Fráncfort.- Los persistentes cuellos de botella en la cadena de suministro y el aumento de los costes de la energía están ralentizando el crecimiento de la zona euro y mantendrán la inflación alta durante más tiempo del que se pensaba, dijo el lunes la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde.
El BCE ha apostado por un rápido descenso de la inflación el próximo año, pero los dirigentes monetarios admiten ahora abiertamente que sus previsiones, ya revisadas al alza en varias ocasiones, siguen siendo demasiado bajas, a medida que van haciendo mella las tensiones de la economía mundial.
Sin embargo, Lagarde siguió rebatiendo los llamamientos y las apuestas del mercado a favor de una política monetaria más estricta, reiterando el mensaje del BCE según el que es improbable que se den las condiciones para subir las tasas interés el año que viene, ya que se sigue viendo la inflación por debajo del objetivo del 2% del banco a más largo plazo.
«La escasez de materiales, equipos y mano de obra está pesando sobre la producción manufacturera, debilitando las perspectivas a corto plazo», dijo en una audiencia de la comisión de asuntos económicos del Parlamento Europeo.
La inflación alcanzó el 4,1% el mes pasado y podría acercarse a niveles cercanos al 4,5% a finales de año, antes de un lento descenso que la situará de nuevo por debajo del objetivo del BCE sólo hacia finales de 2022, según prevén los economistas.
Lagarde añadió que es probable que los cuellos de botella disminuyan el año que viene y que los futuros de la energía también apuntan a un descenso notable el año que viene, lo que sugiere que la inflación bajará, aunque la normalización de los precios tarde más tiempo.
«Seguimos viendo que la inflación se moderará en el próximo año, pero tardará más en bajar de lo que se esperaba inicialmente», añadió Lagarde.
El BCE prevé que la inflación media anual vuelva a situarse por debajo del 2% el próximo año, una cifra que probablemente esté desfasada, ya que las estimaciones privadas, junto con las proyecciones de la Comisión Europea, apuntan todas a un crecimiento de los precios superior al 2%.
Lagarde añadió que los salarios también podrían responder a esta inflación, pero repitió que el BCE aún no prevé que el crecimiento de los precios se prolongue más allá de los llamados efectos de segunda ronda.
«Vemos que el crecimiento de los salarios el próximo año podría aumentar algo más que este año, pero el riesgo de efectos de segunda ronda sigue siendo limitado», dijo.