Entresemana

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La señorita y los bandidos

“Yo vivo en tu pensamiento
Tú no lo puedes negar
Lo digo porque lo siento
Y si lo siento es verdad…” Gabriel Ruiz/ Los Tres Diamantes

Moisés Sánchez Limón

Dígame lo que se le pegue la gana, pero todo indica que la señorita de Bucareli es el proyecto de Su Alteza Serenísima y de la Princesa Caramelo…

Todo en familia bajo batuta del Caudillo. Deje y le cuento.

Ayer, jueves 5 de septiembre de 2024 la señorita de Bucareli, secretaria de Gobernación en el gabinetazo que está por cobrar sus últimas dos quincenas, asumió la defensoría y relatoría de la Estafa Maestra de la 4T, originalmente superior a los 18 mil millones de pesos cometida en Segalmex pero que, rasurada para no escandalizar, ya linda los 3 mil millones de pesos.

Los involucrados en la estafa señalan a Ignacio Ovalle Fernández como principal operador de ésta que, cándidamente, asume el licenciado presidente como el único caso de corrupción ocurrido en su administración, pero evita citar a Nacho. ¡Ajajá!

Luisa María Alcalde Luján es jefa de Ignacio Ovalle Fernández, quien el 19 de abril de 2022 fue removido de la dirección general de Segalmex y designado coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo municipal, dependiente de la Secretaría de Gobernación, algo así como la oficina de Confetis y Serpentinas.

O sea, protegido por el manto presidencial de la impunidad. ¿A poco no, maestro Salcedo?

Le platico.

La súper transa multimillonaria en Segalmex comenzó a fraguarse en el periodo de la transición de gobierno federal en 2018, es decir, antes de que Andrés Manuel López Obrador rindiera protesta como presidente de la República.

¡Primo hermano!, lo sabías y te hiciste que la virgen te hablaba porque al frente de la paraestatal Seguridad Alimentaria Mexicana –oficialmente creada el18 de enero de 2019—designaste a tu mecenas Ignacio Ovalle Fernández. Amor con amor se paga. Chido.

Veamos. Meses previos a concluir su mandato, el pulcro y culto licenciado Enrique Peña Nieto ya quería tirar el arpa.

Estaba hasta la madre y sabía que sus cuates y amigotes y recomendados como el junior Emilio Lozoya Austin lo habían traicionado; corruptos, se hicieron millonarios con negocios de toda naturaleza.

Emilio arrastró a prisión a inocentes. Y no hay en chirona peces gordos porque los políticos suelen ser corruptos mas no pendejos. No se ensucian las manos y hay quienes, como el Duce, son cómplices de actos de corrupción y deshonestidad, pero no dejan huellas.

Sí, cierran los ojos y se dejan querer; no tienen cuentas en el banco, no a su nombre. Pingües negocios aquí y allá son operados por prestanombres.

Y el billete de 200 pesos junto con el “detente” abrigan, en mágica unción, al mentirosillo, vivillo ladrón de siete suelas que engaña con la verdad, maestro de la manipulación y la máscara roja del carnaval del desastre oculto bajo las cortinas y gruesas alfombras sobre pulida duela centenaria de Palacio.

Sí, Peña Nieto tiró el arpa apenas José Antonio Meade perdió la elección presidencial y, al equipo de Andrés Manuel, en el que había bandidos, entregó Liconsa y Diconsa sin problemas de caja, pero heredó algunos pillastres en cargos donde el billete mal habido era modus operandi con la adquisición de leche, granos y equipo.

Y Andrés Manuel nombró a Nacho Ovalle al frente de la empresa.

Temprano, en julio de 2018, Ovalle comenzó a integrar su equipo y a operar el deporte de la transa de cuello blanco.

Existe una denuncia documentada con fecha 24 de enero de 2019, apenas naciente el gobierno de la 4T, presentada ante el auditor Superior de la Federación, David Colmenares Páramo, quien evidentemente no atendió la denuncia de la naciente Estafa Maestra de la 4T.

Casualmente, Colmenares Páramo fue director de Administración y Finanzas de Liconsa, en el periodo 1995-2000, en el sexenio zedillista.

