Mexicanos ya no creen en las promesas de cada seis años
Guillermo Correa
No hace mucho que el gobierno presumió que en esta administración los trabajadores han recuperado el 40 por ciento de su poder adquisitivo, fantasía que en cualquier parte de la República se desmiente. Hoy el kilo de carne de res se cotiza al consumidor en un promedio de 140 pesos, el kilo de huevo se ofrece en la capital del país hasta en 40 pesos y en algunas entidades norteñas ha llegado casi al doble. La leche, necesaria para los niños, cuesta unos 14 pesos el litro, si bien es cierto que LICONSA la regala a peso en regiones marginadas con el objetivo de cambiar el alimento por votos para el PRI, como sucedió en mejores tiempos para el institucional con los llamados Tortibonos.
Lo anterior viene a cuento debido a que hoy el sistema neoliberal festeja con ganas de quedarse con lo poco que ganan quienes viven sobre todo en las grandes ciudades. Para ello se aprovecha del Día de la Amistad que nada de amistoso tiene por parte de quienes gobiernan y mienten al decir que se vive mejor que antes, cuando no cesan los aumentos de precio a la gasolina, la energía eléctrica, el gas, el diésel –básico para las actividades agropecuarias y pesqueras—; en servicios y demás artículos cada vez más lejos de la mayor parte de la población que gana apenas el salario mínimo de 88.36 pesos diarios, lo que va acompañado de más despojos a los derechos de los trabajadores del campo y de la ciudad.
Según el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM, la perspectiva de los trabajadores asalariados en México, de entre los 101 millones de pobres que considera el investigador Julio Boltvinik en sus diferentes niveles de pobreza, es morir de hambre, pues el nivel de vida continuará descendiendo hasta límites sobrecogedores.
El Reporte de Investigación 128 que se dio a conocer el pasado 31 de enero, resalta que en las últimas décadas más de seis millones de campesinos han sido despojados de su tierra y de su relativa tranquilidad. Han sido arrojados al camino de la miseria y la violencia, de la migración forzada, a la delincuencia, o en el mejor de los casos, a diferentes actividades económicas, con cada vez más empleo precario informal o formal.
La economía mexicana ha enfrentado un crónico, raquítico e insuficiente crecimiento económico durante las tres últimas décadas y las perspectivas y proyecciones económicas, políticas y sociales del Estado, para los próximos años amenazan con no dar para más. El partido político actualmente en el gobierno (PRI) junto con su candidato a la Presidencia de la República –José Antonio Meade Kuribreña— impulsa, como siempre, una política dogmática basada en la absoluta sumisión y la continuidad, garantizada por un probado, disciplinado y sumiso tecnócrata egresado del ITAM.
Por otro lado, en los círculos cercanos y en las propuestas de gabinete de todos los otros partidos políticos, incluyendo aquellos que se llaman de izquierda, proliferan también los funcionarios que están en contra de las clases trabajadoras, van desde aquellos viejos priistas hoy disfrazados de la “esperanza de México” –Andrés Manuel López Obrador– hasta abiertos entusiastas en favor de la depredación del campo mexicano por trasnacionales como Monsanto.
Los especialistas de la Facultad de Economía de la UNAM dicen también que todo ese espectro de los partidos políticos que durante 2018 estarán volteando al pueblo sólo para pedir votos y luego olvidarse de sus promesas vacías y lemas de campaña. Y advierten que sea cual sea el que gane, habrá seis años más de lo mismo para el pueblo mexicano. Más pobreza, inseguridad, impunidad, corrupción, represión y despojo. No obstante, los académicos universitarios reconocen que todo lo enumerado no es el fin y que de alguna manera tendrá que llegar el cambio.
Mientras tanto, se refieren al salario mínimo en México y lo califican de inconstitucional ya que claramente, exponen, no es suficiente para satisfacer las necesidades materiales, sociales y culturales de un jefe de familia, ni para proveer de educación obligatoria a sus hijos.
Al contrario, acusan, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI) sólo ha servido para quitar alimentos de la mesa de los trabajadores y negar el acceso a la educación a sus hijos. La pérdida acumulada del poder adquisitivo en treinta años, del 16 de diciembre de 1987 al 26 de octubre del 2017, es del 80.08%, medida de acuerdo a la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR).
