Nairobi/Roma.- Ante la triple amenaza del cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación, el mundo debe cumplir su compromiso de restaurar al menos 1000 millones de hectáreas de tierras degradadas en la próxima década, un área del tamaño de China, aproximadamente.
Los países también deben sumar compromisos similares para los océanos, según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), lanzado junto con el Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de Ecosistemas 2021-2030.
El informe, Únete a la #GeneraciónRestauración: Restauración de ecosistemas para las personas, la naturaleza y el clima, destaca que la humanidad está utilizando alrededor de 1,6 veces la cantidad de servicios que la naturaleza puede proporcionar de manera sostenible.
Eso significa que los esfuerzos de conservación por sí solos son insuficientes para evitar el colapso de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad a gran escala. A nivel mundial, el costo de la restauración de la tierra, sin incluir la restauración de los ecosistemas marinos, se estima en al menos US$ 200.000 millones por año de hoy a 2030. El informe destaca que cada dólar que se invierte en restauración genera hasta US$ 30 en beneficios económicos.
Los ecosistemas que requieren una restauración urgente incluyen las tierras de cultivo, los bosques, los pastizales y sabanas, las montañas, las turberas, las zonas urbanas, las aguas dulces y los océanos. Las comunidades que viven en casi 2.000 millones de hectáreas de tierra degradadas incluyen algunas de las más pobres y marginadas del mundo.
“Este informe deja muy claro por qué todos debemos apoyar un esfuerzo global de restauración. Con base en la evidencia científica más reciente, establece el papel crucial que desempeñan los ecosistemas, desde los bosques y las tierras agrícolas hasta los ríos y los océanos, y registra las pérdidas que resultan de una gestión deficiente del planeta”, afirman la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen, y el director general de la FAO, QU Dongyu.
“La degradación ya está afectando el bienestar de aproximadamente 3.200 millones de personas, es decir, 40% de la población mundial. Cada año perdemos servicios de los ecosistemas con un valor de más de 10% de nuestra producción económica mundial”, agregan, y enfatizan que “nos esperan ganancias masivas” si revertimos estas tendencias.
La restauración de los ecosistemas es el proceso de detener y revertir la degradación, lo que resulta en aire y agua más limpios, mitigación de las condiciones climáticas extremas, una mejor salud humana y la recuperación de la biodiversidad, incluida una mejor polinización de las plantas. La restauración abarca una amplia gama de prácticas, desde la reforestación hasta el rehumedecimiento de las turberas y la rehabilitación del coral.
Contribuye al logro de múltiples Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), incluidos los relacionados con la salud, el agua potable, la paz y la seguridad, y de los objetivos de las tres Convenciones de Río sobre el Clima, la Biodiversidad y la Desertificación.
Las acciones para prevenir, detener y revertir la degradación son necesarias para cumplir con el objetivo del Acuerdo de París de mantener el aumento de la temperatura global muy por debajo de los 2 ºC. La restauración, si se combina con acciones para detener la conversión de los ecosistemas naturales para otros usos, puede ayudar a evitar 60% de las extinciones de especies proyectadas actualmente.
También puede ser muy eficiente para producir múltiples beneficios económicos, sociales y ecológicos al mismo tiempo; por ejemplo, la agrosilvicultura por sí sola tiene el potencial de aumentar la seguridad alimentaria de 1.300 millones de personas, mientras que las inversiones en agricultura, protección de manglares y gestión del agua ayudan a adaptarse al cambio climático, con beneficios alrededor de cuatro veces mayores que la inversión original.
El monitoreo confiable de los esfuerzos de restauración es esencial, tanto para rastrear el progreso como para atraer inversiones públicas y privadas. En apoyo de este esfuerzo, la FAO y el PNUMA también lanzan hoy el Centro Digital para el Decenio de las Naciones Unidas, que incluye el Marco para el Monitoreo de la Restauración de los Ecosistemas.
El Marco permite a los países y comunidades medir el progreso de los proyectos de restauración en todos los ecosistemas clave, lo que ayuda a generar pertenencia y confianza en los esfuerzos de restauración. También incorpora la Plataforma de Iniciativas de Restauración de las Tierras Secas, que recopila y analiza datos, comparte lecciones y ayuda en el diseño de proyectos de restauración de estos ecosistemas, y una herramienta interactiva de mapeo geoespacial para evaluar las mejores ubicaciones para la restauración forestal.
La restauración debe involucrar a todas las partes interesadas, incluidos individuos, empresas, asociaciones y gobiernos. Fundamentalmente, debe respetar las necesidades y los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales, e incorporar sus conocimientos, experiencias y capacidades para garantizar que los planes de restauración se implementen y se mantengan.