Niñez arrebatada en los campos agrícolas
Siglo XXI: Esclavitud infantil en México
Guillermo Correa
México tiene mucha labor en la erradicación del trabajo infantil. Hace una década las cifras oficiales reportaron más de 3.5 millones de menores que no tenían derecho a la educación, sano crecimiento, el juego y mucho menos a la cultura o el deporte. Hoy, según cifras del INEGI, son 2 millones 475 mil 989 los niños que trabajan y no cuentan con esos derechos.
Aunado a la violación de sus derechos infantiles, se estima que cuatro de cada diez trabajan sin un sueldo. Sólo el 28.8 por ciento llega a percibir el irrisorio salario mínimo por una jornada de más de 28 horas a la semana.
La mayoría de esos niños se encuentra en las áreas rurales del país (siete de cada 10). Los niños realizan arduas tareas, hay niños que trabajan bajo un ardiente sol, a 40 grados centígrados a la sombra, como el de Sonora, en las plantaciones o labores del campo. Mientras que las niñas, realizan trabajos domésticos.
Casi es por tradición y se debe a la falta de educación, a la falta de oportunidades, en esas áreas hay pocas escuelas, la mayoría se caen a pedazos o carecen de material didáctico básico.
También se debe a la precariedad en que se vive en estas zonas, lo que orilla a los padres a obligar a sus hijos a trabajar incluso desde los cinco años.
La Convención Sobre los Derechos del Niño determinó que es primordial para ellos el descanso y el entretenimiento, así como el esparcimiento y las actividades recreativas que correspondan a la edad. En México, como en varias partes del mundo, no sólo carecen de esos derechos, también del derecho a la educación, a condiciones de vida adecuadas y a la libre participación en la vida cultural y artística.
El Gobierno mexicano establece que se puede contratar menores de 15 años en adelante. La Organización Internacional del Trabajo explica que mientras no atente contra la salud de los menores, estos pueden trabajar en actividades del hogar, participar en un negocio familiar o las tareas que realizan fuera del horario escolar o durante las vacaciones, estas actividades sirven al desarrollo de los menores.
En nuestro país, las actividades que hacen estos niños son extremas, muchos incluso viven como esclavos, bajo explotación laboral, lejos de sus familias, viajando constantemente para conseguir empleos mal remunerados, en los que incluso arriesgan la vida, como el caso de los niños jornaleros de San Quintín, en Baja California.
Hace un par de meses la Secretaría de Educación y Bienestar Social de Baja California Norte, firmó un acuerdo de colaboración con las entidades vecinas, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Oaxaca y Guerrero, para intensificar la atención educativa de los niños hijos de jornaleros agrícolas migrantes.
Cifras de la UNICEF revelan que 44 por ciento de las familias jornaleras cuentan, al menos, con un niño o niña que aporta 41 por ciento de los ingresos al hogar.
Actualmente en Baja California trabajan más de siete mil niños en los campos agrícolas en el Valle de San Quintín, Ensenada, donde hace dos años los jornaleros denunciaron vejaciones, abuso sexual y explotación infantil.
De entrada, en las plantaciones los jornaleros carecen de seguro social y de atención médica adecuada. No existen los contratos, por lo que los patrones no tienen responsabilidad ante cualquier accidente.
Y la presencia de un médico es lo menos que podrían proporcionar las compañías, porque es común la insolación, la intoxicación ante el uso de productos tóxicos, picaduras o mordeduras de animales. Son comunes las enfermedades de la piel, de los ojos, respiratorias. Esto es a lo que se exponen los niños que trabajan y debería indignarnos.
En 2009 el DIF Nacional reportó que eran 9 mil 795 niños y niñas en esta situación. Estos menores se enfrentan a las adicciones, entrando a un círculo vicioso del cual es muy difícil salir.
Aunque las cifras del INEGI muestran que disminuyó la cantidad de menores que trabajan, un estudio de Víctor Inzúa Canales, académico de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, asegura que la cifra no dista a la de hace 10 años, hoy 3.6 millones de niños mexicanos trabajan y esta cifra representa la mitad del total para la región de América Latina y el Caribe, según cifras de la Unicef y de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo.
Otro grave problema es la situación de los niños de calle, que se exponen a la delincuencia organizada, que los recluta para la venta y tráfico de drogas, incluso para la prostitución.
Es urgente cambiar las políticas públicas, encaminarlas a erradicar la pobreza y en el camino acabar con el trabajo infantil. Parece sencillo prohibirlo, impedir que se emplee a los menores. Sin embargo, con el 22 por ciento de los jóvenes en México en situación de ninis, hay que poner atención en qué sucedería con los niños que sí se emplean en algo y no han caído en manos del crimen organizado, quedarían más expuestos a unirse a grupos delictivos, o a la prostitución.
La UNICEF informó que un 25 por ciento de niños y niñas mexicanas (diez millones aproximadamente) vivían en condiciones de pobreza alimentaria entre 2006 y 2008. En este estudio se señala que los menores que viven en las zonas rurales se enfrentan a más desventajas que los que viven en ciudades. Y, de ellos, los indígenas son los que se encuentran entre los grupos más vulnerables de México.
En el Día Mundial de la Erradicación del Trabajo Infantil, este 12 de junio, destacó que hay más de 168 millones de niños que trabajan, y la mitad arriesgando su vida, según cifras de la ONU y diversos organismos dedicados a terminar con esta aflicción.
La agricultura es el sector con mayor número de niños en situación de trabajo infantil (98 millones de niños), seguido del sector servicios (54 millones) y la industria (12 millones).
Otro problema que agrava la situación es el cambio climático. Los basureros a cielo abierto se han convertido en una lucrativa y de fácil acceso fuente de ingresos también para los menores.
Por otra parte, cifras de la ONG que ayuda a la educación de niños y niñas Plan Internacional, destaca que 10 millones de menores (el 67% niñas) trabajan en el servicio doméstico en condiciones de esclavitud, «ocultos» en las viviendas de sus empleadores sin que sus actividades puedan ser controladas.
El Gobierno mexicano deberá enfocarse en cómo erradicar la pobreza y evitar así la necesidad de los menores a aceptar ser esclavizados o explotados. Porque a pesar de que hay quienes trabajan para alcanzar una vida digna y lo logran, hay 3.6 millones que viven al día, en cuartos de láminas o madera, sin un baño, sin alimentos, sin juegos, sin su niñez.
DESDE EL CENTRO
Lo que sucedió recientemente con las alumnas de una Normal Rural de Aguscalientes, no debe repetirse. Pero funcionarios y políticos de todos los partidos políticos están empeñados en que no sea así y el caso de Ayotzinapa amenaza con que los hechos de Iguala, Guerrero, se extiendan. El caso es que la represión contra estudiantes de origen campesino e indígena se da también en Chiapas, Oaxaca, Hidalgo, Michoacán… Por eso hay que sumarse a la demanda de Coordinadora Nacional Plan de Ayala, CNPA MN, que encabeza Francisco Jiménez Pablo y Alberto Galindo, para que cesen los hostigamientos a las normales rurales. Urge que la CNDH actúe con la severidad que lo hace cuando defiende derechos humanos de los delincuentes… Reporta la SAGARPA grandes avances en la actividad pesquera del país. Son inmensos los logros que se pueden dar aún más en este sector vital para el combate del hambre en México. José Calzada Rovirosa lo sabe muy bien… Con el PRI otra vez en el poder estatal del Estado de México y de Coahuila, seguirán los despojos a los nativos de esas entidades.
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