Informes recientes del Coneval y la Cepal identifican un alza en la pobreza laboral de México, producto de la disminución de empleos y la reducción de salarios
En consecuencia, y a raíz del incremento de precios en rubros básicos, la canasta básica se ha hecho incosteable para gran parte de la población
José Ma. Gijón
Al arrancar marzo, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer que, durante el cuarto trimestre de 2020, estimó que el 40.7% de la población del país se encontraba en pobreza laboral.
En contraste con los datos del Censo de Población y Vivienda 2020, los cuales arrojaron que actualmente hay una población de más de 126 millones de habitantes en el país, la cantidad de trabajadores con un ingreso laboral inferior al valor de la canasta básica alimentaria ascendió a más de 51 millones de mexicanos.
De acuerdo con un análisis de BBVA México, la cifra implica una recuperación respecto al trimestre inmediato anterior que registró un 44.5% de la población en esta situación aunque sigue siendo superior al número obtenido en 2019 (37.3%).
Entre las explicaciones para el alza en la pobreza laboral se encuentran el inicio de la pandemia de la Covid-19 y las medidas de distanciamiento social, las cuales generaron una contracción de 10.3 millones de empleos durante el segundo trimestre del año pasado.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), señala que el dato representa una disminución laboral de casi el 19%, con 6.2 millones de empleos correspondientes a la población masculina y 4.1 millones a la femenina.
En este sentido, la institución financiera puntualizó que en el lapso abarcado por los últimos 6 meses del 2020 se fueron recuperando gradualmente los niveles de empleo previos pero que al cierre del año quedaban pendientes 2.4 millones de plazas laborales por recuperar para alcanzar los niveles de 2019.
El dato implica la peor caída en el trabajo desde que se comenzó a contabilizar el dato en 2005, superando drásticamente las 450 mil plazas laborales perdidas durante la crisis financiera de 2008.
Aunado a ello, contrario al fenómeno regular, no se observó una transferencia de empleos del sector formal al informal, siendo el último el más vapuleado por la crisis sanitaria con una caída de un millón 669 mil empleos bajo esta modalidad.
Por otro lado, a lo largo del año pasado se presentó una caída sustanciosa respecto a la proporción de trabajadores cuyos ingresos se encuentran por encima de 2 salarios mínimos, lo cual agudizó la tendencia laboral de la pobreza en el país.
Los trabajadores con un ingreso superior a los 3 y 5 salarios mínimos decrecieron, pasando del 10.9% al 8.2%, en tanto que los empleados con percepciones por encima de los 5 salarios mínimos disminuyeron del 4.4% al 3.4%.
De estas fluctuaciones en la pobreza laboral, Quintana Roo figuró como la entidad más afectada, pasando de registrar una población bajo este rubro de 28.3% a 43%, con un crecimiento de casi 14 puntos porcentuales.
Otras entidades donde se dieron aumentos importantes son la Ciudad de México y Tabasco, donde la población contemplada en el indicador se acrecentó 10.4% respecto a 2019.
En contraste, los principales estados donde se redujo el porcentaje fueron Oaxaca, Guerrero y Chiapas, con disminuciones del 4%, 2.3% y 0.6%, respectivamente.
Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) dio a conocer que la pobreza total de México incrementó 9% a raíz de la pandemia, al pasar de 41.5% en 2018 hasta el 50.6% de la población en 2020.
La secretaria ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena Ibarra, indicó que, mientras que el rubro de la pobreza extrema vio una subida del 8% en el mismo periodo, el ingreso por habitante sufrió un recorte del 10% como consecuencia de la crisis sanitaria global.
“Lógicamente éstas son nuestras proyecciones, que no necesariamente coinciden con las de Coneval (…) nuestras mediciones se dan en función del mercado laboral, los ingresos laborales y cuáles son las medidas que se han tomado para poder abordar esta crisis”, abundó.
Bárcena Ibarra explicó que el impacto social de la pandemia se redujo dado que el gobierno mexicano empezó a destinar un porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) a transferencias directas para la población más vulnerable desde 2019.
