El Grito
Guillermo Correa
La historia nos recuerda que hace 217 años se inició la guerra de independencia de México y como es costumbre se reitera El Grito con que Miguel Hidalgo llamó a sublevarse en contra del virreinato de la llamada Nueva España. Aunque no hay documentos de la gesta, jamás se ha puesto en duda de que una de sus demandas fue: ¡Muera el Mal Gobierno! Expresión que desde entonces se ha repetido cada año —con algunas excepciones–, solo que ahora la población lo pide con mayor fuerza, sobre todo a partir de la entrada formal del país al neoliberalismo lo que sucedió con Carlos Salinas de Gortari al tomar decisiones radicales que, sin consultar realmente a la ciudadanía, tienen otra vez a la Nación mexicana postrada frente a otro imperio, el de la globalización que encabeza Estados Unidos, aunque Donald Trump pretenda replegarse con el proteccionismo a su economía.
Como resultado de esa lucha México logró una soberanía que con el paso del tiempo tuvo que ser rescatada una vez más 117 años después con el inicio de la Revolución Mexicana para combatir la concentración de la riqueza en unas cuantas personas protegidas por el régimen de Porfirio Díaz. Pero fue hasta el mandato del general Lázaro Cárdenas en que el saldo de millones de muertes fructificó con la nacionalización de industrias, principalmente la petrolera, y la entrega masiva de tierras a sus auténticos dueños, los campesinos e indígenas. Cierto es que el país se desarrolló hasta que la corrupción empezó a quebrantarlo una vez más con el gobierno de Miguel Alemán. Hoy el flagelo es de tal dimensión junto con la impunidad que no es difícil advertir que estamos peor que antes. Los recursos energéticos, pese a que se pida hablar de lo bueno, ya no son en los hechos propiedad de la Nación. La verdad es que se han concesionado a empresas extranjeras y para prueba está el Oro Negro, la Energía Eléctrica, las minas de empresas que saquean los metales preciosos; las playas y bosques explotados por capital trasnacional, además de una peligrosa dependencia alimentaria que obliga a comprar al extranjero la comida que demandamos los mexicanos. Todo esto acompañado con una explotación que esclaviza la mano de obra repitiéndose lo peor de la época porfirista con su correspondiente matiz dizque modernizador.
Hay que agregar una violencia sin precedente que haría ruborizar al cronista Manuel Payno, la escasez de satisfactores sociales que ha convertido a la mayoría de los mexicanos en parias faltos de justicia. Por si fuera poco están las tragedias provocadas por los desastres naturales que cada año son más frecuentes y devastadoras. Debido a lo mencionado que no es todo, y con la alegría en medio del sufrimiento que caracteriza a los mexicanos, podemos asegurar que los gritos de festejo se han convertido en alaridos de clamor.
Los hay de rabia si pensamos en lo que padecen los padres de los 43 estudiantes rurales de Ayotzinapa, los familiares de miles de desaparecidos, secuestrados y asesinados –sin deberla— por una absurda guerra contra el narcotráfico con consecuencias de nunca acabar. También están los gritos de desesperación emitidos por los damnificados del terremoto de mayor intensidad que haya pegado al sureste de la República Mexicana, y que dejó a millones de pobres ahora sí, prácticamente, sin nada. Y qué decir de las exclamaciones de connacionales migrantes amenazados con la deportación por un gobierno xenófobo como el de Estados Unidos. Los gritos por hambre, que se hacen más fuertes al saber que a su nombre se lucró quedándose con miles de millones de pesos de la ayuda destinada a ellos por una Secretaría supuestamente encargada del Desarrollo Social (SEDESOL). O de quienes se ignora cómo hacen para sobrevivir con 20 pesos al día, según instituciones encargadas de contar y focalizar la pobreza como el INEGI, la CONEVAL u OXFAM, ésta última con reconocimiento internacional.
En su más reciente informe OXFAM aclara que la desigualdad en México es significativamente alta y que para el presente sexenio el cambio para combatirla fue prácticamente nulo. En otras palabras, en 2012, el 10% más rico de los mexicanos ganaba 25 veces el ingreso del mismo porcentaje más pobre. Hoy, de acuerdo con las cifras, el 10% más rico de la población gana 23 veces más. Lo anterior, aunque represente una mejora, aún refleja un nivel inaceptable de desigualdad. Con mejor claridad: Las 12 millones de personas más ricas del país tienen el mismo ingreso que las 84 millones de personas más pobres. Con base en documentos oficiales, el organismo internacional sostiene que si bien se han registrado incrementos en el ingreso de la mayor parte de la población durante lo que va del período sexenal que ha transcurrido, este no alcanzan ni para comprar un kilo de tortilla que cuesta 15 pesos en la mayor parte del país. ¿Y si alguien de la familia se enferma?
En la realidad, se cita en el estudio, la desigualdad en México es tan grande y los ingresos de los más pobres tan pocos, que sería incluso ingenuo pensar que estas “mejoras” en los ingresos resolverán los problemas económicos y sociales de México en poco tiempo. Sobra decir que por esta razón, se debe evitar un discurso triunfalista con respecto al tema. Conclusión: Si se pretende que esta situación empiece a mejorar la mayor parte de la población mexicana tendrá que soportar 120 años más. Y eso, agregamos, si no se pone un freno a la creciente corrupción e impunidad que ha caracterizado a la actual administración pública.
Por eso es que, ante la perspectiva que abren las elecciones presidenciales del próximo año, el Grito que se impone cada día es el de la Esperanza, a pesar de que millones nos mostremos desconfiados. De ser así, la desgracia seguirá como una fatalidad.
DESDE EL CENTRO
México recién expulsó al embajador de Corea del Norte, Kim Hyong Gil, por los ejercicios nucleares efectuados desde la nación asiática. Sin embargo, recibió con honores al primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahou, quien simpatizó con la construcción del Muro que quiere Donal Trump en la frontera con México y está acusado de llamar al genocidio de palestinos… Por enésima ocasión no habrá cena oficial por los festejos patrios, debido al terremoto y huracanes. Sólo Grito que en algunas regiones es desgarrador… James Mattis, secretario de la Defensa de EU será testigo del desfile militar mexicano con motivo de la Independencia… Gran reconocimiento a la labor desempeñada por soldados y marinos en el auxilio a nuestros paisanos en desgracia… En cambio se repudia la falta de solidaridad de políticos y empresarios que lucran con la tragedia… Mario Aguilar, titular de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CONAPESCA) fue acusado por organizaciones de la sociedad civil de cometer negligencias, omisiones e incumplimiento de leyes y ordenamientos de protección para la Vaquita Marina en peligro de extinción. Por protestar, integrantes de Greenpeace fueron expulsados del Senado de la República.