Los sigilosos préstamos neoliberales de la 4T
Norberto Vázquez
En 2020 el Gobierno de México colocó bonos por dos mil 300 millones de dólares, de ese monto, mil 500 millones de dólares son de un bono de referencia a 10 años que vence en 2030, mientras que los 800 millones de dólares restantes vienen de la reapertura de un bono con vencimiento en enero de 2050
Es una política neoliberal que se sigue ejerciendo. Los datos arrojan que en 2020 cada uno de los 127 millones de mexicanos que reporta el Inegi como población, deben ya 100 mil pesos cada uno. No es a su banco, ni al agiotista del barrio, o a la tienda de electrodomésticos a la que le debe. Son a instituciones internacionales y personas que usted no sabía, le habían prestado dinero. ¿Cuándo y cómo fue esto?
Desde el 2019 México ha acudido a los mercados e instituciones de crédito internacionales para contratar deuda, una estrategia que supuestamente no tendría cabida dentro del gobierno, como lo dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador. En lo que va de la presente administración, han sido varias las transacciones más significativas de endeudamiento que llevará décadas pagar estos empréstitos a todos los mexicanos.
A finales del 2019, la actual administración contrató 10 mil 807 millones de dólares de deuda, la tercera emisión más alta desde 1990. De acuerdo con las Estadísticas Oportunas de Finanzas Públicas de la Secretaría de Hacienda, al descontar los pagos y los nuevos préstamos que el país solicitó entre enero y abril de ese año, el endeudamiento neto en moneda extranjera fue de 14 mil 405 millones de dólares.
De este monto, más de nueve mil millones de dólares corresponden al Gobierno Federal, con lo cual se rebasó el techo de endeudamiento externo que el Congreso de la Unión aprobó para 2019, por cinco mil 300 millones de dólares.
Las calificadoras internacionales inmediatamente reaccionaron ante este endeudamiento, pues resultado de este préstamo, al cierre de abril del 2020, los mexicanos debían en total 12.1 billones de pesos tanto a prestamistas nacionales como internacionales.
En enero de 2020 el Gobierno de México colocó bonos por 2 mil 300 millones de dólares, según la Secretaría de Hacienda, de ese monto, mil 500 millones de dólares son de un bono de referencia a 10 años que vence en 2030, mientras que los 800 millones de dólares restantes vienen de la reapertura de un bono con vencimiento en enero de 2050.
Más preciso: un bono es un instrumento de deuda que emite el gobierno mexicano para recaudar dinero. Cuando un inversionista compra un bono, está prestando dinero al gobierno que emitió el bono y, a cambio, el gobierno que emitió el bono acuerda devolver el dinero y los intereses.
La operación tuvo una demanda máxima de 14 mil 700 millones de dólares, es decir, más de seis veces el monto colocado, y en ella participaron 350 inversionistas institucionales de todo el mundo.
Para junio de 2020, el Banco Mundial, aprobó un préstamo por mil millones de dólares al Gobierno de México para apuntalar las políticas de financiamiento para el desarrollo cuyo crédito supuestamente servirá para impulsar los esfuerzos de inclusión financiera, en particular el de jóvenes de 15 a 17 años.
El crédito fue solicitado el 19 de mayo del 2020 ante el Directorio Ejecutivo del organismo, y aprobado el 31 de mayo, con una comisión inicial de 0.25 por ciento del monto total del préstamo según el organismo internacional.
Al ser cuestionado sobre ello, el presidente sólo atinó a decir que era un préstamo de “trámite”, pero luego de profundizar la información resultó que han sido cinco créditos por dos mil 130 millones de dólares los contratados. Esta cifra es apenas inferior a la deuda contraída por México durante todo el sexenio pasado.
Expertos anticipan que la deuda pública se incrementará en 15 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) durante el tercer año del presidente López Obrador, al pasar de 44.7 por ciento en 2019, a 59.2 por ciento a finales de este 2021.
Por si fuera poco, en los próximos meses, funcionarios de Hacienda y del Banco de México no descartan la posibilidad de utilizar la Línea de Crédito Flexible (LCF) que el país tiene disponible con el Fondo Monetario Internacional (FMI)… unos nada despreciables 61 mil millones de dólares.
Esto no debe de suceder. México tiene un potencial para atraer Inversión Extranjera Directa y el apoyo de diversos tratados comerciales globales para proyectar su economía para no recurrir al préstamo. Aquí no hay transformación, se sigue cayendo en los mismos vicios del pasado: endeudar el progreso de los mexicanos. Ese por donde se le vea, no es desarrollo, es más de lo mismo. Políticas neoliberales.