Washington.- La administración estadunidense intensificará esfuerzos y recursos para detener filtraciones de información oficial, como parte de ello, el Departamento de Justicia revisará las políticas respecto a citatorios judiciales a periodistas involucrados en investigaciones de este tipo.
El procurador general de Justicia, Jeff Sessions, dijo este viernes que aunque existe respeto en el gobierno por el importante papel que la prensa juega en la sociedad, y se le dará respeto, advirtió que este no será ilimitado, tras insistir que es tiempo de poner fin a la cultura de las filtraciones.
“Ellos no pueden poner vidas en riesgo con impunidad. Debemos balancear el papel de la prensa con la protección de nuestra seguridad nacional, y la vida de quienes sirven en la comunidad de inteligencia, las fuerzas armadas y los estadunidenses que respetan la ley”, indicó Sessions en alusión a los periodistas.
Sessions se refirió a la filtración de la transcripción de la conversación telefónica que el presidnete estadunidense Donald Trump celebró en enero pasado con el mandatario de México, Enrique Peña Nieto, y el primer ministro de Australia, Malcolm Turboll, las cuales desmintieron las afirmaciones previas hechas por el gobernante estadunidense al respecto.
“Nadie tiene derecho a llevar una lucha subrepticia para empujar batallas en la prensa revelando sensitiva información del gobierno”, lamentó Sessions, en referencia a la información dada a conocer el jueves por el diario The Washington Post.
Acompañado por el director nacional de Inteligencia, Dan Coates, Sessions señaló que estas filtraciones lastiman al país porque afectan las capacidades de la comunidad de inteligencia y dificultan la tarea del gobierno de conducir su política exterior.
“Esta nación debe poner fin a esta cultura de las filtraciones. Investigaremos y trataremos de llevar a los criminales a la justicia. No permitiremos que fuentes anónimas ruines cuenten con autorizaciones de seguridad para vender nuestro país”, dijo el procurador en alusión a funcionarios con acceso a información clasificada.
Sessions anunció una serie de acciones para combatir las filtraciones, y reveló que el número de quejas sobre filtraciones que el Departamento de Justicia ha recibido en los pasados seis meses, equivale al total de las que fueron presentados en los pasados tres años.
Anunció que ha instruido al procurado general adjunto, Rod Rosenstein, y al director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Christopher Wray, para que exista un activo monitoreo de cada caso, e igualmente ordenó a la División de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia darles prioridad.
Además, dio a conocer que frente a la triplicación de estas investigaciones, la FBI incrementó los recursos dedicados a estos casos, y creó una nueva unidad de contrainteligencia para manejarlos.
Coates acusó que la filtraciones se han traducido en una amenaza importante para la seguridad nacional, dando a los adversarios de Estados Unidos conocimiento de sus actividades en este campo, además de representar un costo económico por el reemplazo de los programas revelados.
Dijo que contrario a la percepción general, estas filtraciones no sólo se han originado en la comunidad de inteligencia, sino también en fuentes dentro del Congreso y de la propia Casa Blanca
Como parte de esta cruzada, Coates reveló que el Directorio Nacional de Inteligencia (NCSC) que preside, analiza los procedimientos para las autorizaciones de seguridad, a fin de detectar inconsistencias en su expedición tanto a funcionarios del gobierno, como a contratistas.