Expedientes MX

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Los negros pasos de Francisco Gil Díaz

Norberto Vázquez

A lo largo de 30 años el exfuncionario ha tenido negocios en el gobierno, traficado con influencias y protegido a su junior que desfalcó al erario mediante Oro Negro

La pregunta fue directa en un brindis de fin de año en las oficinas de Palacio Nacional a Raúl Martínez-Ostos, vocero de la Secretaria de Hacienda, cuando Francisco Gil Díaz era el titular de la SHCP: ¿Es verdad que el secretario es el que opera el gobierno por encima de Vicente Fox?

La respuesta nos la dio en corto a su servidor, y a mi director editorial de su momento, Agustín Vargas en la revista Quehacer Político cuando nuestro director era Cruz Ulín. “No como creen, son rumores”, dijo Martínez.

La contestación de Ostos sin duda fue una mentira piadosa. Los círculos políticos decían como Gil Díaz hacia lo que se le pegaba la gana. Y más de un empresario, sintió la opresión de esa soberbia gubernamental.

Durante el sexenio foxista la corrupción de las aduanas mexicanas fue terrible por las responsabilidades de Francisco Gil en el caso ISOSA. Desde la década de los 90, Francisco Gil convirtió la Administración General de Aduanas en un coto de poder, que Luis Robert Patrón Arregui en 2006 procuró mantener ya con Felípe Calderón al estrechar los vínculos con un personaje clave para el detrimento en el funcionamiento las aduanas, como fue José Guzmán Montalvo, a quien Gil Díaz mantuvo como Administrador General de Aduanas, quien además de contratar a su familia y a la de Gil Díaz (hermanos, primos, tíos, sobrinos y amigos) en cargos de las aduanas en todo el país.

E incluso Gil Díaz fue el fundador y uno de los principales operadores de los fideicomisos y empresas privadas (ISOSA y los fideicomisos Aduanas I y II) que fueron utilizados para desviar recursos públicos productos del cobro de derechos de trámites aduanales.

Que fácil, Gil Díaz era juez y parte dentro del gobierno. Cobraba como funcionario y cobraba a la misma SHCP, por darle servicios de trámites aduaneros mediante outsourcing con la empresa Unisys de México (reportajes que documenté en su momento).

Luis Roberto Patrón Arregui, apartándose de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos nombró como su secretario particular a un familiar de Gil Díaz, a Rodolfo Ponce Díaz, quien durante la administración de Guzmán Montalvo se desempeñó como Administrador Central de Visitaduría de la Administración General de Aduanas y como Administrador en la Aduana de Aguascalientes.

Las cosas para Gil ahí no terminaron ahí. Hoy la 4T lo trae en la mira. El gobierno de López Obrador le ha ventilado conflictos judiciales a su hijo Gonzalo Gil White, que está acusado por supuestas irregularidades en la quiebra de la petrolera Oro Negro en el sexenio de Enrique Peña Nieto, sobre quien además pesa una orden de captura.
Gil Díaz vive en Madrid pero su hijo está en la clandestinidad y es buscado en 194 países.

La Interpol emitió una ficha roja para detener también a José Antonio Cañedo White, Carlos Enrique Williamson Nasi, Miguel Ángel Villegas Vargas y Alonso del Val Echeverría, directivos de la empresa Oro Negro.

Son acusados por la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México por los delitos de administración fraudulenta y abuso de confianza por presuntamente disponer indebidamente de 750 millones de pesos de un fideicomiso.

A Gonzalo Gil White y José Antonio Cañedo White, así como a Miguel Ángel Villegas Vargas, les fue negado un amparo contra la orden de aprehensión en su contra por fraude.

El pasado 10 de marzo de 2023, el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Penal de la Ciudad de México resolvió no concederles la cancelación de la orden de aprehensión, librada en julio de 2020.

Gil White es señalado como presunto responsable de haber desfalcado con alrededor de 360 millones de pesos de la sociedad Oro Negro Drilling Pte. Ltd., la cual fue favorecida con contratos millonarios por Petróleos Mexicanos (Pemex) para alquilar plataformas petroleras, hasta que en 2017 decidió renegociar los términos de sus acuerdos, debido a que encontró que le cobraban sobreprecios.

Oro Negro se declaró en concurso mercantil y se declaró en suspensión de pagos, situación que hizo que la empresa fuera intervenida y se encontraran irregularidades que apuntaban a Gil White.
Tras el anuncio de la quiebra de la empresa Oro Negro, más que un escándalo financiero por 500 millones de dólares, el resultado es la pérdida del patrimonio de miles de trabajadores mexicanos, ya que el 47% de las acciones de la empresa perforadora pertenecía los fondos de pensión de las Afores SURA y Citibanamex.

Las pistas a puntan a que a Francisco Gil Díaz se le ha visto recientemente con el ministro de la Suprema Corte, Jorge Pardo Rebolledo, con quien busca apoyarse para salvaguardar los manejos fraudulentos de su hijo Gonzalo Gil.

La historia de Gil Díaz como funcionario ha sido muy oscura. Es uno de esos tecnócratas que tanto se ha quejado el presidente López Obrador, que hicieron lo que quisieron con el país y el erario público durante casi seis décadas. Veremos