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López Obrador ni mira ni oye a los alcaldes

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Moisés Sánchez Limón

Hace poco más de una semana, presidentes municipales representantes de sus más de  dos mil 400 de todo el país, reprocharon al Andrés Manuel López Obrador no haberlos convocado a reunión alguna para tratar temas que les son inherentes por el cargo. Públicamente lo convocaron a una reunión pero los bateó. Veamos

En esto de las anunciadas y las celebradas consultas ciudadanas a modo, es decir, cuando lo consultado es un acto de gobierno decidido y encaminado, hay un factor elemental que ha sido soslayado cuando no despreciado por el presidente electo y sus colaboradores, como Javier Jiménez Espriú, que han tomado decisiones de acatamiento obligado a partir del próximo sábado 1 de diciembre:

¿Quién preguntó a los presidentes municipales de las localidades a las que se decidió trasladar la construcción de aeropuertos alternos al internacional de Ciudad de México y por la región en la que se construirá el Tren Maya?

Que se sepa públicamente, ningún presidente municipal de, por ejemplo, Chiconautla, Chiconcuac, Chimalhuacán e incluso el de Atenco fue consultado respecto del tema del NAIM, pero se privilegió al brillo del machete y las movilizaciones de un grupo de vecinos de Atenco, que carecen de representación popular, vaya, no tienen la simpatía de los habitantes de esa zona del oriente del Valle de México.

Y, en paralelo, ¿se consultó a los presidentes municipales y jefes tribales de la zona por donde pasará el Tren Maya? Nada, nadie preguntó a los alcaldes electos por voto popular si sus gobernados están de acuerdo con esa obra.

Los gobernadores de Tabasco –el entrante y el saliente–, de Chiapas, Yucatán, Campeche y Quintana Roo, están de acuerdo pero sólo ellos saben las características de esta propuesta impulsada y aprobada –“¡Me canso ganso!”—por López Obrador, quien impulsó esa farsa de consulta ciudadana.

Pero, el tema es el desprecio con el que el electo ha tratado a los presidentes municipales; ha privilegiado el diálogo con los gobernadores, las reuniones que nada tienen de austeridad pero sí mucho de ese desplante de aquello que dice combatir: las decisiones centralistas que han dejado en el cabús del desarrollo nacional a los municipios.

Olvida el electo que el municipio es el basamento del federalismo, el sistema de gobierno que tiene carácter libre y soberano, pero que generalmente es tomado como el último nivel de los tres, por debajo del federal y el estatal, con recursos regateados, aportados mediante las participaciones federales que les recortan gasto público.

Por supuesto, el municipio libre y soberano requiere de un replanteamiento en su estructura, de los mecanismos demográficos y de requerimientos económicos para atender directamente, como ocurre, a los núcleos sociales que integran a una entidad. Pero ese es un tema que debe ser asumido por el Congreso de la Unión dentro del esquema que la mayoría de diputados federales y senadores tienen como objetivo de la denominada IV Transformación.

El asunto es que, vísperas de rendir protesta ante el Congreso de la Unión como Presidente de la República, López Obrador no sólo no se ha reunido con presidentes municipales, los ha soslayado por decir lo menos. Ha presumido las consultas ciudadanas como ese factor de que el pueblo manda, pero el pueblo vive en municipios, esas localidades en amplia mayoría olvidadas y satanizadas como fondos de corrupción y desvío de recursos, la generalización de los llamados moches que no distingue colores ni honras públicas.

El adjetivo de corruptos se generaliza hacia presidentes municipales y gobernadores, a quienes Mario Delgado, coordinador de los diputados federales de Morena, se refirió el sábado último cuando habló del Presupuesto de Egresos y la Ley de Ingresos que se negociarán a partir del próximo 15 de diciembre.

“(…) Y se ha hecho también con muy pocos controles, ha habido mayores recursos para estados y municipios, cada año crecen en términos reales, y no tenemos mejores servicios públicos y sí tenemos escandalosos casos de corrupción y abusos permanentemente en muchos estados, sin distingo de partido”, puntualizó Delgado.

Entonces, ¿por qué desoír a los alcaldes que quieren tratar esos temas? ¿Ese será el gobierno incluyente y democrático?

Este lunes, los alcaldes de todo el país insistieron en reunirse con López Obrador para tratar temas de seguridad y finanzas, pero también replantear la figura del “Superdelegado”. No son temas menores, es la parte neurálgica de cuyas consecuencias sufrimos y sufriremos los ciudadanos en caso de no atenderse.

Reunidos en la Conferencia Anual de Municipios 2018. Encuentro Nacional de Presidentes Municipales y Autoridades Locales, alcaldes de todo el país y de todos los partidos políticos se quejaron porque el presidente electo no ha atendido su llamado de reunirse con él o integrantes de su gabinete

Reiteraron su petición de reunirse con López Obrador y su gabinete para analizar temas de seguridad, finanzas y agenda legislativa, ya que hasta ahora no ha atendido sus llamados al diálogo.

Por de pronto, Laura Fernández Piña, alcaldesa de Puerto Morelos, Quintana Roo y presidente de la Conferencia Nacional de Municipios de México (CONAMM), en rueda de prensa informó de los acuerdos a los que llegaron los ediles de todo el país, pertenecientes a todos los partidos políticos. Cuatro puntos:

  1. Presupuesto de Egresos de la Federación 2019. Garantizar en primer lugar que no habrá ningún recorte a los recursos para municipios por vía participaciones o aportaciones federales, ya que están representan la mayor parte de los ingresos de los gobiernos locales.
  2. Reformar el artículo 115 Constitucional, de tal modo que se eliminen las exenciones en el pago del impuesto predial a los inmuebles que no lo pagan, manteniendo sólo para inmuebles de carácter educativo y de salud.
  3. Replantear la figura de superdelegado y que sus atribuciones vayan acompañadas de mecanismos que garanticen  que se respetará el pacto federal y que no se violentará la autonomía de los estados y municipios.
  4. Impulsar el modelo policial de mando mixto que ya fue aprobado por el Senado de la República y que está a favor de una adecuada coordinación entre los cuerpos de policía de los órdenes de gobierno.

¿Será por estos acuerdos respaldados por más de dos mil 400 presidentes municipales, que el electo los ha bateado? ¿El pueblo manda? Una tras otra, diría el desaparecido filósofo del Ajusco. Y por ahí va el que se ofrece como particular, muy suyo, estilo de gobernar del licenciado López Obrador y su gabinetazo. Nomás ni los mira ni los oye. Conste.

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@msanchezlimon