Londres.- Los precios del petróleo bajaban por séptima sesión consecutiva el viernes a cerca de mínimos de tres meses y se encaminaban a registrar una pérdida semanal de más de 6%, debido a que nuevas cuarentenas en países que enfrentan un aumento de casos de la variante Delta mermaron el panorama para la demanda.
La aversión al riesgo en general entre los inversores también pesaba sobre el petróleo debido a que el dólar saltaba a máximos de nueve meses, ante las señales de que la Reserva Federal está considerando reducir su estímulo este año.
«La propagación de la variante Delta en medio de un crecimiento económico moderado y las perspectivas de una política monetaria más restrictiva están creando ondas a corto plazo en el mercado de materias primas», dijeron analistas de materias primas de ANZ en una nota.
«Las crecientes restricciones a la movilidad están generando preocupación por la demanda de petróleo».
A las 10:42 GMT, los futuros del crudo Brent caían 42 centavos, o un 0,6%, a 66,03 dólares por barril, cerca de su nivel más bajo desde mayo y acumulando un desplome del 6% en la semana.
El contrato de futuros del crudo West Texas Intermediate (WTI) de Estados Unidos para entrega en septiembre, que expira el viernes, cedía 49 centavos, o un 0,8%, a 63,2 dólares por barril y sumaba una caída de más de un 7% en la semana.
«Los más recientes confinamientos en las principales economías del mundo probablemente han perjudicado las actividades económicas y las proyecciones de crecimiento para los próximos meses», dijo Margaret Yang, estratega de DailyFX, con sede en Singapur.
«Japón ha extendido su confinamiento de emergencia y los casos confirmados están aumentando en países como Corea del Sur, Malasia, Filipinas, Vietnam y Tailandia, cuyas industrias necesitan petróleo, que también se verá afectado por la variante Delta», agregó Yang.
China ha impuesto nuevas restricciones con su política de «tolerancia cero» al coronavirus, que afectan al transporte marítimo y las cadenas de suministro globales, y Estados Unidos y China han impuesto límites recíprocos a la capacidad de vuelo.
En tanto, brotes de la variantes Delta en Australia y Nueva Zelanda también han motivado confinamientos estrictos.