Entresemana

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En campaña sin rubor

Moisés Sánchez Limón

En los recovecos de la democracia hay pretextos para todo, como el uso del poder y, con recursos públicos, sin rubor estar en permanente campaña para no perder el cetro.

Así, deslizar cuando no abiertamente desparramar desde espacios privilegiados la burda descalificación hacia el contrincante –derrotado en las urnas mas no desaparecido del escenario político– es praxis pública que aplauden a rabiar quienes se asumen nuevos dueños del poder, aunque en realidad elevan al nivel del Olimpo al dueño único que no lo comparte ni lo presta, lo vigila y acumula.

Llamar al linchamiento público contra quien piensa diferente y perdió el poder y espacios de privilegio, por supuesto, para cerrarle el retorno a estos, puede considerarse factor elemental en el juego de estos recovecos de la democracia que todo prohíbe y todo permite.

Así de simple pero así de cuestionable cuando entraña el riesgo de la dictadura que arrasa y extermina al contrario, con la oferta del mundo feliz, del maná que caerá del cielo en medio de la oda a la felicidad y el bienestar común que ha sido quimera en México.

Y, mire usted, no es que la apreciación de lo que ocurre en estos días de la pandemia del coronavirus sea producto del estrés y el encierro que lleva a conjeturar escenarios del México hacia el que avanzamos con despropósitos legislativos, a partir de actos oficiosos como los de la diputada Dolores Padierna, cuyo marido, el profesor René Bejarano se asume filántropo de la política y por eso anda por todo el país en campaña a favor de la 4T, que en realidad implica quemar incienso a los pies del inquilino de Palacio.

Le comparto el siguiente texto:

“(…) También no se puede aplicar juicio sumario, no puede haber linchamiento político, en eso estamos también de acuerdo, de que no se puede juzgar a nadie si no se tienen las pruebas.

“Hay algo que es muy importante, la dignidad de las personas. Entonces, cuidar nada más eso, pero si existen los elementos, si existen las pruebas, la autoridad tiene que actuar sin miramientos, sin influyentismo, no fabricar delitos, pero tampoco ser tapadera, esas son las indicaciones que tienen todos los servidores públicos y así estamos actuando”.

El autor de ese pensamiento de fundamental disciplina ética y moral como personaje público no es de ningún luchador social extranjero como Mahatma Gandhi ni siquiera de Francisco I Madero y mucho menos de Benito Juárez, es del licenciado Andrés Manuel López Obrador, expresada en la conferencia mañanera del inicio de semana, a partir de preguntas relacionadas con la corrupción que ha comenzado a flotar en la laguna de la honestidad valiente.

Por cierto, cómo soslayar esa mecánica que se ha echado a andar en los medios públicos de comunicación para desprestigiar y descalificar a periodistas no afines al gobierno de la 4T. Dirá usted que es elemental en este juego del poder y de la campaña permanente.

Lo interesante es que, el purismo en el que transitaba la oposición, hasta antes del 1 de julio de 2018, llamándose agredida y perseguida por los mastines del priismo y del panismo desde Los Pinos y las cañerías del Cisen, hoy opera embozada en las redes sociales y abiertamente en espacios como el Canal Once.

Y es que, no es delito por supuesto ni mucho menos un pecado que se persiga con la excomunión, aunque sí es asunto de rubor y que acusa la abierta campaña de responder, no con elementos de peso ni ceñirse al pensamiento expuesto por el señorpresidente.

Porque, desde esa tribuna de Canal Once, lunes a las ocho de la noche en el programa “De buena fe”, conducido por el inteligente y sagaz politólogo Gibrán Ramírez Reyes, la señorita Estefanía Veloz en su espacio “De mala fe”, se encargó de descalificar a Carlos Loret de Mola y a Joaquín López Dóriga.

Por supuesto, Carlos y Joaquín y los dirigentes políticos y capitanes del sector privado saben cómo defenderse. Pero el purismo de esa oposición que llegó al poder no es marxista ni leninista y sí tiene mucho de estalinista y maoísta. En fin.

La alusión vale porque evidencia, citaba, a la estrategia de ir en pos de la descalificación del opositor, de quien piensa diferente, de espacios que se significan como contrapesos porque un gramo que no esté de acuerdo con la tonelada de voluntarismos y despropósitos que se disponen desde Palacio, es un gramo que desnivela.

Y más cuando el licenciado López Obrador anda en campaña y hace como que gobierna mientras desparrama miles de millones de pesos en obras, éstas sí faraónicas e innecesarias frente a la epidemia sanitaria, porque es real, pero todos los días, de lunes a domingo utiliza el espacio privilegiado que tiene como el señorpresidente para utilizar cualquier tema como pretexto para comparar lo que hace su gobierno con lo que hacían sus antecesores.

En la mañanera, un reportero sonorense le planteó: “(…) ya que estamos hablando de la dignidad de las personas y su felicidad, que, bueno, dicen que el dinero no hace la felicidad, pero ayuda bastante, en este asunto si cabría la posibilidad de que se considere, porque muchos de ellos evidentemente no están en la península de Yucatán o en Tabasco o en donde están los grandes proyectos de infraestructura, si se podría considerar, quizás de manera temporal que se les garantice un ingreso mínimo universal, precisamente para que pudieran ellos salir delante en sus necesidades en lo que las cosas logran recomponerse”.

Andrés Manuel respondió:

“(…) Nada más piensen, todos los adultos mayores tienen su pensión, poca, pero tienen su apoyo, si son dos adultos mayores ya tienen un ingreso y ahora por ley aunque los conservadores votaron en contra, los del partido conservador votó en contra, otros votaron a favor ya la pensión adultos mayores se elevó a rango constitucional, ya es un derecho que nadie lo va a poder quitar.

“Es que votaron en contra, primero, porque no quieren al pueblo, son clasistas, y también porque saben que les va a costar trabajo quitar eso que ya está en la Constitución, porque se van a necesitar dos terceras partes de los votos, porque es reforma constitucional y no van a poder”.

Y luego, en materia de corrupción, continuó la descalificación, el discurso del licenciado en campaña:

“Sí, cero corrupción, cero impunidad, no se va a permitir nada de eso, no se permite nada de eso.

Imagínense hacer eso en Sonora, después de que saquearon Sonora en los gobiernos anteriores, una vergüenza lo que ha pasado en Sonora de tiempo atrás, bueno, para qué hablamos.

“Nosotros tenemos que impedir por todos los medios la corrupción, demostrar que no somos iguales. Los conservadores son muy corruptos, mucho muy corruptos, claro, al mismo tiempo muy hipócritas, se las dan de gente decente, de gente de bien, pero son unos reverendos ladrones.

“Y las creencias que nos metieron en la cabeza, aunque nos querían introducir en el pensamiento de que el que tiene más ya no necesita, como si dinero no llamara a dinero”. Hasta aquí la parte medular del discurso del linchamiento.

¿A quiénes se refirió? No es necesario citar nombres y apellidos, pero en el PAN, el PRI y el PRD y Movimiento Ciudadano y la iniciativa privada registraron el enésimo golpe. Lo registraron

¿Juicio sumario? ¿Linchamiento? ¿Fabricar delitos? Sí pero no; los de hoy, el licenciado López Obrador en principio, presumen no ser iguales a los de antes, aunque no hay duda de que todos los días hacen hasta lo imposible para superarlos. Oficiosos y revanchistas con propuestas que imaginan a los camisas negras de Mussolini en la calle. Conste.

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