De acuerdo con su reporte titulado Otra derrota social y política de las clases trabajadoras: los aumentos salariales que nacieron muertos, hace tres meses el salario mínimo era de 80.04 pesos diarios, mientras que el precio de la CAR llegó a 245.34 pesos diarios, es decir con el salario mínimo únicamente se podía adquirir el 32.62 por ciento de la canasta. A esto se suma el hecho del poco control que ha tenido el Estado sobre el incremento de precios de los bienes indispensables, incurriendo en el incumplimiento del artículo 28 constitucional, párrafo tercero, donde se indica que “Las leyes fijarán bases para que se señalen precios máximos a los artículos, materias o productos que se consideren necesarios para la economía nacional o el consumo popular, así como para imponer modalidades a la organización de la distribución de esos artículos, materias o productos, a fin de evitar que intermediaciones innecesarias o excesivas provoquen insuficiencia en el abasto, así como el alza de precios. La ley protegerá a los consumidores y propiciará su organización para el mejor cuidado de sus intereses”.
Con gráficas los economistas de la UNAM sostienen que sólo ha existido un momento en la historia reciente donde el salario permitía adquirir los alimentos recomendables y después de ello tener un sobrante. Las fijan el 16 de diciembre de 1987, hace 30 años, fecha en la que con un salario mínimo alcanzaba para comer y hasta un poco más, desde entonces no ha existido la posibilidad de recuperar el poder adquisitivo. Prueba de ello es que de 2015 a estos días la Canasta aumentó 44,33 pesos, pero los minisalarios ni siquiera 10 pesos.
Detallan además que para poder comprar la Canasta Alimentaria en 1987 eran necesarias 4 horas y 53 minutos, por lo que le restaban al trabajador 19 horas y 7 minutos para transportarse, comer, asearse, convivir con su familia, salir a pasear, dormir, etcétera. Sin embargo, en enero de 2013 el tiempo de trabajo necesario para adquirirla ya era de 21 horas con 13 minutos. Y tres años después, el 16 de octubre de 2016, únicamente le quedaban 7 minutos, en total, para realizar el resto de sus actividades, debido a que el tiempo necesario que había que laborar para alcanzar la CAR era de 23 horas con 53 minutos. Al 26 de octubre de 2017 el tiempo de trabajo necesario para comprar la CAR ha sobrepasado un día completo llegando por primera vez a las ¡24 horas con 31 minutos!
Finalmente, a menos de un año de terminar el sexenio de Enrique Peña Nieto, aseguran los del CAM de la UNAM que se ha registrado una de las mayores pérdidas del poder adquisitivo de las últimas décadas. Y recuerdan aquél discurso presidencial relacionado con el último incremento salarial de 80.04 a 88.36 pesos diarios: “Con este aumento, en los últimos cinco años, el salario mínimo ha tenido una recuperación de 20 por ciento en términos reales; esto es, 45 por ciento en términos nominales, lo cual no había ocurrido hace más de 30 años”.
Una declaración totalmente fuera de la realidad, comprobada a diario por más de 100 millones, según Boltvinik, de miserables. Feliz Día de la Amistad.
DESDE EL CENTRO
La trasnacional mexicana Grupo Bimbo acaba de comprar Grupo Mankattan, una de las principales industrias panificadoras de China… Hoy es gran día para los productores de flor… El Comité por la Defensa de los Derechos Indígenas de Oaxaca denunció agresión en Miahuatlán con saldo de tres asesinados. Los hechos sucedieron, dicen en comunicado, luego de reunirse con gente del gobernador Alejandro Murat… Otra agresión denunciada fue contra el Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAIZ). Regresaban de la Ciudad de México después de protestar contra la Secretaría de Energía (SENER) a la que exigen la cancelación definitiva del Proyecto Hidroeléctrico Coyolapa Atzala, propiedad de Minera Autlán. Acusan al alcalde de Tlacotepec de Díaz, Puebla, Cirilo Trujillo Lezama, porque está al servicio de la empresa…