Entresemana

El gato y el ratón

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Moisés Sánchez Limón

Las acusaciones de Andrés Manuel López Obrador contra sus antecesores ofenden al sentido común del ciudadano que urge aplicar las leyes y punto. Porque, a quienes reiteradamente culpa Andrés Manuel López Obrador de haber desmadrado al país, se ríen de sus dichos; aunque el ex presidente Felipe Calderón le pidió pruebas. Elemental.

Así, entre anuncios espectaculares y la recurrente acusación de que es culpa del neoliberalismo todo lo que anda mal en el país, incluso los divorcios –sí, ¡los divorcios!—, la gracejada y la descalificación contra sus críticos, salpicada de información inexacta y acusaciones al vuelo, como aquella piedra lanzada hacia la multitud para ver quién protesta, importándole un pito la reacción, ha transitado la naciente administración de Andrés Manuel López Obrador.

Y con esa misma laxitud con la que trata temas de suyo delicados como la postura de México frente a la crisis venezolana –las imágenes de las marchas en importantes ciudades de esa nación lo evidencian–, con respuestas simplistas lo mismo en la paráfrasis de Bora Milutinovic (“Yo respeto”) que el amor y paz, también evade respuestas con disertaciones religiosas y moralinas o de plano juega al gato y al ratón, cuando se sabe poseedor de la sartén por el mango.

¿Es válida la postura simplista y hasta populachera de quien debe asumirse como Jefe de Estado y no jefe de una organización contestataria que no se ha percatado de que ganó vía las urnas el máximo poder en México?

Dirán los defensores del licenciado López Obrador que así lo quiere el pueblo bueno. Y, en efecto, hay quienes quieren escuchar al Presidente decir lo que ellos quieren, creen que así se identifican con quien detenta el máximo cargo de elección popular del país; se identifican en cada gracejada, lo defienden como “mi cabecita de algodón” y pierden de vista el presente y futuro de un país que, partamos de la insistente declaración presidencial de que le dejaron un cochinero, un país en crisis y sumido en la corrupción, urge atención y soluciones viables y de corto plazo.

¿Cuánto tiempo durará ese discurso sustentado en echar todas las culpas de los males nacionales al neoliberalismo?

¿Cuánto aguantarán las finanzas el pago a la pléyade de desocupados y vividores del clientelismo? ¿En serio cree el presidente López Obrador que su tesis de que nadie ganará más que él se asume a pie juntillas en la naciente administración pública federal?

En una entrega pregunté al presidente López Obrador si le temblaba la mano para aplicar la ley. Dice que ese es un asunto de la Fiscalía General de la República, que él no es juez. Sin duda, pero en los hechos se asume juez y parte, es el gato que juega con el ratón que se sabe culpable de haberse comido el queso. Juega con los dichos, juega con lo evidente que es eso que se llama corrupción y de la que no hay más que unas sardinas en picota mas ningún pez gordo, como aquellos que en su momento ofreció atrapar Pancho Barrio en su papel de secretario de la Contraloría, bajo las órdenes de Vicente Fox.

Y entre estos decires se fue contra Felipe Calderón Hinojosa. No quiso, como es su costumbre, dar nombres –elemental porque incurriría en un delito—pero como dueño del poder sólo faltó referir que era un  chaparrito y calvo originario de Michoacán y esposo de Margarita. Veamos.

El colega Carlos Pozos preguntó en la conferencia mañanera al arranque de la semana:

–Presidente de México: Solicitar con todo respeto convoque usted al licenciado Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad, para que nos explique respecto a los apagones y cortes de energía eléctrica en todo el país, a partir del segundo semestre por la saturación de líneas eléctricas de alta tensión. Esta información la tendremos nosotros en nuestro portal de Petróleo y Energía.

López Obrador le inquirió: ¿De lo que sucedió antes o que piensan ustedes va a pasar?

–Va a pasar—atendió Pozos. Tenemos información.

Andrés Manuel respondió con una acusación grave, severa que acaso pretendió deslizar entrelíneas pero fue burda:

“No. Voy a pedirle al licenciado Bartlett que les informe sobre el plan de energía eléctrica.

