En México, más hambre y pobreza
- Difícil que cumpla con la Agenda 2030 de la ONU
- El rector de la UNAM, Enrique Graue entregó a diputados Informe del Desarrollo 2016
Guillermo Correa
Tiempos más difíciles para el país y los mexicanos auguró el rector de la UNAM, Enrique GraueWiechers, al entregar esta semana a la Cámara de Diputados el Informe del Desarrollo en México 2016. Se trata de un amplio estudio que, como dice uno de los coordinadores, Rolando Cordera Campos, cobra gran importancia porque se da en el contexto del centenario de la Constitución y en una circunstancia histórica crítica ante los profundos cambios en la relación con los Estados Unidos, luego del inicio de su nuevo gobierno el 20 de enero de 2017, lo que obliga, dice, a reflexionar sobre los alcances del proyecto nacional, su condición actual y sus posibles futuros.
Nada escapa al análisis del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo coordinado también por Enrique ProvencioDurazo. De entrada se nos recuerda que el principio fundamental de la Constitución es la distribución equitativa de la riqueza pública, hecho que no va de acuerdo con la realidad pues en el mismo informe se destaca que en los balances de la cuestión social mexicana destacan los pendientes del proyecto nacional de desarrollo: muestran sus discontinuidades en el tiempo, llaman la atención sobre los rezagos en los índices de bienestar, alertan sobre las brechas entre la riqueza acumulada y el acceso efectivo a los derechos, lo que concluye en una desigualdad profunda y resistente.
Del estudio, y a manera de ejemplo sobre los demás temas, interesa el que toca a la seguridad alimentaria porque está muy relacionado con los objetivos del milenio de la Organización de las Naciones Unidas, esto es la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 que asumió y se comprometió a cumplir, sobre todo la reducción de la pobreza multidimensional, la atención a la salud, el derecho a la educación, la igualdad de género, la energía segura, el empleo y el trabajo decente, la desigualdad en la distribución del ingreso, el desarrollo urbano inclusivo, la promoción de una sociedad pacífica y la sustentabilidad del desarrollo.
Reto mayúsculo es la meta de reducir a la mitad la pobreza en un plazo de 13 años –hasta el 2030–. Sólo que por muy optimista que sea el escenario nacional, que no lo es, desde ahora se advierte que ese logro resulta desde ahora imposible de cumplir. Basta señalar que entre 2018 y 2014 el número de pobres se incrementó en dos puntos porcentuales, de 44.2 % a 46.2 %, de acuerdo con las mediciones bianuales, lo que significa que la seguridad alimentaria en México está en entredicho.
Dice el análisis que México cuenta con una disponibilidad suficiente de alimentos para cubrir holgadamente las necesidades mínimas de energía promedio de todos sus habitantes.
En consecuencia no tendría por qué haber hambre. Sin embargo, el 23.4 % de los mexicanos manifiesta sufrir alguna carencia de alimentación .Adicionalmente, en el país coexiste la doble carga de la mal nutrición: desnutrición infantil, anemia en mujeres en edad productiva y el hambre “oculta” con insuficiencia de micronutrientes y proteína, por un lado, y sobre peso y obesidad en niños, jóvenes y sobre todo adultos por el otro, ambas cargas con consecuencias muy negativas para la salud de las personas y para la sociedad.
En este rubro los coordinadores llaman la atención en que las mediciones que realiza el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) –para medir la pobreza—son distintas a las que lleva a cabo la FAO que en la ONU tiene que ver con la alimentación y la agricultura. No obstante, con la institución mexicana se confirma que desde 2006 el nivel de los salarios mínimos se mantuvo prácticamente sin cambios en el período; en cambio, el costo real de la canasta básica creció de manera continua y acelerada, de tal forma que se redujo el poder de compra del salario, principalmente en las ciudades. En 2016, se destaca, el índice nacional de precios de los alimentos se mantuvo hasta 10 puntos arriba del índice general, lo que se traduce en que los grupos de menores ingresos dedican hasta el 40 % de sus ingresos a la compra de comida.
