Política Global

651
  • Marcelo Ebrard y la foto con Evo
  • El canciller continúa en ascenso político
  • Monreal y Delgado en graves problemas

Juan Barrera Barrea

Mientras que otros dirigentes de la cúpula del Movimiento de Regeneración Nacional y cuadros importantes responsables de la conducción del gobierno andan en apuros, Marcelo Ebrard sigue cosechando puntos y reconocimientos por su labor al frente de la cancillería.

El golpe de Estado en Bolivia y el trámite de asilo político otorgado la semana pasada al depuesto presidente Evo Morales Ayma, su vicepresidente, Álvaro García Linera, y de Gabriela Montaño que se desempeñaba como ministra de Salud, significó para su imagen más comentarios positivos que negativos.

Solo basta ver esa foto en el antiguo hangar presidencial al momento en que Ebrard recibe al indígena aymara con una caricia, lo que suscitó que al día siguiente el presidente Andrés Manuel López Obrador se responsabilizara de haber de dado la orden de ofrecer asilo a Evo, cuando el afectado es quien debe de solicitarlo. Además, México tiene una larga tradición de asilo de personas que son perseguidas en sus países de origen. Pero las palmas se las llevó Marcelo.

Marcelo con estrella política

Ebrard Casaubón es uno de los tres prospectos para abanderar la candidatura presidencial de Morena para el 2024. Los otros dos son el senador Ricardo Monreal y la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. Pero el jefe de la diplomacia mexicana sigue arriba en las preferencias de los electores según las encuestas que ya se han empezado a manejar, a pesar de que para algunos analistas es muy prematuro hablar de la sucesión presidencial.

Marcelo ha tenido un desempeño destacable en Relaciones Exteriores, aunque no deja de ser polémico, por la cuestionable pero eficaz tarea de contener los flujos migratorios provenientes de Centroamérica que, sin embargo, ha logrado al mismo tiempo contener la ira tuitera y amenazante de Donald Trump contra México y los mexicanos.

Parece ser que el ex jefe de Gobierno del DF se ha convertido en el mejor negociador político del gobierno de la Cuarta Transformación, como lo fue su jefe Manuel Camacho Solís durante el régimen del presidente Carlos Salinas de Gortari. A Marcelo su estrella política lo sigue muy de cerca.

Monreal y Delgado, aliados políticos, en apuros

En contraste, quien podría ser su principal contendiente en la carrera por la nominación morenista, es el senador y coordinador de la bancada, Ricardo Monreal. Pero sus bonos han bajado de manera notoria por la forma desaseada que el Senado sacó adelante la votación y la toma de protesta muy intrincada de la nueva presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Rosario Piedra Ibarra, hija de la legendaria defensora de los derechos humanos y por la presentación de los desaparecidos, Rosario Ibarra de Piedra, recién galardonada con el premio Belisario Domínguez.

El malestar entre los panistas, específicamente, ha crecido y entre el desconocimiento y acusaciones de fraude de la elección de la ombudsperson se suma la amenaza de los gobernadores y presidentes municipales del PAN de no aceptar las recomendaciones que emanen de la nueva CNDH. Se argumenta que el Senado debió haber elegido mediante el voto de las dos terceras partes de los senadores presentes a la nueva titular de la CNDH, por lo que al emitirse 116 votos la mayoría calificada necesaria para elegir a Piedra Ibarra era de 78 votos y obtuvo 76.

El haber trazado el perfil de quien podría ser el nuevo defensor de los derechos humanos de México, por parte del jefe del Ejecutivo, el político zacatecano recibió una papa muy caliente, quien tuvo que asumir el asunto como una orden presidencial. Monreal ha quedado como un viejo priista que recurre a prácticas priistas del robo de votos y le recuerdan al mismo tiempo de lo que la izquierda se quejaba en el pasado inmediato. El líder del Senado ha dado sus argumentos pero no convence. Venía realizando un buen trabajo, ahora ir cuesta arriba.

Y por si no bastara, el aliado de Monreal Ávila en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, no la está pasando mejor con la discusión del Proyecto de Egresos de la Federación. Aun con la mayoría que tiene Morena le ha costado mucho trabajo sesionar en su sede de San Lázaro y aprobar el paquete porque el partido enfrenta a sus propios aliados políticos con los mismos métodos que cuando eran oposición.

Organizaciones campesinas aliadas desde hace tiempo a la izquierda y de AMLO en su campaña no les satisface las partidas para el campo que los diputados quieren aprobar. Estas organizaciones que son, o eran, un soporte clientelar de la izquierda chocan ahora con la política de austeridad y de combate a la corrupción del gobierno de López Obrador que no está dispuesto a cambiar el guion de su proyecto de no entregar recursos a organizaciones, sino en forma individual a los productores del campo. En estos momentos los legisladores sesionan en una sede alterna en Santa Fe. Se espera que hoy viernes quede debidamente aprobado el PEF con o sin negociación con los dirigentes campesinos.

Claudia Sheinbaum no pinta

Y a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México se le ve agobiada por los problemas de ayer y de hoy. La ciudad que gobierna la científica no está exenta del grave problema que padece la mayoría del territorio nacional y que ya la está rebasando: la violencia. Una muestra es el reconocimiento, el día de ayer, del fenómeno del feminicidio que ha llegado a índices escandalosos, lo que obligó a su gobierno a declarar la alerta de género, a la que se había negado porque no encontró razones suficientes.

Sheinbaum, a diferencia de Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal que son políticos experimentados y de colmillos bastante retorcidos, tiene una debilidad: su dependencia política del presidente López Obrador, quien ha tenido que salir en su defensa, en público. Al senador no se le olvida la encuesta amañada que le costó la candidatura a la jefatura de Gobierno para favorecer a Claudia.

Ricardo Monreal se inconformó con los resultados y desoyeron su propuesta de repetir el ejercicio democrático con la realización de tres encuestas espejo. Se enojó, pero su enojo no llegó a la ruptura con su jefe y aliado desde hace más de dos décadas: AMLO. El futuro inmediato de la jefa de Gobierno depende mucho de su jefe, pero también de una buena administración y es aquí donde está fallando.