Y, junto con el entonces presidente de la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados, el petista Héctor Serrano Cortés, conoció de las transas operadas en Liconsa y Diconsa en vía de fusionarse en Segalmex. Pero…

El 24 de enero de 2019, Enrique Manuel J. Sada Fernández denunció:

“(…) por mi propio derecho comparezco ante Usted, para presentarle una denuncia pública por actos presuntamente irregulares cometidos por los C.C. Ignacio Ovalle Fernández, René Gavira, Manuel Lozano y quienes resulten responsables, y que fundamento en los hechos que describo a continuación (…)”.

Sada Fernández, en julio de 2018 fue invitado por Ovalle Fernández para asumir la dirección de Liconsa, S.A de C.V., quien lo despidió en diciembre de ese año, porque se negó a participar en negocios turbios con cargo al erario, de los que le informó puntualmente.

En el número 15 de su denuncia, Sada Fernández citó:

“El 4 de diciembre de 2018, estando en la recepción de la oficina del Director General, recibí una tarjeta señalándome que por conducto de Alejandro Toscano Pacheco, Subdirector de Venta Comercial, se estaba negociando la venta de 1,000 toneladas de leche descremada en polvo con el Sr. Jorge Calderón como cliente, mencionando que se entregaría en Guadalajara. El costo aproximado de la operación es de 2 y medio millones de dólares, y se iba a entregar a través de Ferromex. De inmediato y con pleno conocimiento de que se trataba de una operación ILICITA, mandé llamar a Toscano Pacheco quien me mencionó que estaban haciendo la operación porque había sobreinventarios, a lo que le pregunté si la misma había sido autorizada por el Comité correspondiente respondiéndome que NO.”

¡Recáspita, Kalimán, vaya lindeza de corrupción!

Ayer, finalmente se supo en la mañanera que, por el “único caso de corrupción” en el gobierno de la honestidad valiente de Su Alteza Serenísima hay 9 exfuncionarios públicos presos y el desvió descendió de dizque 15 mil millones de pesos a menos de 3 mil millones de pesos.

Roberto Salcedo Aquino, quien fuera poderoso Oficial Mayor en el entonces Departamento del Distrito Federal, en la regencia de Manuel Camacho Solís, hoy secretario de la Función Pública dijo que esta transa se conoció cuando la Auditoría Superior de la Federación detectó irregularidades por miles de millones de pesos sen Segalmex, Diconsa y Liconsa.

Pues sí, primo hermano, pero el escándalo estalló hasta que fue imposible ocultar la transa y cubriste con el manto de la impunidad a quien fuera tu mecenas.

¿Así o más burdo el cómplice que, en el púlpito de la mañanera, a menos de un mes de dejar Palacio, que no el poder, pretende lavarse manos, cara y entrañas?

Robaron, lamentablemente, admite el honesto y demócrata licenciado presidente casi por decisión divina.

“Bueno –dijo–, vamos a informar el día de hoy sobre el fraude que se cometió en Segalmex, que consideramos el único caso de corrupción que lamentablemente se nos presentó en el gobierno, y queremos informar cómo va el proceso de recuperación de lo sustraído de manera ilegal y el castigo a los responsables”.

Y luego, luego, al ruedo la valiente señorita de Bucareli, con esa voz firme y bien educada para estos menesteres, en los que se pule.

“Como bien señala el presidente, el único caso de corrupción de esta administración ha sido el caso Segalmex (…)”.

¿Y qué cree usted? Dizque el licenciado Andrés Manuel “desde el momento en que se detectó el posible desfalco y daño al erario, instruyó llegar al fondo del asunto y que no hubiese impunidad”, según la señorita de Bucareli.

De eso, señoras y señores hace más de dos años. Y la denuncia que le referí, fue en 2019, pero Ignacio Ovalle supo de la estafa desde julio y agosto de 2018.

¡Suave! Nacho en la impunidad. Y la señorita de Bucareli en el papel que bien opera en escena bajo la conducción del Santo Niño Fidencio de la charca del Zócalo. ¡Al ladrón, al ladrón! ¡Súper, Drakko!

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