“Es muy interesante, que les explique cuál es el nuevo plan, la nueva política de manejo de la Comisión Federal de Electricidad.

“Pero yo les puedo adelantar que no existe ningún problema. Hay energía eléctrica de más.

“Y es interesante, hasta me causa risa, con todo respeto, no es a usted, sino que estos corruptos tecnócratas, neoliberales cuando iban a privatizar la industria eléctrica empezaron a manejar que nos íbamos a quedar sin luz; que no íbamos a poder tener capacidad para satisfacer la demanda de energía eléctrica.

“Luego entonces, había que abrir el mercado. Utilizaron una ley secundaria para empezar a entregar contratos a empresas privadas.

“Desde 1989 reformaron una ley secundaria para privatizar la industria eléctrica, así comenzó la privatización.

“En ese entonces éramos autosuficientes, la Comisión Federal de Electricidad producía toda la energía eléctrica que consumíamos y había planes para el desarrollo de la industria eléctrica nacional, que un gran presidente Adolfo López Mateos había nacionalizado.

“¿Qué sucedió? Empezaron a hablar de que nos íbamos a quedar sin luz y que había que abrir el mercado.

“Ahora compramos la mitad de la energía eléctrica que consumimos a empresas privadas y se les compra la energía eléctrica a precios muy caros, porque se les da, aunque parezca increíble, subsidio a las empresas particulares, así se hicieron los contratos. Esto del subsidio a las empresas no sucede en ningún país del mundo.

“Entonces, ahora hay una nueva política, porque queremos fortalecer la Comisión Federal de Electricidad que, como Pemex, se dejó en el abandono para hacer estas empresas a un lado y dejar todo el mercado al sector privado, con costos elevadísimos.

“No olvidemos que es más cara la gasolina en México que en Estados Unidos. No olvidemos que es más cara la energía eléctrica en México que en Estados Unidos.

“Entonces, ahora como ya empezó la nueva política, escucho esto. Por eso va a estar muy interesante que venga con ustedes, ante ustedes, el director de la Comisión Federal de Electricidad para que les explique en qué consiste la nueva política.

“Fíjense hasta donde se llegó, porque todo esto tiene que ver con corrupción. Se llegó a que una empresa, de estas que le vende energía eléctrica a la Comisión Federal de Electricidad, contrató a un expresidente (Felipe Calderón) como miembro de su consejo de administración, un presidente de la República, que pasa a ser, cuando termina, consejero de una empresa extranjera que le vende energía eléctrica a la Comisión Federal de Electricidad”.

Le pidieron el nombre del ex Presidente, pero López Obrador se escurrió:

“Es que ya ustedes quieren todo, y qué van a investigar. Yo nada más les digo que yo voy a terminar y no voy a ser consejero de ninguna empresa extranjera.

“Esa es la pregunta. Pero es muy interesante el tema, mucho muy interesante, porque no sólo fue a este expresidente, quienes estaban en la Secretaría de Energía terminaban y se iban a trabajar a las empresas que les habían entregado contratos o subsidio, contratos con subsidio.

“¿Cómo se le llama a esto? Conflicto de intereses, coyotaje, corrupción”.

Bueno, bueno, ¿es válido que el Presidente proceda con esa impunidad declarativa? Por supuesto, Felipe Calderón le respondió y lo emplazó a presentar pruebas, amén de referirle que se empleó entre 2016 y 2018 en aquella empresa Avangrid, filial de la eléctrica española Iberdrola, que invirtió en México en el ramo de las energías limpias durante su gestión. No hubo nada ilegal, pero López Obrador lanzó la piedra impunemente. ¿Cuáles son esas empresas a las que se refiere el Presidente y a cuánto asciende el subsidio?  Y, si Calderón, Peña Nieto, Fox o cualquier alto ex funcionario hizo algo ilegal en su gestión, que los denuncie y deje que el fiscal Gertz Manero actúe. Pero le gusta jugar al gato y al ratón. Sea más serio, Presidente. Digo.

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