Londres, ciudad imperial forjada entre cenizas e invasiones

660

La urbe londinense se caracteriza por su diseño moderno producto de su entera reedificación, sus castillos portentosos y su amplia colección de arte y cultura universal. Durante 2017 recibió un aproximado de 39.9 millones de visitantes, siendo mayoritariamente europeos, estadounidenses y chinos

Claudia E. Anaya Castro / Enviada

Londres, Inglaterra.- Capital de Inglaterra y centro neurálgico del Reino Unido, la ciudad de Londres es hoy una de las metrópolis más importantes a nivel mundial. Esto se puede ver tanto en la robustez de su economía como en su injerencia en la política global, sin mencionar la vasta historia y riqueza cultural que la convierten en uno de los primeros puntos de referencia para cualquier turista que acuda al viejo continente.

La urbe, ubicada en el sureste de la nación británica, a 60 kilómetros de la desembocadura del río Támesis, fue fundada tras la aparición del Imperio Romano a mediados del siglo I d.c. en la provincia de Britania. Bautizada con el nombre latino de Londinium, se convirtió en poco tiempo en la sede del gobierno imperial, contando con aproximadamente 15,000 habitantes y una gran prosperidad como centro comercial.

Para el año 200 d.C. se construyó la Muralla de Londres (London Wall), edificación defensiva dispuesta alrededor de Londinium, cuyas puertas corresponden con los distritos del Londres moderno. Se mantuvo hasta el siglo XVIII, cuando se demolieron los muros. No obstante, partes importantes de los mismos se incorporaron en otras estructuras. Actualmente se pueden ver algunos de estos restos en la ciudad.

La invasión anglosajona, ocurrida entre los siglos V y VI d.C., cambió de forma sustancial el lenguaje y la cultura del sitio, que adoptó elementos germánicos. Sin embargo, el proceso significó la ruina de la ciudad en ese momento. Para el siglo VII d.c. pasó a convertirse en la capital del reino de Essex.

Para el año 1066 se fundó la mítica Torre de Londres. El castillo, que figuró como un símbolo de la opresión ejercida por Guillermo I de Inglaterra, albergó entre sus muros a personajes tan famosos como el pensador Thomas More o la reina Anne Boleyn, una de las seis esposas de Enrique VIII. Hoy funge como un atractivo turístico, en el cual se pueden ver las Joyas de la Corona (Crown Jewels), colección conformada por coronas, espadas y cetros pertenecientes a la Casa Real Británica, o el Palacio Medieval, el cual sirve como muestra del lujo y la opulencia de la nobleza inglesa.

Con el paso de los siglos, el puerto de la ciudad se convirtió en centro de distribución de mercancías, beneficiado por la expansión del comercio marítimo desarrollada por los Tudor y los Estuardo. Además, se conformó como la sede de una poderosa industria textil. Para mediados del siglo XVII los habitantes de Londres ya ascendían a los 500,000.

En 1665, producto del diseño cerrado de la antigua muralla, la ciudad se vio asediada por la gran peste, epidemia que cobró la vida de más de 70,000 personas. Al año siguiente ocurrió el gran incendio de Londres, que arrasó con cuatro quintas partes de la capital, incluyendo el centro de la ciudad medieval y la muralla romana. Algunos puntos de la metrópoli que recuerdan el evento son El Monumento (The Monument), columna dórica de más de 60 metros de altura ubicada cerca del Puente de Londres, y el Golden Boy of Pye Corner, estatua dorada localizada en el lugar donde finalmente se extinguió el incendio.

Entonces se le encargó al arquitecto Sir Cristopher Wren la reconstrucción de la City de Londres (The City), para lo cual el Parlamento recaudó fondos al pechar el carbón. La restitución de la ciudad se llevó a cabo con ladrillos y piedra, contando ahora con mejores accesos y sistemas sanitarios, dotándola de su actual apariencia moderna que se difumina con el diseño originariamente medieval de sus calles.

Londres pasó a ser centro de la vida social, con sus grandes palacios, sus teatros y sus museos. En este último rubro destacan algunos ejemplos como el Museo Británico, que es uno de los más antiguos del mundo (fue fundado en 1753). El recinto recibe anualmente a más de 5 millones de visitantes, lo que le coloca a la altura del Louvre de París y del Metropolitan en Nueva York, y cuenta con una colección proveniente de sitios como Grecia, Roma, Egipto, Oriente Medio y América, destacando piezas como la Piedra Rosetta, parte del Partenón, las momias egipcias, uno de los moais de la Isla de Pascua o los bajorelieves del palacio asirio de Nínive.

Pese a que la cantidad de antigüedades es algo por lo que brilla la capital del Reino Unido, en el terreno de las bellas artes la ciudad inglesa no se queda desfasada. La National Gallery, nacida en 1824, es el museo de arte más prestigioso en Londres. Cuenta con más de 2,300 pinturas que datan desde el año 1250 hasta 1900, destacando los nombres de artistas como Rembrandt, Cézanne, Botticelli, Velázquez, Van Gogh, Miguel Ángel y Monet.

En el mundo de la moda, Londres no tiene nada que envidiarle a París. Muchos diseñadores abren la temporada en la capital inglesa, siendo la London Fashion Week una de las más importantes a nivel internacional. Zonas como Oxford Street o Bond Street le ofrecen al turista la oportunidad de adquirir piezas de las marcas más destacadas como lo puede ser la casa de moda Burberry.

Londres brilla como una de las ciudades más emblemáticas de Europa, por su larga y compleja formación, su indudable aportación en materia cultural y su rica arquitectura, por lo que es recomendable ir con tiempo para alcanzar a descubrir todos sus encantos.