Pemex arrastra a empresas y bancos

Las grandes empresas privadas del país, independientemente de su solidez financiera, solo pueden tener una calificación que esté un nivel por arriba de la nota soberana de México, destaca S&P

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Ciudad de México.- S&P no rebajó la calificación ni de Pemex ni de México, pero mandó una señal de alerta que prendió los focos rojos del mercado en general, ya que redujo de estable a negativa la percepción crediticia del soberano, de las dos empresas del estado y de 77 compañías en donde se ubican las marcas más importantes del mundo financiero, telecomunicaciones, bebidas y grandes almacenes.

Entre ellas destacan Liverpool, América Móvil, Coca-Cola FEMSA, Televisa, los siete bancos más grandes que operan en el país y obviamente Pemex, Comisión Federal de Electricidad (CFE) y el soberano de México.

De acuerdo a la percepción de S&P, “las grandes empresas privadas del país, independientemente de su solidez financiera, solo pueden tener una calificación que esté un nivel por arriba de la nota soberana de México”, justificación suficiente para reducir su perspectiva de estable a negativa.

Pero el principal problema sigue siendo Pemex, ya que el rescate propuesto por AMLO no ha sido suficiente a los ojos de las calificadoras y en realidad, no ofrece una solución a su problema financiero, lo que supone que el gobierno tendrá que seguir inyectando recursos para que pueda cumplir con todos sus compromisos financieros.

Según S&P, su “evaluación se refuerza por el respaldo público que expresó el presidente Andrés Manuel López Obrador el 14 de febrero del 2019, para asegurar que Pemex se beneficia del apoyo federal y que la empresa cumplirá en tiempo y forma con todas sus obligaciones financieras”.

Esto implica mayores presiones financiera para el gobierno federal y con esto afectado su capacidad crediticia, por lo que podría afectar también la estabilidad económica.

De esta manera, la calificadora aseguró que sus “revisiones a la baja” se basan en la posibilidad de que continúen “las condiciones de incertidumbre sobre la economía mexicana”, lo que aumenta el riesgo de que rebaje “la calificación crediticia de México y de todas las instituciones” a las que puso en negativo su percepción crediticia.