Pobreza en Latinoamérica, por el mismo rumbo
En el informe “Panorama Social de América Latina”, la Cepal destacó que la situación de la franja sur del continente respecto a la pobreza y la pobreza extrema ha tocado niveles que no se observaban en los últimos 12 y 20 años, respectivamente.
En videoconferencia desde Santiago, Chile, Alicia Bárcena aseveró que se ha observado un empeoramiento en los índices de desigualdad, en las tasas de ocupación y en la participación laboral en la región.
Informó que la fuerte recesión de 7.7% producto de la pandemia ha incrementado las filas de la pobreza en casi 22 millones, con lo cual 2020 cerró con una población total de 209 millones de personas en esta situación y un aumento del 33.7%.
Del total, 78 millones se hallaron dentro de la pobreza extrema, con 8 millones más que en 2019 y una tasa del 12.5% respecto al total calculado por la Cepal.
La secretaria ejecutiva del organismo insistió en que las medidas de protección social adoptadas para enfrentar la crisis han mitigado un mayor aumento en estos indicadores, aunque no frenaron su deterioro.
De acuerdo con el informe anual de la Cepal, los gobiernos de la región anunciaron en su momento 263 medidas de protección para encarar a la Covid-19, las cuales cubrieron a cerca del 50% de la población con un gasto adicional de emergencia estimado en los 86 mil millones de dólares.
Alza en productos básicos, agravante económico
Sumado a la disminución general del ingreso y la lenta recuperación del empleo, otro elemento perjudicial para la economía mexicana han sido los recientes aumentos en los productos de la canasta básica.
A mediados de marzo, comerciantes de La Merced dieron a conocer que diversos productos de primera necesidad registraron aumentos de entre el 50% y el 70%, destacando alimentos como el limón, el huevo, el arroz, el atún en lata, el frijol, el pollo, las tortillas y el chile.
“El jitomate valía 5 pesos hace 10 días. Hoy subió a 10 pesos, tuvo incrementos del 100% (…) los transportistas argumentan que es por el combustible, los fletes son más caros y trasladan ese sobrecosto al consumidor final”, indicó Edgar Mendieta, locatario del sitio.
De acuerdo con el INEGI, el Índice Nacional de Precios al Consumidor presentó un aumento del 0.63% en febrero, ubicándose en 3.76% a tasa anual, porcentaje más alto desde octubre de 2020.
Por su parte, la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec) explicó que el encarecimiento de la gasolina ha impactado severamente en la subida de los precios, registrando casos que rondan el 80%.
En términos generales, el organismo empresarial señaló que la inflación en la canasta básica tuvo un incremento mensual del 4%, indicador también sujeto a la inestabilidad de la paridad del peso frente al dólar, el factor estacional y las restricciones comerciales por la pandemia.
Respecto al último rubro, el presidente del Colegio de economistas de Baja California, Ismael Plascencia López, explicó que las políticas estadounidenses destinadas a la recuperación económica han traído consigo un efecto inflacionario en la canasta básica.
Destacó que, como consecuencia de la política de recuperación del poder adquisitivo en Estados Unidos, la tendencia a la baja en el mercado doméstico mexicano necesariamente sufriría una reversión en sus precios.
“Este coctel genera las condiciones para la carestía de la vida en México; no es un asunto menor, al contrario, es un foco amarillo en la agenda nacional”, puntualizó Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Anpec.
En el mismo tenor se registró un encarecimiento en el precio del gas para uso doméstico durante marzo, el cual ha contribuido a los incrementos en el costo de los alimentos.
Según datos de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), el precio promedio del kilogramo de gas LP se mantuvo en los 23 pesos, con un aumento del 15% respecto a inicios del año y del 26% en comparación a 2020.
A esto se debe sumar que en ciertos puntos el kilogramo puede llegar a costar entre 25 y 27 pesos, lo cual encarece todavía más el consumo promedio y merma los ingresos de los hogares mexicanos.