Programas sociales a cambio de nada
Norberto Vázquez
La fórmula es sencilla: si este gobierno de la 4T fuera efectivamente transformador de la realidad social de este país, cada vez menos gente debería de necesitar de los programas sociales. Pero es todo lo contrario.
Mientras las cifras oficiales no demuestren una mejoría en el bienestar de la gente, los programas sociales de este gobierno quedarán inscritos como un desperdicio de dinero y una compra directa de votos.
El programa Prospera que funcionó durante 20 años fue cancelado en este sexenio el cual consistía en darle dinero en efectivo a personas en pobreza a cambio de que llevaran a sus hijos a la escuela y que la familia fuera a revisiones médicas periódicas. Si se incumplía con ello, se suspendía el programa.
Es preocupante, que cada vez más gente busca acceder a una mayor cantidad de programas sociales de modo que familias enteras viven 100% del dinero que les da el gobierno sin ser productivos en nada.
En la opinión pública, comienza el cuestionamiento de porqué se habla de dinero de impuestos transferido a programas sociales. Porque están surgiendo una serie de cuestionamientos minuciosos al consumo que realizan los hogares beneficiarios.
La estigmatización por gastar en bebidas alcohólicas o tabaco, poseer un buen celular, pagar televisión por cable, o si compran cualquier bien o servicio sospechoso de no ser en extremo indispensables para la sobrevivencia.
En 2021, Acción Ciudadana Frente a la Pobreza cuestionó la eficacia de los programas sociales del Gobierno tras el aumento de 3.8 millones de nuevos pobres en los últimos dos años.
Para esta organización civil, el remedio no son los programas sociales que apenas atenúan la pobreza, pero no enfrentan las causas. En pocas palabras: no pueden esperarse milagros de estos programas.
Y es que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), reveló que los mexicanos en pobreza multidimensional pasaron de ser 51.9 millones en 2018 a 55.7 millones en 2020.
Mientras que la población con un ingreso inferior a la línea de pobreza se incrementó en 5.1 millones de personas, de 2018 a 2020, al alcanzar 66.9 millones de mexicanos, el 52,8 % del total.
Existe la percepción que poco importan las características ideológicas de los partidos políticos cuando se advierte que todos, sin excepción, lucran con las necesidades de los electores a cambio del voto, sin embargo, la población no identifica con claridad la perversidad de esa maquinación, porque le asigna mayor importancia a la ayuda que le ofrecen los candidatos de los partidos.
Ahora se les venden un discurso político en el que asustan a la población de dejar de recibir los programas sociales reconocidos en la Constitución si votan por un candidato distinto del partido al que pertenece el Presidente de la República.
Ahora el campeón de la demagogia es aquél que refuerce e institucionalice los apoyos sociales a cambio de nada. Bienvenida la política social sin retribución y que esté generando una sociedad que sólo estire la mano. Bienvenida la nueva democracia caritativa.