Expedientes MX

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Six Flags, entre los 184 permisionarios para usar artificios de pirotecnia

Norberto Vázquez

La Sedena informó que de estas autorizaciones 150 están otorgadas a personas físicas con secrecía y 32 a personas morales, una sola empresa con tres permisos

El sector es indispensable para la cultura popular mexicana. Y muy respetable. El problema es que en la clandestinidad se mueve mucha pólvora, y todos los años, hay muertes que lamentar sobre todo en Tultepec, estado de México, por el manejo fuera de la ley en la fabricación de juegos pirotécnicos. Tal vez nos resulte complicado relacionar el arte popular o la artesanía con la pirotecnia, pero la realidad es que su elaboración es realmente un trabajo artesanal de conocimientos ancestrales, del cual viven miles de familias.

En aspecto formal, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informó a Expedientes MX mediante una solicitud de acceso a la información, que al momento se tiene otorgados 184 permisos para la elaboración, fabricación y almacenamiento de artificios. De estos, 150 esta representados por familias y personas, por lo que los nombres de los titulares de estos permisos fueron reservados por disposiciones reglamentarias en la protección de datos personales.

En tanto, 32 permisos están en manos de empresas privadas, entre las que destacan Six Flags México, Cohetería el Cachanilla con tres permisos para operar en Caborca, Sonora; Elements SA de CV, Safran Arosystems México, Magic Fireworks México, Pyro Melendrez, Juegos Pirotécnicos el Volcán, Espectáculos Pirotécnicos de Occidente, Química Bicentenario de la Independencia, Pyrosoluciones, Artesanías Pirotécnicas el Esfuerzo, y Servicios Multiples del Sureste.

También, la dependencia encabezada por el General Luis Cresencio Sandoval, señaló a las firmas Grupo Marsan de México, Comercializadora Pirotécnica la Lupita, Unión de Juguetería Pirotécnica de Nacajuca, Servicios Offshore, Viking Life saben Equipament, Pirotecnia del Caribe, y Abarrotes Baqueiro Caceres, entre otras.

No obstante, cuando la actividad pirotécnica actúa clandestinamente y sin la adecuada regulación, cobra numerosas víctimas y daños materiales.

Y es que sobran ejemplos sobre accidentes que han llegado a costar heridas graves o la vida de personas, incluidos niños. Y estos accidentes ocurren por la clandestinidad con la que operan ciertos distribuidores y productores, o la baja calidad del producto que es utilizado en su elaboración.

Es un nicho en auge. Incluso, se calcula que la pirotecnia es una actividad económica de la que viven al menos sesenta mil familias mexicanas. Sólo en el año 2010, México importó cerca de 7 millones de pesos en artículos para fuegos artificiales, cohetes de señales o granífugos y similares, petardos y demás artículos de pirotecnia, de acuerdo con el Anuario estadístico del comercio exterior de los Estados Unidos Mexicanos 2010, del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).

Pero tiene su lado negativo. De acuerdo con el Consejo Nacional de la Pirotecnia, en México existen alrededor de cuarenta mil giros clandestinos. Es decir, gran parte de esta actividad se desarrolla en la ilegalidad. Las consecuencias: cuestiones relativas a accidentes, y sobre todo, un gran número de lesiones en niños por manejo de pirotecnia que pueden ir desde quemaduras de primer grado hasta desprendimiento de algún miembro. Y de acuerdo con las estadísticas del Instituto Mexicano del Seguro Social, el 30% son lesiones en dedos, el 28% en ojos, el 15 % en cara y cabeza. El 60% son quemaduras y sólo el 20% son contusiones.

El problema es claro en este sector. Los retos que enfrenta la industria pirotécnica nacional tienen que ver fundamentalmente con una normatividad adecuada, además de una tecnificación de los procesos productivos, así como capacitación y adiestramiento, segmentación y ampliación de nuevos mercados y la consolidación de una cultura de la prevención. La pirotécnica es parte de la cultura nacional, pero hay que regularla.