Inflación y creciente brecha cambiaria en Argentina reviven temor de otra devaluación

Un dólar cuesta más de 1,200 pesos en los mercados alternativos, frente a unos casi 820 pesos en la plaza oficial

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Buenos Aires.- La tasa de inflación anual del 211% de Argentina y el regreso a una brecha cada vez mayor entre los tipos de cambio oficiales y paralelos están avivando las expectativas de otra devaluación del peso, poco más de un mes después de que su valor en dólares se redujera a la mitad.

El peso del país sudamericano ha estado cayendo desde inicios de año en el popular mercado negro y otras plazas paralelas, que durante años han divergido marcadamente del tipo de cambio oficial, que está apuntalado por estrictos controles de capital.

Un dólar cuesta más de 1,200 pesos en los mercados alternativos, frente a unos casi 820 pesos en la plaza oficial.

Se trata de una brecha piso del 50%, que se ha duplicado en las últimas semanas después de reducirse drásticamente en diciembre, cuando el Gobierno devaluó el peso más del 50 por ciento.

Esa ampliación está agitando las expectativas del mercado de que el Gobierno de Javier Milei pueda volver a devaluar pronto la moneda, especialmente con una inflación mensual superior al 25% en diciembre, muy por encima del 2% mensual que tiene en carpeta debilitar el peso («crawling peg»).

«En la medida que se sostenga este ritmo de depreciación del peso y no haya ninguna noticia muy positiva del lado de los precios, las expectativas respecto de una devaluación se potenciarán», afirmó Pablo Besmedrisnik, director de la consultora Invenómica.

«Sería importante no ingresar al momento de central de la cosecha gruesa en marzo/abril con expectativas fuertes de devaluación, porque incentivaría a los productores a postergar liquidaciones y sería un fuerte golpe para el plan de acción económica del Gobierno», agregó.

La inflación en su nivel más alto en tres décadas, la demanda de dólares por parte de los importadores y las incertidumbres políticas este año han pesado sobre el peso, que había ganado terreno en los mercados paralelos tras la devaluación de Milei después de que asumió el cargo.

«El «crawling peg» es insostenible, por lo que no me sorprendería que un día de estos nos despertemos con otra devaluación importante del banco central. Al margen de corregir la brecha con esto, lograría acelerar la licuación de pasivos que alienta este Gobierno y achicar aún más el déficit (fiscal)», afirmó un veterano operador cambiario.

Una devaluación, dijo, alentaría más exportaciones y ayudaría a reducir el déficit fiscal.

Un portavoz del banco central se negó a hacer comentarios al respecto.

Argentina tiene innumerables tipos de cambio porque el acceso al mercado oficial está estrictamente limitado. El denominado «CCL» vía mercado de capitales se ha debilitado un 20% este año, el «blue» o informal ha perdido un 17%, mientras que el tipo de cambio oficial ha bajado sólo un 1.3 por ciento.

Argentina, que tiene un programa de 44,000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI), ha acumulado unos 5,000 millones de dólares en reservas de moneda extranjera en casi cinco semanas, como parte de los objetivos económicos con el prestamista, ayudado por un peso oficial más débil.

El país austral es el tercer exportador de maíz y uno de los principales proveedores de soja procesada, un tema central a la hora de analizar el tipo de cambio.

«El programa monetario y cambiario actual tiene que ser visto como de transición, dado que es evidente que la devaluación de 2% mensual con inflación mucho más alta no es sustentable y va generando un retraso cambiario», dijo Agustín Etchebarne, director de la Fundación Libertad y Progreso.

«Probablemente hacia febrero/marzo, cuando empieza la cosecha gruesa, van a tener que modificarlo. En mi opinión, tienen que salir cuanto antes del «cepo» cambiario y tener un verdadero «Mercado Único y Libre de Cambios» (MULC), o bien, dolarizar» directamente, agregó.

El Gobierno mantiene negociaciones en el Congreso, donde tiene minoría, para tratar de destrabar una llamada «ley ómnibus» con la que quiere sentar las bases de una amplia desregulación económica, lo que se suma a un decreto vigente (DNU) con objeciones judiciales que paralizan parte de la instrumentación.

Milei asumió con la promesa de dolarizar la economía, cerrar el BCRA, eliminar el déficit fiscal, pulverizar la inflación y achicar los márgenes de pobreza que soporta la sociedad argentina.