Washington.- El Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Estados Unidos (EU) creció 0.8% mensual durante abril, alcanzando una tasa anual de 4.2%, su máximo nivel desde septiembre del 2008, informó la Oficina de Estadísticas Laborales (BEA, por su sigla en inglés) de ese país. La inflación de abril fue impulsada por aumentos generalizados de precios, incluidos de los vehículos usados y los alimentos.
El repunte sorprendió, ya que el consenso de los analistas esperaba que se ubicaría en 3.6% anual, luego de que en marzo fue de 2.6%, por lo que el aumento fue significativo.
Con base en estadísticas, la tasa de 4.2% es la más alta desde septiembre del 2008, cuando el IPC se ubicó en 4.9% durante la crisis de las hipotecas subprime.
Según el Departamento del Trabajo de EU, el alto incremento se dio ya que el auge de la demanda ante la reapertura de la economía se enfrentó a las limitaciones de la oferta, lo que podría alimentar los temores de los mercados financieros de un largo periodo de mayor inflación.
Analistas consultados por Reuters dijeron que la demanda está siendo impulsada por ayudas públicas de casi 6 billones de dólares, entregadas a los estadounidenses a lo largo de la pandemia de Covid-19, y por la reapertura de la economía a raíz de la vacunación de más de un tercio de la población del país.
Por su parte, el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, ha dicho recientemente que el aumento de la inflación es transitorio, ya que se espera que las cadenas de suministro se adapten y sean más eficientes.
Sin embargo, a otros especialistas les preocupa que la inflación pueda persistir tras diversos informes de que las empresas están elevando los salarios mientras enfrentan una escasez de trabajadores.
Aunque las ofertas de empleo alcanzan una cifra récord de 8.1 millones y casi 10 millones de personas están oficialmente desempleadas en EU, las empresas tienen problemas para encontrar mano de obra, lo que dificultaría el aumento de la producción.
Además, unas “generosas” prestaciones por desempleo, el temor a contraer Covid-19, padres que siguen en casa cuidando de sus hijos y las jubilaciones relacionadas con la pandemia han ocasionado una “desconexión” del mercado laboral estadounidense.