Espejismo del mercado laboral

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  • Más empleos, pero de baja calidad
  • Prevalecen salarios bajos
  • Sin acceso a servicios de salud
  • Mayor precarización del trabajo

Agustín Vargas *

Los resultados de la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), elaborada por el INEGI, muestran que en el primer mes del año la población ocupada sumó 58.9 millones de personas, 553 mil más que en igual mes del año pasado. Si bien este fue uno de sus menores avances anuales, ya supera en 3.5 millones de ocupados su nivel prepandemia, lo que significa que en los últimos tres años se generaron un total de casi 1.2 millones de puestos de trabajo por año.

Esto permitió, en buena medida, que el número de personas que declararon estar desocupadas, es decir aquellas que “no estando ocupadas en la semana de referencia, buscaron activamente incorporarse a alguna actividad económica en algún momento del último mes transcurrido”, sumara 1.7 millones de personas, cifra inferior tanto a la del año pasado como a la reportada antes de la pandemia.

Esto significó que la tasa de desocupación se ubicara en 2.9%, casi un punto porcentual menor que su nivel de principios de 2020.

Al respecto, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado considera que que no hay duda de lo benéfico que resulta para la población tener mayores oportunidades de ocupación, pero de igual importancia o más quizá, es que esta sea de calidad, de tal manera que permita a los trabajadores satisfacer sus necesidades familiares.

Una buena señal en este sentido es que durante el primer mes del presente año se identificó como población subocupada, es decir, a las “personas ocupadas con la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual les permite”, a un total de 4.2 millones de personas, lo que además de representar una disminución de 314 mil respecto al mismo mes del año pasado, fue 615 mil menor a su nivel prepandemia.

Sin acceso a salud

Esto, en principio, pareciera ser como un espejismo, pues si bien se puede inferir que hay mejores condiciones en el mercado laboral, la verdad es que existen otros indicadores que no necesariamente son tan favorables.

El acceso a los servicios de salud es sin duda un factor determinante de la calidad del empleo en nuestro país. Los resultados de la ENOE indican que del aumento total de 3.5 millones de personas en la que se incrementó la población ocupada desde la pandemia, 2.1 millones consiguieron un empleo en donde les ofrecieron acceso a los servicios de salud.

Si bien el total de la población ocupada con este beneficio sumó 23 millones de personas, que representó el 39% de la ocupación del país, es evidente que los 35.5 millones que no cuentan con esta prestación es señal de los esfuerzos que se deben realizar aún para mejorar las condiciones laborales.

El nivel salarial es otro factor determinante de la calidad del empleo. El aumento en la demanda de empleos frente a una todavía limitada apertura de fuentes de trabajo incide en el nivel de los salarios que se ofrecen, contribuyendo a la precarización del empleo.

Los datos de la ENOE indican que, del total del aumento en el número de ocupados después de la pandemia, 10.9 millones de personas lograron ocuparse con un ingreso de hasta un salario mínimo, mientras que, por el contrario, la ocupación de quienes tienen ingresos superiores a un salario mínimo (sm) se redujo en 8.9 millones de personas.

A su interior, el segmento de ocupados con ingresos de más de uno hasta 2 sm disminuyó en 1.8 millones. En el de más de 2 y hasta 3 sm la baja fue de 3.8 millones de personas, en el de más de 3 hasta 5 sm hubo una disminución de 2.4 millones en tanto que en el de más de cinco sm la baja fue de casi un millón.

Mayor precarización

Otro indicador que resalta la precarización del mercado laboral es la tasa de condiciones críticas de ocupación, que representa el “porcentaje de la población ocupada que se encuentra trabajando menos de 35 horas a la semana por razones de mercado.

Es esto se suma la que trabaja más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo y la que labora más de 48 horas semanales ganando hasta dos salarios mínimos”, que en enero fue equivalente al 34.1% de la población ocupada, lo que significa un aumento de 11 puntos porcentuales respecto a su nivel prepandemia.

Esto quiere decir que actualmente son 20.1 millones de personas las que se encuentran en esta condición laboral cuando en febrero del 2020 sumaban12.7 millones.

Evidentemente ha habido una mejora constante en el aumento de la población ocupada, pero también es claro que en materia de la calidad del empleo aún hay mucho que hacer.

La mayor parte de la creación de nuevos puestos de trabajo se sigue observando en los niveles salariales más bajos y sin acceso a servicios de salud. Por ello los esfuerzos se deben centrar en el estímulo de la inversión productiva que propicie un incremento importante en el acervo de capital, con la posibilidad de ampliar las fuentes de trabajo con mejores condiciones.

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*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx