Ciudad de México.- El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) afirmó que no es una buena idea una política gubernamental de control de precios para frenar la inflación porque dañaría la economía en su conjunto y perjudicaría la competencia.
“Sería muy dañino para la economía recurrir a topes o controles de precios o a mecanismos de intervención que perjudiquen la competencia, que es a la larga el mejor elemento de disciplina de los precios en los mercados”, indicó el organismo empresarial.
“Lo importante es que se deje actuar al Banco de México (Banxico) en lo que le corresponde y utilizando sus instrumentos de manera autónoma y encontrar formas en las que las presiones sectoriales sobre los precios se puedan mitigar por la vía de mejor funcionamiento de los mercados y quizá con algunos apoyos temporales”, agregó.
De acuerdo con el CEESP, la inflación se mantendrá elevada por un tiempo, manteniéndose dentro del rango objetivo debajo del 4 por ciento.
El Banco de México tiene una meta de inflación de 3%, la cual se alcanzará después del primer trimestre de 2024.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha aplicado una serie de estímulos fiscales para mantener el precio de la gasolina estable y en una senda que sólo se actualice por el ritmo de la inflación.
“No solo se ha activado la totalidad del estímulo sobre el IEPS de gasolinas, sino también un incentivo adicional que será acreditado contra el ISR o el IVA, a fin de apoyar la economía de los hogares y evitar incrementos en los costos de transporte de mercancías en nuestro país”, dijo la dependencia a cargo de Rogelio Ramírez de la O.
Una de las mayores preocupaciones para 2022 es la pronunciada elevación del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC). Es decir, hay un repunte importante de la inflación observada.
“Su rápido incremento a partir de prácticamente hace un año refleja una ola global. En Estados Unidos, el aumento de los precios entre febrero de 2021 y el mismo mes de 2022 fue 7.9%, mayor que la inflación de 7.3% en México”, explica el CEESP.
Añadió que el fenómeno a escala global es resultado de la disrupción de las cadenas de oferta provocada por la pandemia en diversos países. A ello, se suma el fuerte apoyo al consumo de los hogares en Estados Unidos financiado con recursos fiscales, así como distorsiones derivadas de la guerra en Ucrania, cuyos efectos se resienten en productos como trigo y maíz.
“Los precios de diversas materias primas a nivel internacional, commodities, han aumentado significativamente, como es el caso de la carne de res y cerdo. Todos los factores señalados han sido agravados en ocasiones por congestionamientos del transporte y pronunciados aumentos en las tarifas de cargo”, puntualizó.
Aunque internamente se aprecian algunas presiones de demanda resultado de la gradual apertura de la actividad económica, se puede afirmar que la raíz de la inflación que se vive en el país es mayoritariamente causada por factores externos, señaló el organismo.
“Esto último hace que el fenómeno sea fundamentalmente distinto al observado en México en experiencias anteriores como las de 1982, 1987 o 1995”, expuso.