Seguirán actos y giras, pero con poca gente
Francisco J. Siller
El presidente Andrés Manuel López Obrador se resiste a interrumpir su “baño de pueblo” durante sus giras. Solo se restringirá la asistencia de público, en buena parte para no dar motivos de crítica a sus adversarios y atender con limitaciones a la opinión de expertos y científicos del sector salud.
Ahora si le preocupa que los ciudadanos piensen que su presidente no está dando el buen ejemplo, que no se cuida. Dice que “sacará la vuelta” a sus adversarios y detractores para que no tengan motivos para descalificar a su gobierno, cual en su opinión los obligará a inventar.
Pero no abandona su postura, de politizar el asunto de la pandemia del coronavirus, de acusar a neoliberales y conservadores que crean rumores y pánico. Cree que sí actuamos con serenidad y no nos dejemos manipular, todo será fácil. Además está convencido de que el gobierno ha actuado con eficiencia.
Y quizá esto último sea cierto, solo que va atrás de las acciones que ha tomado la sociedad civil, esa que cada vez que hay una crisis supera al gobierno y su inamobilidad y los ejemplos están en los terremotos de 1985 y 2017 y que hoy da una nueva muestra de lo que debe hacerse, como ya lo hizo en 2009, con el H1N1.
Sin que la autoridad lo ordene, se han cerrado salones de fiesta, bares y casinos. Lo grave está en que el gobierno aún piensa que ello no es necesario, que hay tiempo para actuar porque estamos en la fase uno, cuando en realidad estamos en la dos y se acerca la tres, es decir, cuando se espera que el mal se extienda por regiones.
Para las próximas doce semanas tendremos que acostumbrarnos a las medidas de prevención, a ver partidos con estadios vacíos, ceremonias religiosas con solo el sacerdote o ministro, A ver la Pasión de Cristo de Iztapalapa, por la televisión o sucursales bancarias vacías –solo 10 clientes simultaneos–, y largas colas en las calles esperando el servicio.
Al último corte tenemos 93 casos confirmados en 21 entidades del país y 206 por confirmar en otras 10 entidades. Solo uno –Campeche– queda fuera de la estadística. Salud reconoce solo dos pacientes graves, cuando en realidad hay muchos más, que si no al borde de la muerte, si de pronóstico reservado, en términos médicos.
Ahora en la mañanera del martes, el presidente dio a conocer que no suspenderá su visita a Oaxaca, donde estará en Guelatao para conmemorar el Natalicio de Benito Juárez y donde solo se reunirá con los pobladores locales, no con los de otros pueblos cercanos y sobre el 82 Aniversario de la Expropiación Petrolera, “será con poca gente”.
Mientras las exigencias al Gobierno Federal para tomar medidas crecen y crecen. A las de ese pueblo sabio y bueno, al que López Obrador “quiere mucho”, al que besa y abraza, se suman ahora diputados y senadores que demandan acciones más contundentes para enfrentar el riesgo de una epidemia a nivel nacional por el COVID-19.
Si el Congreso de la Unión dejará de sesionar –senadores y diputados– y la Suprema Corte interrumpirá su labor, y los juzgados federales y locales trabajarán con guardias para atender asuntos urgentes, el que la Presidencia de la República evite las concentraciones públicas, no es un asunto descabellado, más bien necesario.
Y no solo por la salud de López Obrador –que esta protegido por su fuerza moral–, sino por la gente, por el pueblo que lo sigue y que va a sus reuniones, que se concentra en torno a sus actos públicos que van para entregar alguna petición, para tomarse una selfie y porqué no, por un abrazo y un beso.
Por cierto que la tarde del Martes López Obrador se reunió con su gabinete para ver la manera de afrontar la epidemia del coronavirus y aunque de manera tardía ya dio instrucciones para formar grupos de trabajo en las diferentes dependencias para analizar cual será el impacto de la enfermedad en el país.
Además pidio a los secretarios –y subsecretarios– de estado que mantengan la atención en los programas prioritarios de su gobierno, poniendo especial atención en los programas sociales, ello porque de acuerdo a la titular de Gobernacion, Olga Sánchez Cordero fue para tratar asuntos prioritarios, no solo lo del COVID-19.
Lo cierto es que hay profunda preocupación por lo que pueda pasar, no solo con los programas sociales, sino con el proyecto del Tren Maya o el Aeropuerto de Santa Lucía y los atrasos que éstos puedan sufrir, por lo que se buscarán opciones para no detener su buena marcha.
Francisco J. Siller
CEO y Editor de Infórmate