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Colosio Riojas y Beltrones, dos caras de la política

Norberto Vázquez

Colosio Riojas sin alzar la mano sin el aparato propagandístico y de gobierno con que cuentan los políticos actuales, ha emergido como uno de los más sensatos y con peso político propio

Son dos generaciones lejanas, pero que todo apunta que se encontrarán en el Senado de la República. Dos generaciones de políticos que los entrelazó un pasado oscuro, poco claro, y lleno de contrariedades. Uno es hijo de un candidato presidencial asesinado, lo he oído en sus entrevistas, muy pulcro, muy claro, sensato y efectivo en sus respuestas, él, Luis Donaldo Colosio Riojas.

El otro es un casi clarividente de la política, pupilo (secretario particular) de Fernando Gutiérrez Barrios. A Beltrones lo veías en sus eventos y siempre iba con un sequito de cómo 30 sujetos, “asesores” les decían, lo escuchas en sus entrevistas (alguna vez lo entrevisté) y es muy rebuscado, habla mucho, dice poco, de esos históricos sultanes de la política. Que creen que lo saben todo.

De Colosio Riojas, se prevé un futuro prometedor en la política. De Manlio, un escenario poco claro en el Congreso con todos los antecedentes que pesan sobre él. No hay mucho que explicar en esa tensa relación que se espera. Hubo un crimen político de por medio.

En la opinión popular prevalece que se trató de un complot orquestado y dirigido en el seno del propio PRI vía Manlio Fabio Beltrones, jefe de escoltas de Luis Donaldo Colosio Murrieta, y ordenado directamente por Carlos Salinas de Gortari en una compleja táctica de su jefe de asesores, José María Córdoba Montoya, que al final pudo imponer como presidente a su preferido Ernesto Zedillo Ponce de Léon.

Hoy Beltrones busca un escaño y hace campaña, Colosio Riojas lo acusa de usar el nombre de su padre para montarse en el proselitismo. En política todo se vale.

Colosio Riojas no solo ha negado la amistad entre su padre y Beltrones, sino que incluso ha manifestado que no le gustaría encontrárselo en el Senado si ambos ganan en las elecciones del 2 de junio.

Las amistades se esfumaron, realmente los amigos verdaderos, muy contados, sí se mantuvieron presentes, muchos de ellos no están en la política. Entonces, muchos de estos reciclados que voy a encontrarme como compañeros de curul, realmente no eran amigos, amigos, reveló en una entrevista.

“Me gustaría no tener que encontrármelo nuevamente en el Senado, sea yo o no sea Senador. Creo que es de esas figuras que ya están demasiado recicladas, y una de las figuras también que se ha jactado más de ser una gran amistad de Luis Donado Colosio cuando en verdad no lo fue”, agregó.

Lo cierto es que había un war room cuando Colosio Murrieta era candidato a la presidencia en 1994: Beltrones y Emilio Gamboa. El sonorense también se encargó de cumplir la petición de Diana Laura Riojas (esposa de Luis Donaldo) de cuidar que no mataran a Mario Aburto cuando lo trasladaban en un avión a la Ciudad de México.

Lo cierto es que Luis Donaldo Colosio Riojas sin alzar la mano, sin el aparato propagandístico y de gobierno con que cuentan los políticos actuales, ha emergido como uno de los más sensatos y con peso político propio.

Pausadamente y desde una inusual trinchera municipal como lo es el gobierno de Monterrey, Colosio Riojas ha venido ganando terreno en un campo altamente polarizado por dos bandos políticos rivales. He escuchado con detenimiento las declaraciones de este político, y sin duda, pinta para ser uno de los más serios del escenario que se viene.

Cuando me refiero a Colosio y Beltrones, como dos caras de la política, es cómo ese régimen que no se acaba de ir, ese de los beltrones, los bartlets, los amlos, todos ellos, que siguen guardando serios problemas de complejidad estructural para este país.

Colosio es lo más reflexivo que se ve en el escenario, no habla de regímenes, su planteamiento es muy espiritual, cosa que sin duda, le falta tanto a este sistema político, que sus estúpidos “cálculos políticos” sean cambiados por raciocinio colectivo. Tanta grilla barata, cuanto daño le ha hecho al país. Nos hacen falta más colosios y menos beltrones.