Perfiles Políticos

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¿Nos va a llevar el tren?

Francisco J. Siller

El presidente Andrés Manuel López Obrador peca de exceso de confianza, cree que el COVID-19 “esta domado” y que los especialistas se equivocan sobre el futuro de la economía del país. Culpa a los medios –que son sus adversarios– de falta de profesionalismo, de lucrar con el dolor humano, de ser zopilotes de la información.

Y se atreve a cuestionar a todos los que informan con base a los datos –nacionales e internacionales–, sobre todo cuando México entró al “top ten” mundial de fallecimientos, cuando las muertes crecen en un promedio de 400 al día, y los infectados en más de dos mil. Cuando municipios “de la esperanza”, ya registran casis de infectados.

También en un momento en que organizaciones civiles denuncian que se están escondiendo los números reales de la pandemia en México, cuando es evidente que el famoso aplanamiento de la curva, es una utopía, pues el pico es cada día más alto en contradicción a lo que se expone todos los días.

Un ejemplo: Mexicanos contra la corrupción presentó una investigación sobre las actas de defunción registradas en la CDMX –del 18 de marzo al 12 de mayo– donde la autoridad emitió 4,577 actas en las que como causa de muerte, confirmada o probable, aparecen las palabras Covid-19, o coronavirus o Sars Cov 2

Esas 4,577 actas representan tres veces más muertes relacionadas a la pandemia que las que reportan las cifras oficiales. Las autoridades de salud desconocen –por normatividad, política o desinterés– del impacto real por la negativa a realizar pruebas a posibles contagiados y a quienes fallecieron.

Reconocer la situación real es reconocer que hay deficiencias, que se perdieron semanas preciosas en la preparación del sistema de salud, que el envío a casa a miles de personas con síntomas del COVID-19 con “un par de aspirinas”, para evitar la saturación de hospitales. Es más comodo voltear la vista y las estadísticas a otro lado.

Y si de economía hablamos, la posición del gobierno no es muy diferente. Cuando se habla que el PIB podría caer este año hasta dos dígitos, el presidente se saca de las manga que es un índice obsoleto, que él medirá el crecimiento con otros índices, en contemplan al crecimiento midiendo el bienestar y la felicidad del “pueblo bueno”.

Quiere un sistema propio, diferente al del resto de los países, por ese “odio jarocho” (perdón odio tabasqueño) a los especialistas y académicos nacionales y extranjeros contra los pronósticos adversos, pues asegurá que cada quien interpreta los datos como los entiende.

Inclusive en la mañaner de este viernes retó a los adversarios, entre eloos los medios informativos como El Universal y Reforma a refutar sus datos, disque para enriquecer el debate. “Es interesante, porque la mayoría de los expertos apuesta a que nos va a llevar el tren. Entonces, yo sostengo que no, que vamos a salir”.

Con lópez Obrador la fe es primordial. “Le tengo mucha fe al pueblo y le tengo mucha fe a nuestra estrategia de no permitir la corrupción y de actuar con austeridad, y pienso que con esa fórmula podemos enfrentar cualquier adversidad, cualquier crisis”. Fe que nos llevará a un abismo donde no se ve aún el fondo.

Se regodea de que la economía en el primer trimestre, cayó solo un 1.6 por ciento, del aumento de las remesas en marzo por cuatro mil millones de dólares –en los que el gobierno no tiene nada que ver–, en los precios del petróleo, o la recuperación del peso. “Vamos avanzando poco a poco” dice.

Presume la inversión extranjera –con la que su gobierno está peleada–, pues en el primer trimestre, ingresaron más de 10 mil millones de dólares, pero de los que México no puede confiar ni esperar apoyo, porque el gobierno federal no genera la confianza necesaria para asegurar su permanencia, por lo es una inversión volatil.

El rechazo presidencial a inversionistas nacionales y extranjeros por las energías limpias, por la producción de cerveza, por suspender obras como las del aeropuerto, de los oleoductos y gasoductos, por el irrespeto a los contratos firmados, que considera fruto de la corrupción de los gobiernos neoliberales.

Así que “el tren no nos llevará… seguramente nos atropellará…”

Francisco J. Siller
CEO y Editor de Infórmate