Ciudad de México.- El débil crecimiento de 0.2 por ciento que registró la economía mexicana durante el primer semestre del año se explicó principalmente por una contracción en la inversión y en el consumo del Gobierno.
De manera particular, la formación bruta de capital fijo (inversión) le restó 0.8 por ciento al Producto Interno Bruto (PIB) durante la primera mitad del año, según el reporte trimestral de oferta y demanda global de bienes y servicios publicado por el Inegi.
Los niveles de inversión han significado un lastre para el crecimiento económico del país durante los últimos tres trimestres. Tan solo en el periodo abril-junio, este indicador cayó 7.3 por ciento anual, lo que representó su mayor contracción desde 2009, año en el que la crisis mundial impactó a la economía mexicana.
Al mismo tiempo, el consumo del Gobierno le restó 0.2 puntos a la actividad económica del país durante los primeros seis meses de 2019.
En el periodo abril-junio, el gasto gubernamental cayó 2.3 por ciento, por lo que acumuló seis meses consecutivos en números rojos.
El ‘salvavidas’ de la economía mexicana fue el consumo de los hogares mexicanos, ya que durante este periodo contribuyó con 0.3 puntos porcentuales al crecimiento económico del país.
A pesar de ello, el panorama no luce alentador, ya que el consumo privado reflejó una caída de 0.3 por ciento anual durante el segundo trimestre del año, lo que significó el primer ‘tropiezo’ para este indicador desde 2009.
En lo que resta del año, existen diversos factores que podrían jugar en contra del consumo privado, componente más significativo del PIB por el lado de la demanda.
Por el lado comercial, las exportaciones de bienes y servicios aportaron 0.9 puntos al PIB, mientras que las importaciones le restaron 0.1 puntos.