Deudores, la crisis que se avecina

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  • Insolvencia y desempleo, detonadores
  • Elevado costo en deuda pública
  • Superávit turístico en plena pandemia

Agustín Vargas *

Desde hace algunas semanas se ha estado mencionado con insistencia en diversos círculos económicos y políticos el riesgo que representan millones de deudores de la banca que han quedado atrapados por la falta de ingresos, lo que eventualmente los imposibilita para pagar sus créditos, ante la gravedad de la crisis económica del país y el elevado nivel de desempleo.

Si bien la banca ha reiterado que ese riesgo está calculado e incluso ha venido aumentando sus reservas para evitar posibles quebrantos, lo cierto es que el desempleo y la falta de ingresos al interior de las familias han arreciado en los últimos meses.

Por supuesto nadie quisiera ver otra crisis de deudores como la que se vivió en México en 1995 y quizá estemos lejos de eso, porque tanto los bancos como las autoridades financieras tienen más y mejores criterios prudenciales para evitar quebrantos masivos de bancos que derivaron en una profunda crisis económica que a la fecha se paga.

Sin embargo, no está por demás que se revisen y analicen con seriedad las cifras que han saltado a la vista y sobre todo porque al finalizar este mes concluye el programa de apoyo a deudores, instrumentado por la banca hace cuatro meses con el propósito de auxiliar a los acreditados en medio de la pandemia.

El programa de la banca, que en términos generales consistió en aplazar cuatro meses el cobro de las mensualidades, registró 10 millones de créditos, lo que involucró un total de 1.5 billones de pesos, mismos que, a decir de Mario Di Costanzo, analista y ex presidente de la Condusef, están en riesgo de impago y de no atenderse a tiempo está situación, no sería sorprendente que en unos tres meses la morosidad podría repuntar a niveles excesivos.

El especialista estima que para septiembre próximo 9.8 millones de créditos podrían entrar en morosidad, involucrando a aproximadamente siete millones de personas y una cartera que podría estar en alrededor de 1.25 billones de pesos.

Es urgente que el gobierno federal instrumente acciones con el fin de evitar que este problema financiero eventualmente derive en una crisis social, ante la desesperación de la gente que no pueda pagar sus deudas.

Para nadie es deseable que se presente una nueva crisis como la de los años 90´s, aunque dicho sea de paso, quienes detentan hoy el poder político y en particular quien lo ejerce desde Palacio Nacional, se beneficiaron de esa crisis, la enarbolaron como su bandera y la capitalizaron perfectamente bien para sus intereses políticos.

Deuda pública, elevado costo

En los últimos 10 años, el costo financiero de la deuda, compuesto por los intereses, comisiones y gastos de la deuda pública, ha crecido a una tasa promedio anual de 6.6 por ciento.

Lo anterior debido al déficit presupuestario, cuya totalidad se ha destinado al gasto del gobierno federal; a las altas tasas de interés, que actualmente se encuentran aproximadamente en 5 por ciento, y a la depreciación del tipo de cambio, que ha pasado de 12 pesos por dólar, en 2010, a 22 pesos por dólar, a julio de 2020.

En contraste, el crecimiento económico anual en la última década ha sido, en promedio, de 1.78 por ciento y el crecimiento de los ingresos públicos de 2.4 por ciento. Lo anterior indica que el pago del costo de la deuda ha crecido 3.6 veces más que la economía y 2.7 veces más que los ingresos públicos.

Carlos Vázquez, especialista en deuda pública del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), señala que con menores ingresos y el aumento constante del pago de intereses, los recursos para ejercer política pública se ven reducidos.

Con la llegada de la Covid-19, así como sus repercusiones económicas y sanitarias, se estima una pérdida de ingresos por 317 mil 775 millones de pesos (mdp); mientras que el pago de intereses y servicio de la deuda puede crecer 5 por ciento respecto a 2019, ascendiendo a 727 mil 700 mdp.

Superávit turístico

En plena pandemia por el coronavirus y aunque parezca increíble, la Secretaría de Turismo reportó que el sector turístico de México generó divisas por 5,786 millones de dólares durante el primer semestre de 2020.

Esta captación de divisas, proporcionada por Miguel Torruco Marqués, secretario de Turismo, está sustentada en que durante ese periodo visitaron el país 13 millones de turistas, 41.2 por ciento menos en relación al mismo periodo de 2019.

Los datos del titular de Turismo dan cuenta de un saldo positivo en la Balanza Turística de 4,323 millones de dólares en enero-junio de 2020, aunque es 48.5 por ciento menor a la observada en el mismo lapso del año pasado.

Las cifras proporcionadas por la Sectur en verdad resultan increíbles, pues durante todo este tiempo se ha hecho énfasis en que uno de los sectores más afectados ha sido precisamente el de la industria sin chimeneas.

En el panorama global, en su Barómetro publicado más recientemente, la Organización Mundial del Turismo estima que entre enero y mayo de 2020, habría 300 millones de turistas menos y una pérdida de ingresos de 320 mil millones de dólares por turismo internacional en todo el mundo.

De ser ciertas las cifras de Sectur, con todo y una menor captación, significan que el país, desde la óptica del Gobierno Federal, no anda tan mal en materia de turismo, como afirman los “adversarios” y “conservadores”, o sea los empresarios y trabajadores de ese sector tan importante para el país que manejan otras cifras. Ver para creer.

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*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx