Edgar Amigón
Ciudad de México.- La recuperación de la economía mexicana se dará cuando haya una integración de los sectores productivos, ya que con ello se fortalecerá la demanda de bienes y servicios y con ello el mercado interno, aseguró el profesor en Política Económica Internacional de la Universidad de Harvard, Dani Rodrik, luego de agregar que se ha llegado al límite “de la integración global en las cadenas de valor. No es el disparador del avance de la economía”.
Sin bien, dijo, los acuerdos comerciales son positivos, es necesario complementarlos con el desarrollo productivo que le dio buenos resultados al país antes de la década de los noventa, no sólo con la sustitución de importaciones, sino priorizando la integración interna.
En el marco de su conferencia magistral “Un nuevo mundo, ¿una nueva estrategia de desarrollo?”, organizada por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP), de la Cámara de Diputados, el economista consideró que la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) “no va a cambiar de manera fundamental la relación mercantil con Estados Unidos y sólo habrá algunas batallas en el área del azúcar, acero y otros sectores”.
Estimó que “habrá un proceso eterno de renegociación y el presidente Donald Trump no va hacer mucho más con respecto al TLCAN; va a hacer menos lo que muerde, que lo que ladra; no va a suceder gran cosa”.
Dani Rodrik sostuvo que la fórmula para recuperar el crecimiento de la economía mexicana se encuentra en “integrarse hacia adentro”, a fin de “jalar” a los diversos sectores (privado, trabajadores y Estado) al quehacer productivo que aliente la demanda de bienes y servicios, porque “ya llegamos al límite de la integración global en las cadenas de valor. No es el disparador del avance de la economía, sino el que los sectores económicos se integren, eleven la productividad y empleen más gente”.
Aclaró: “no sugiero que México le dé la espalda a los tratados comerciales internacionales, los cuales han sido menos determinantes en el pasado y lo serán en el futuro”, sino complementarse con el desarrollo productivo que le dio buenos resultados antes de la década de los noventa, no sólo con la sustitución de importaciones, sino priorizando la integración interna.
La transformación productiva requerirá que el Estado sea proactivo y trabaje con el sector privado para identificar las estrategias en materia de finanzas, tecnología y reformas laborales, para expandir la planta productiva y generar más fuentes de empleo.
“En este proceso habrá muchos obstáculos que tendrán que superarse y asegurar que el proceso funcione para evitar corrupción y prácticas rentistas”, cuyo mejor antídoto, en una democracia, es la transparencia. “Ser muy claros en lo que se quiere hacer y abiertos a la evaluación monetaria”.
Recomendó no absolver la presencia de la corrupción y su impacto como un obstáculo para elevar la productividad, porque hay una interrelación que debe combatirse y pedir transparencia; sin embargo, dijo, no es la única manera en que se logrará el crecimiento económico.
La garantía de que funcione la recuperación de la economía, radica en que no sólo se regale cosas a las compañías, ya que se requiere disciplina y que el sector privado cumpla con el compromiso de aumentar inversiones para crear empleos, junto con transparencia.
“La buena noticia es que México ha podido transformarse institucionalmente cuando define sus prioridades y logra que funcionen, como ya lo demostró con el control de la inflación. La clave estuvo en que la sociedad que se dio cuenta que se pueden hacer las cosas y se atrevió a hacer lo necesario para remontar en la década de los ochenta esa tendencia”, explicó.
Consideró que algo análogo se deberá hacer actualmente para reintegrar productivamente a la economía mexicana, y eso no ocurrirá sólo con acuerdos comerciales internacionales ni con exportaciones, sino priorizando la inversión productiva hacia el interior del país en las diferentes regiones económicas.
Además, refirió que México se orientó hacia afuera y estabilizó la macroeconomía, por lo que sus socios en el mundo “lo consideran como un país que ha logrado grandes ganancias en términos de políticas monetarias y fiscales. Por ello, deberá retomar sus experiencias porque ha mostrado capacidad para integrar las transformaciones institucionales y reformas que se necesitan para priorizar sus objetivos”.