Claudia E. Anaya (*)
El rol que han adoptado los secretarios durante esta administración se ha ido homologando con el paso de los meses, pasando de ser participes de sus respectivos rubros a ocupar una posición decorativa e inexplicablemente ausente.
Uno de los casos anómalos respecto a este patrón ha sido el del titular de la Secretaría de Turismo (Sectur), Miguel Torruco Marqués, que se ha mantenido en la agenda de una forma extraña. A veces pronunciándose a favor de la industria, a veces a favor del Ejecutivo federal.
No obstante, esta semana el posicionamiento del secretario dio más giros bruscos de lo usual, lo cual dista mucho de ser una señal positiva para el sector.
Para empezar, Torruco Marqués dio a conocer que la dependencia bajo su gestión le propuso a la Secretaría de Salud considerar al sector de viajes como una actividad esencial dentro de las restricciones provocadas por la pandemia de Covid-19.
El funcionario señaló que la declaratoria sería para bien de la actividad en México y del gran número de empleos que se halla en riesgo por el cese de actividades.
“El turismo es fundamental para la recuperación, por lo que analizaremos en conjunto la situación específica de cada entidad, de acuerdo a su economía y al semáforo, con un orden metodológico que permita tomar las decisiones”, aseveró.
Posteriormente, durante un Foro Virtual de Turismo organizado en Sinaloa, los hoteleros y restauranteros de la entidad le solicitaron al secretario que se defina ya una fecha para la reapertura de actividades, estableciendo de paso estímulos fiscales, créditos blandos y otros apoyos para poder operar.
Como respuesta, el funcionario insistió en que reconoce la importancia que tiene el turismo para el desarrollo económico del país, por lo que se está analizando su reapertura.
Expuso que ya se cuenta con el Lineamiento Sanitario para la Apertura Gradual del Sector Turismo, del que precisó que consta de 130 cuartillas y en cuya elaboración participaron todas las áreas del sector.
Para mediados de semana, Miguel Torruco aseveró que la aparición de la pandemia hizo evidente el agotamiento y la decadencia de los modelos tradicionales de hacer turismo en el país, por lo que será necesario reinventar la industria.
El secretario explicó que el cierre de establecimientos, el despido de trabajadores, la cancelación de viajes y la restricción de eventos por el confinamiento hicieron voltear la mirada hacia “una realidad oculta”.
“Nuestro turismo requiere redefinirse para continuar siendo un referente de vanguardia e innovación (…) es fundamental que investigadores, académicos, trabajadores, empresarios y autoridades de los tres niveles de gobierno seamos sensibles a temas como la protección y preservación de nuestros recursos naturales, el bienestar social y comunitario”, enfatizó.
Consideró que el empresariado es parte fundamental de los cambios, pues son agentes de transformación y “auténticos protagonistas indiscutibles del quehacer turístico”.
Pese a tal estimación, el secretario cerró la semana afirmando que los empresarios deben olvidarse de las ganancias desmesuradas, “producto de un marcado mercantilismo que en ocasiones fomentaron conductas de corrupción, dispendio y presunción”.
De acuerdo con Torruco, durante muchos años, la marginación, pobreza y deterioro ambiental ocuparon el traspatio de políticas, planes, programas turísticos, inversiones y promoción de los destinos, por lo que debe entenderse el turismo de manera distinta.
Estas afirmaciones, sumadas a las cada vez más lejanas medidas de apoyo crediticio a las que aspiraban las empresas del sector, dejan ver una influencia cada vez más densa de la retórica presidencial sobre el titular de la Sectur.
El tema es que, si en sus planes realmente está lograr un turismo de perspectiva social como tanto ha reiterado en estos años, primero depende de que exista siquiera una industria turística. Industria que depende, naturalmente, de ganancias.
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(*) Directora Adjunta de la Revista Hábitat Mx