. Para mejorar sus finanzas de una manera más permanente, la empresa productiva del Estado tendrá que controlar mejor su gasto operativo y enfocar su inversión en los campos petroleros más productivos.

Adicionalmente, sería adecuado que se retomaran las asociaciones con el sector privado (farmouts), lo cual le permitiría a Pemex atraer capital y conocimiento para la exploración y producción de nuevos campos, en particular en aguas profundas.

Hacia delante, Pemex tendrá más dificultades para obtener financiamiento en términos competitivos debido al creciente número de inversionistas globales que adoptan criterios de sustentabilidad ambiental en sus decisiones de inversión.