Distractores y mensajes distorsionados

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  • Indicadores incómodos
  • Momento de corregir fallas
  • Inversión acumula caída de 17%

Agustín Vargas*

Frente a los resultados claramente negativos en lo económico y a los crecientes problemas de orden político, el presidente Andrés Manuel López Obrador recurre a afirmaciones dogmáticas sin sustento -que la economía crecerá 5% en estos años-, pero con simpatía -o esperanza quizá- de su base y a distractores y mensajes divisorios como los reclamos recientes a España y la “pausa” de relaciones, así como el recrudecimiento de los ataques a periodistas, entre otros.

La estrategia puede ser eficaz para sus intereses políticos y los de su movimiento, pero dista de ser la correcta para la economía del país y el bienestar futuro de la población.

Paradójicamente, en esta situación económica y política adversa puede haber una gran oportunidad, y en ello coinciden no pocos especialistas, que sostienen que los mensajes presidenciales han sido tan negativos y de división social que un cambio podría ser muy conveniente en estas circunstancias, tanto en lo económico como en lo político.

Por ejemplo, un reconocimiento del partido oficialista Morena de los puntos señalados en los parlamentos abiertos “en contra” de la iniciativa de reforma constitucional de electricidad -por demás obvios-, sería una muestra de apertura democrática.

Lejos de una derrota, el gobierno podría anunciar una negociación con los participantes del mercado mediante medidas regulatorias y quizá reformas a leyes secundarias, con el fin de corregir las fallas que lastiman a la población.

Sin duda, la segunda mitad del gobierno lopezobradorista se ha complicado y así lo demuestran diversos datos económicos. Ciertamente, la economía se ha estancado, como se advirtió desde hace meses y los indicadores muestran debilidad.

El indicador de la inversión mantiene su tendencia descendente después del estancamiento posterior al rebote del segundo trimestre del 2021 que se prolongó hasta agosto pasado. El dato más reciente indica que en noviembre la inversión fija bruta tuvo una caída mensual de 0.1%, su tercer descenso consecutivo.

Algo similar sucede con el consumo. A pesar de una modesta mejoría reciente -acumula cinco meses con variaciones mensuales positivas-, su indicador a noviembre se mantiene aún 2.8% por debajo de su nivel prepandemia, lo que no sorprende en vista de la precariedad del mercado laboral y los mayores niveles de pobreza.

El rebote del 2021 no fue suficiente para reponer lo perdido por la pandemia, y mucho menos para que la economía lograra el nivel que hubiera alcanzado con el (ya bajo) dinamismo que tenía hasta antes del 2018.

El crecimiento de 5.0% para 2021, que anticipa el INEGI en su indicador oportuno del PIB, es notoriamente inferior al pronóstico oficial de 6.3%; lo mismo pasa con las estimaciones de prácticamente todos los especialistas, incluyendo la del Banco de México.

En este entorno, los pronósticos de crecimiento para este año se han ajustado significativamente a la baja, acercándose cada vez más al 2.0% que contrasta con la estimación oficial de 4.1%.

El desempeño de la economía mexicana -la evolución de su PIB- está actualmente por detrás de muchas otras. En el Continente Americano prácticamente todas las economías relevantes por su tamaño han recuperado su nivel previo a la pandemia, mientras que el de México aún está 2.8% por debajo.

La inversión acumula una caída de 17% desde las elecciones presidenciales en julio del 2018, principalmente como consecuencia de la incertidumbre relacionada con la cancelación de proyectos productivos, su sustitución por otros de dudosa rentabilidad social y la narrativa constantemente agresiva frente a la inversión privada nacional y extranjera.

No obstante el continuo deterioro económico, social y político en nuestro país, hay quienes creen que la situación aún se puede revertir si hay un cambio de rumbo para corregir las fallas.

Ello le daría estatura de jefe de Estado al presidente y animaría de manera significativa a la inversión privada. Aunque, a decir verdad, eso sería mucho pedir ante la intransigencia, necedad y cerrazón del señor de Palacio.

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*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx