Tarde de luchadores, el caso Fray Tormenta
Norberto Vázquez
En este oficio he conocido y entrevistado de todo: premios Nobel, presidente de la república, gobernadores, secretarios de estado, músicos, pintores, escritores, compositores, jefes policiacos, de todo. Dice que un reportero sin suerte no lo es, sobre todo para encontrarse con personajes.
Mi madre muy devota, era dada a ir muy regular a la misa. Nos cambiamos de Azcapotzalco a una colonia del Estado de México, ahí lo conocí y supe de él por primera vez. Muy folclórico, sus homilías religiosas eran muy diferentes a cualquier sacerdote. Recuerdo una frase que dijo en misa y la tengo bien memorable porque estaba rifando “niños dioses”, que “Dios me perdone, pero es para una buena causa”.
Su sobrino Juan Carlos iba conmigo en la primaria y me comentaba de sus andanzas, cuando comenzaba a querer ser luchador en el anonimato. Bregar con Dios y con la vida. Dejó de dar servicios en la Parroquia de El Carmen, en El Cardonal Xalostoc. Pero conocí ahí en el coro del tabernáculo a muchos compañeros que tocaron con él en su grupo musical, ahí supe que les decían Los Cachorros.
Atrás de la Iglesia había unos campos de futbol, las leyendas urbanas cuentan que sus Cachorros armaron la pelea campal en un encuentro pambolero y el mismo sacerdote salió a repartir leña y defendió a sus Cachorros. Pasaron los años, y el personaje pasó a convertirse en un ícono de la cultura pop en México y el mundo.
Su nombre es Sergio Gutiérrez Benítez y en los años sesenta del siglo pasado se fue de sacerdote en la diócesis de Texcoco, donde además fundó un orfanato llamado “La Casa Hogar de los Cachorros de Fray Tormenta”, que serviría como hogar de muchos niños.
Fray Tormenta se convirtió en el sacerdote que inspiró la película Nacho Libre del director Jared Hess, protagonizada por Jack Black y estrenada en el 2006. El filme cuenta, con exageraciones propias del cine norteamericano, la historia de un sacerdote torpe que luchaba a escondidas de su comunidad para sostener un orfanato. En la cinta, el cura se enamora de una monja de su comunidad interpretada por la actriz Ana de la Reguera un pecado para cualquier hombre con sotana.
Además de esa película por la que se dio a conocer en todo el mundo, también inspiró otras, como la francesa L’Homme au masque de’or y la ecuatoriana Un titán en el ring. El padre Sergio Gutiérrez es el único sacerdote en el mundo que practicó la lucha libre, a escondidas del clero, para dar alimento a más de dos mil niños y jóvenes que pasaron por la casa hogar fundada por él.
Aún practica el deporte pero ya con la aprobación de la iglesia y de sus feligreses. Nació en 1945 y se unió a la Orden religiosa de los Escolapios. Fundó el y cuando se dio cuenta que los gastos eran muchísimos, optó por convertirse en luchador, portando su máscara rojo y dorado que tanto lo caracteriza. Hoy el clérigo tiene 79 años y está enfermo. Actualmente padece herpes zoster, una enfermedad causada por el mismo virus de la varicela, la cual le ha ocasionado la pérdida de la vista, entre otros malestares.
El “padre Sergio”, como yo lo conocí, reconoce su fama y quizá se ayuda a exagerarla. Dice que el papa Francisco lo admira y ha leído los reportajes que han salido de él en todo el mundo.
He reconocer que yo siempre lo he admirado, porque durante más de 40 años sacó adelante la casa hogar en donde crecieron cerca de 2 mil niños, muchos de los cuales son ahora médicos, abogados, programadores o incluso luchadores. El Místico es un caso. Gente de bien.
Lamentablemente, esta historia dio un giro inesperado y comenzó una colecta para ayudarlo:
https://www.gofundme.com/f/apoyemos-a-fray-tormenta-la-inspiracion-de-nacho-libre?lang=es_MX&utm_campaign=fp_sharesheet&utm_medium=customer&utm_source=copy_link
Los cronistas de su vida, dicen que Fray Tormenta ha contado su vida tantas veces que es difícil culparlo por cambiar cosas y por ajustar los hechos a cada ocasión.
Él es una estrella, después de todo, y sabe cómo contar su propia historia para que siempre complazca a una audiencia diferente. Su vida se ha vuelto tan alegórica como una de las historias bíblicas que podría contar en uno de sus sermones. La vida siempre me ha reunido con personajes y este creo que es muy peculiar.
Las personas que son diferentes y las mueve la empatía hay que reconocérselo. Sobre todo, en una sociedad tiranizada por las mafias y el crimen organizado. Fray Tormenta es la muestra de que aún hay voluntad en la humanidad y hay que creer en ella.