«Habemus papam»: Cónclave elige al nuevo pontífice

Miles de fieles y curiosos rompieron en aplausos y vítores en el Vaticano al ver la esperada fumata blanca

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Ciudad del Vaticano.- El esperado humo blanco surgió este jueves de la chimenea instalada en el tejado de la Capilla Sixtina, señal que los 133 cardenales encerrados en su interior lograron escoger al sucesor del papa Francisco en el segundo día del cónclave.

Los 1,400 millones de católicos del mundo deberán esperar ahora el inminente anuncio «Habemus papam» desde el balcón de la basílica vaticana de San Pedro y la aparición del 267º pontífice de la Iglesia católica.

Miles de fieles y curiosos rompieron en aplausos y vítores en el Vaticano al ver la esperada fumata blanca, que estuvo acompañada del redoble de las campanas de la basílica de San Pedro, constataron periodistas de AFP.

Todas las miradas están puestas ahora en el balcón de la iglesia más grande del mundo para conocer la identidad del 267º pontífice y sucesor de Francisco, el primer pontífice latinoamericano.

En los próximos minutos, el cardenal protodiácono, el francés Dominique Mamberti, desvelará su nombre con el anuncio «Habemus papam», antes de que el nuevo pontífice imparta su bendición «urbi et orbi» (A la ciudad y al mundo).

También se conocerá el nombre con el que reinará.

Los llamados «príncipes de la Iglesia» necesitaron dos días para elegir al sucesor de Francisco, que encabezó la Iglesia por 12 años con un pontificado reformista enfocado en los pobres y los migrantes.

El jesuita argentino, fallecido el 21 de abril a los 88 años, fue blanco de críticas entre los sectores más conservadores, que apuestan ahora por un cambio más enfocado en la doctrina.

El nuevo papa enfrentará numerosos desafíos internos, como la pederastia en la Iglesia, la crisis de vocaciones y el papel de las mujeres, y externos, como los conflictos, el auge de gobiernos populistas y la crisis climática.

Su nombre surgió del mayor y más internacional cónclave de la Historia de la Iglesia, que reunió en la Capilla Sixtina a 133 cardenales electores procedentes de cinco continentes y unos 70 países.

Aunque los detalles de la elección permanecerán en secreto, salvo que el nuevo papa decida lo contrario, lo único seguro es que obtuvo al menos dos tercios de los votos para ser elegido.

Tras su elección, la tradición establece que el sumo pontífice entre en la Sala de las Lágrimas, ubicada al fondo de la Capilla Sixtina, para poder llorar ante la magnitud de la tarea que le espera.

Allí viste su primera sotana blanca entre las tres tallas disponibles y, antes de dirigirse al balcón de la logia de la basílica para presentarse, los cardenales le prometen obediencia.

En los próximos días, tendrá una especie de investidura papal con una misa celebrada ante líderes políticos y religiosos de todo el mundo.

Además, recorrerá la plaza de San Pedro en el papamóvil por primera vez y pronunciará una homilía en la que expondrá sus prioridades.

La elección ocurre en medio de gran incertidumbre geopolítica, lo que, según expertos, fue un tema clave en la votación.

Francisco creó el 80% de los cardenales que participarán en el cónclave, pero eso no era garantía de continuidad con su pontificado.

La principal incertidumbre es si los cardenales eligieron a un pastor o a un diplomático, a un liberal o un conservador, alguien formado en la curia -el gobierno de la Iglesia- o a un desconocido procedente de las marginadas periferias.

El decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, llamó en una misa previa al cónclave a «mantener la unidad de la Iglesia» de cara al momento «difícil, complejo y convulso» que enfrentará el futuro pontífice.