El prolongado ocaso del oro negro

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Tras varias semanas a la baja, los principales productores petroleros acordaron recortar el número de barriles generados por día. El desplome abrupto de los precios por la falta de almacenamiento pone en jaque a la economía global

José M. Gijón Anaya

Entre la crisis mundial producida por la pandemia de Covid-19 y la ruptura de la alianza entre Arabia Saudita y Rusia, el mercado mundial de petróleo ha visto caídas abruptas en los precios durante las últimas semanas.

A inicios de marzo, la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) convocó una reunión con miras a negociar una reducción en la producción que permitiera paliar la caída de casi 20 dólares por barril que se vio a comienzos del año.

Durante el encuentro la nación árabe y otros miembros del organismo internacional presionaron para lograr un recorte adicional de producción de 1.5 millones de barriles por día para el resto del año, pero Moscú se opuso a la propuesta, por lo que no se logró acuerdo alguno.

Como respuesta, Arabia Saudita ordenó una de las mayores bajadas de precios de la historia reciente, tratando de quedarse con un segmento del mercado ruso y sacudiendo los mercados financieros en el camino.

Por su parte, Estados Unidos se vio obligado a reducir su pronóstico de producción de petróleo para este año en más de 1 millón de barriles, puesto que el colapso de los precios del crudo y la caída de la demanda por la pandemia amenazan con cerrar la producción de los campos más grandes en el país.

En el caso de la Unión Americana se estimó que su producción promediaría los 11 mil 760 millones de barriles por día hasta diciembre, cifra que baja del pronóstico previo de 12 mil 990 millones.

De acuerdo con la Administración de Información de Energía (EIA, por sus siglas en inglés), también se redujo el pronóstico de suministro mundial de petróleo para 2020 en 2 mil 700 millones de barriles por días, con un inminente excedente de suministro de 11.4 millones de barriles diarios durante el segundo trimestre.

Shaylyn Hynes, portavoz de la agencia, explicó que la perspectiva de producción se debió a la “demanda mundial sin precedentes” por los impactos de la crisis sanitaria, junto con las acciones de la disputa entre las naciones de la OPEP+.

El continuo desplome de los precios obligó a la organización de un nuevo encuentro para que los productores se pusieran de acuerdo respecto a cómo repartir recortes en la generación de barriles, con un estimado inicial de 10 millones de barriles frente a una caída en la demanda de aproximadamente 25 millones de barriles.

La reunión empezó con la explicación de que el mercado ha visto un cambio brusco en la oferta y la demanda, por lo que la industria ha estado “sufriendo una hemorragia” que nadie ha podido detener.

De acuerdo con el secretario general de la OPEP, Mohammad Sanusi Barkindo, las proyecciones requieren de una demanda de casi 12 millones de barriles menos por día en el trimestre en curso, números sin precedentes en tiempos modernos.

“Dado el actual desequilibrio de oferta y demanda sin precedentes, podría haber un colosal exceso de volumen de 14,7 millones de barriles por día en el segundo trimestre de 2020”, advirtió Barkindo.

En el evento, Arabia Saudita y Rusia finalmente llegaron a un acuerdo para recortar la producción en mayo y junio por 10 millones de barriles, cuota que se iría reduciendo hasta los 8 millones hacia finales del año y hasta los 6 millones en abril del año próximo.

Pese a esto, la videoconferencia donde se encontraban los miembros de la organización y países invitados se vio extendida casi 9 horas ya que México se negó a apoyar el acuerdo, el cual se encontraba condicionado a su consentimiento.

Entre las razones expuestas para la negativa se explicó que el país tenía reservas respecto a la escala de su recorte y la duración del acuerdo, ya que los recortes podrían extenderse hasta 2022.

En el encuentro virtual, la titular de la Secretaría de Energía (Sener), Rocío Nahle, se opuso al recorte propuesto de 400 mil barriles para México y al término del mismo se retiró de la negociación, sin llegar a dar su consentimiento al acuerdo alcanzado por la OPEP.

Tras finalizar la reunión, la funcionaria dio a conocer que México trató de negociar una reducción de 100 mil barriles por día en los próximos dos meses, pasando del millón 781 mil barriles producidos diariamente a 1 millón 681 mil. El recorte representa un 6% de la producción, mientras que la reducción de los miembros del organismo internacional será del 23%.

La actuación de la delegación mexicana fue criticada por los analistas que siguieron en directo el encuentro de los petroleros, que vieron como un mal movimiento la negativa a aceptar la reducción en la producción.

Por su parte, Amena Bakr, ex corresponsal de Reuters, indicó que el representante de Irán propuso sacar a México del acuerdo y repartir los 400 mil barriles entre otros miembros de la organización.

“Esta situación de México es absurda. Quieren mostrar que Pemex aumentará la producción en las refinerías locales. Esos refinadores funcionaron con un 40-45% el año pasado y son una broma total. La demanda es aún peor ahora, la economía mexicana ha caído un 10% este año.

Se van a comer el corte”, explicó Abhi Rajendran, director de investigación de Energy Intelligence.

Al día siguiente, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que produciría menos barriles para ayudar a México a cumplir con el recorte en la producción y que el gobierno mexicano lo compensaría en el futuro, aunque no detalló de qué forma.

Por su parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseveró que no habría afectaciones tras el acuerdo petrolero e indicó que el acuerdo ayudó, aunque no hayan aumentado “en automático” los precios del crudo.

Pese a ello, David Shields, consultor de la industria energética, advirtió que la decisión mexicana tiene que ver más con un tema político que económico, por lo que la imagen y la reputación del país se verán mermadas a futuro.

«El presidente tiene una fijación en la producción de barriles de petróleo y no está viendo los precios. Creo que México no ha entendido que esta no es una crisis común del mercado petrolero», comentó.

Por otro lado, analistas destacaron que una de las posibles consecuencias de la actuación de Nahle es que los competidores de México ofrezcan descuentos a los clientes de Petróleos Mexicanos (Pemex) para reducir su cuota en el mercado.

Posteriormente, a escasas dos semanas de la reunión de la OPEP, el precio del petróleo norteamericano sufrió un nuevo derrumbe sin precedentes, ya que los contratos que vencen en mayo se colocaron por debajo de los cero dólares por barril (-35.22 dólares al cierre de la jornada).

Entre las explicaciones para la caída abrupta del precio del West Texas Intermediate (WTI) se encuentra la preocupación de los inversionistas por la falta de almacenamiento y una baja en la economía global a raíz del coronavirus.

La situación del Brent (petróleo de referencia en Europa) fue ligeramente distinta, al aguantar la caída con un desplome del 30% y un precio de 18.7 dólares, su nivel más bajo desde 2002.

En el caso de la mezcla mexicana, la caída representó una baja de más del 100%. Los motivos listados fueron similares a los de Estados Unidos: la imposibilidad de almacenar más barriles.

De acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), el impacto a los ingresos del gobierno apenas se verá compensado en un 36% por las coberturas petroleras contratadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Entre los primeros efectos de la caída del crudo mexicano se encuentra el cierre de nuevos pozos perforados en 2019 ya que, de acuerdo con el presidente López Obrador, “ahora que no tiene valor el petróleo, podemos cerrar las válvulas”.

“Con la caída del precio del petróleo hay un agravamiento de la crisis económica mundial que desde luego nos va a afectar”, aseveró el Ejecutivo federal.

A esto se suma la reducción de la calificación crediticia de Pemex de “Baa3” a “Ba2”, cuyos bonos pasaron al rubro de “basura” bajo las estimaciones de la agencia calificador Moody’s por el debilitamiento de las perspectivas de crecimiento económico del país.