Se indica además que el patrón de consumo en México está muy cargado a los cárnicos, leche, grasas y azúcares, alimentos con alta densidad energética y bajos en contenido de fibra que sumada al estilo de vida más sedentaria se manifiesta en el mal estado nutricional de las personas. Así, la desnutrición crónica (baja talla para la edad) sigue siendo elevada (13.6 %), o sea que esto es uno de los pendientes antes mencionados.
Dada la dimensión, el problema está así: una quinta parte de las personas en México se encuentra sin acceso a alimentos suficientes y de calidad, (1.5 millones de niños desnutridos, 35 % de niños de 5 a 11 años) y adolescentes (de 12 a 19 años) de ambos sexos con sobre peso y obesidad y alrededor del 70 % de los adultos con el mismo problema.
Para la UNAM,cuatro variables son cruciales para estimar la viabilidad del cambio que se pretende en el acceso a los alimentos sanos y en la nutrición: el aumento en el ingreso de las personas, principalmente por el salario, la factibilidad de modificar las distorsiones en el consumo que se asocian al patrón actual, independientemente de las elecciones individuales; la orientación y educación nutricional, cuya responsabilidad se ve difuminada en el espectro de la salud y la educación; y la atención en salud. Dice el informe: La población ocupada (PO) sería la beneficiaria principal, más no exclusiva de las medidas que aquí proponemos. En esta franja no solo se encuentran los productores más desfavorecidos y el mayor número de habitantes en situación de pobreza y carencia alimentaria del país, sino que ahí también se halla un gran potencial productivo que no ha tenido acceso a estímulos, insumos estratégicos y crédito para modernizar sus unidades productivas, incrementando sus rendimientos y producción.
Esta propuesta de PO se complementa con otra, relativa a darle una clara expresión territorial que puede llegar a localidades específicas. Los pueblos medianos y grandes en México son muy a menudo “pueblos agrícolas” y es necesario habilitarlos, equiparlos con infraestructura y alentar en ellos la formación de verdaderos “clústeres” de actividades agroindustriales, integrarlos a cadenas de valor que le den salida y precios justos a la producción agrícola. Esencialmente, la estrategia propuesta —con prioridad, pero no limitada a la PO— tiene los siguientes ejes: la difusión de una combinación de bienes o insumos de apropiación privada, disponibles en el mercado con o sin subsidios, la construcción de mejor infraestructura rural —caminos secundarios, bordos, represas, bodegas, etc.— y, sobre todo, de una mucha mayor dotación de bienes públicos, provistos por el gobierno.
Asimismo, se hará necesario una nueva y vigorosa política de crédito hacia los pequeños productores de agricultura familiar o semifamiliar; así como estrategias “hacia adelante” en las cadenas de valor, para garantizarles un mayor ingreso en las fases de transformación, comercialización y distribución. Es importante visualizarlos también dentro de la estrategia de mejoramiento de suelos y las estrategias de conservación de agua y riego sustentable. Pensamos que éstos son los elementos básicos de una estrategia alimentaria y productiva realista, incluso plausible. Sin embargo, es claro que para dar cabal cumplimiento al ambicioso ODS 2 habrán de requerirse del diseño de políticas públicas muy puntuales y bien diseñadas; para ello, es evidente que falta no solo más y mejor información, sino desarrollar modelos y métodos cuantitativos que permitan una mayor precisión.
DESDE EL CENTRO
José Calzada Rovirosa, titular de la SAGARPA, pidió tener confianza en la renegociación del TLCAN porque, a más de 20 años de que entró en vigor, ahora México es 29 mil millones de dólares de alimentos al mundo; sólo a los Estados Unidos le exportamos mil 500 millones de pesos diarios de comida… Por cierto, en maratónica reunión el funcionario se comprometió a que en las negociaciones participe la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario (AMSDA) que preside Héctor Padilla Gutiérrez, quien también encabeza la Secretaría de Desarrollo Rural de Jalisco, El Gigante Agroalimentario de México…Organizaciones rurales integradas en la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina criticaronel recién lanzado programa El Médico en tu Escuela anunciados por los titulares de la Secretaría de Salud, José Narro, y de Educación Pública,…Denunciaron que son víctimas del Seguro Popular, que se basa en la asignación de pasantes de medicina, la escasez de medicamentos y médicos especializados. Rocío Miranda, presidente de la UFIC demandó infraestructura médica digna y de fácil acceso en las comunidades rurales.