Política Global

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  • Coronavirus tienta el corazón a acreedores
  • Donald Trump ¡comunista! con dos billones de dólares

Juan Barrera Barrera

El mundo ya no será como lo fue antes, vaticinan muchas voces, algunas bien documentadas. Ahora es el caos, la incertidumbre, la zozobra por la expansión mundial de la devastadora pandemia del coronavirus, el mal de males del siglo 21, ¿pero mañana? ¿será el caos total? ¿el mundo saldrá más fortalecido? ¿seremos más solidarios?

La pandemia ha cambiado algo. Los que pensábamos que carecían de corazón y que no tenían moral, se han alzado para demostrar su compasión con aquellas naciones a las que han esquilmado por décadas con sus recetas económico-financieras y sus rescates económicos con préstamos que al tiempo resultan impagables.

El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se han tocado el corazón y exigieron a los países acreedores que suspendan, de inmediato, los pagos de la deuda de los países que así lo soliciten, visualizando las consecuencias económicas y sociales del grupo de 74 países de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) que se ubican en África, Medio Oriente y Centroamérica.

En estos países vive una cuarta parte de la población mundial y dos tercios de la población mundial que viven en la pobreza extrema. El objetivo, se dijo, es ayudar a las necesidades de liquidez de estas naciones y enfrentar el brote del coronavirus, pero también una “sensación global de alivio para los países en desarrollo, así como una señal fuerte para los mercados financieros”.

La ONU se pone las pilas

Pareciera que repentinamente las ayudas internacionales empiezan a surgir en medio del caos y la desventura de países que viven diversas crisis en donde se ha expandido el nuevo virus. Este miércoles las Naciones Unidas anunciaron un programa de recaudación global contra el Covid-19: Plan Mundial de Respuesta Humanitaria al Covid-19. España, uno de los países más golpeados de Europa de plano ha propuesto un nuevo Plan Marshall.

Esta iniciativa de la ONU tiene como propósito recaudar unos dos mil millones de dólares para el periodo abril-diciembre y mitigar las consecuencias de una posible catástrofe sanitaria en los países más pobres del mundo, responder a las necesidades de las personas más vulnerables y salvar muchas vidas, según informó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

¿Tardía reacción del máximo organismo mundial ante la emergencia mundial? Podría interpretarse que sí, ahora que se ha expandido rápidamente por países más pobres que no tienen los recursos para enfrentar la pandemia y sus consecuencias económicas. Sin embargo, la respuesta corresponderá en principio a cada país, con sus propios recursos.

Pero al sopesar las devastadoras consecuencias sanitarias y humanitarias que causará el mal en países pobres y emergentes, la ONU decidió asumir su labor de proteger a la población mundial que se encuentre en una situación de extrema gravedad y que requieren de la asistencia humanitaria, como son los refugiados.

Al organismo mundial le preocupa que el coronavirus esté llegando a países donde ya se viven crisis humanitarias, por ejemplo en aquellos que atraviesan por conflictos armados o que padecen de los estragos de los desastres naturales por el cambio climático. De esos dos mil millones de dólares la Organización Mundial de la Salud recibirá 450, Unicef 405 y el Programa Mundial de Alimentación 350 millones de dólares.

“Los fondos recogidos permitirán comprar equipos médicos para hacer pruebas y tratar a los enfermos, instalar estaciones de lavado de manos en campos de refugiados, lanzar campañas de información y establecer puentes humanitarios con África, Asia y América Latina”, precisó Antonio Guterres.

Hay de cierta manera una lucha por las prioridades, entre la sanitaria, es decir utilizar los recursos para detener la expansión del coronavirus o mitigar el impacto devastador en la economía y el sistema financiero internacional.

La cuestión sanitaria ha pasado a segundo plano para algunos gobiernos. Es el caso de Estados Unidos (el infectado premier británico, Boris Johnson, ya cambio de idea). En un principio el presidente Donald Trump había minimizado el poder destructivo de la epidemia, pero cuando empezó a crecer el número de enfermos y de muertos, fue entonces que, tardíamente, su administración tomó las medidas para contrarrestarlo.

Del socialista Obama al comunista Trump

El miércoles, después de varios días de discusión entre senadores republicanos y demócratas, aprobaron un paquete de dos billones de dólares para la recuperación económica estadounidense por los estragos que está causando la crisis pandémica en la planta productiva y en el empleo, y paralelamente se perfila en ser el primer país con el mayor número de enfermos y de muertos por el mal sanitario.

La amenaza de que la crisis local lleve a la máxima potencia a una recesión económica de pronósticos reservados y arrastre al resto del mundo le ha quitado el sueño al mandatario estadounidense. Considerado el mayor plan de rescate económico de la historia de los EU ha superado por mucho al de Barack Obama de 800 mil millones de dólares durante la crisis financiera mundial de 2008-2009.

Por ese motivo y desde entonces Obama ha sido señalado como un presidente socialista y Donald Trump lo ha perseguido tratando de sepultar sus obras públicas, concretamente está obsesionado con el seguro médico que dejado indefensa a una amplia franja de la población.

Y si Obama es un presidente socialista por haber intervenido en el rescate de la industria estadounidense, Trump entonces podría ser el primer presidente comunista pues el plan de rescate económico tiene entre sus objetivos el envío de cheques a la gran mayoría de ciudadanos durante cuatro meses (mil 500 dólares por adulto y 500 por cada menor) y como ayuda a trabajadores despedidos.

El intervencionismo del Estado estadounidense en la economía. El gobierno de Trump entra al rescate de las empresas. Los senadores acordaron también una línea de préstamos de 367mil millones para pequeñas y medianas empresas y un fondo de 500 mil millones para industrias, ciudades y estados.

Recuérdese que Trump está buscando la reelección y soportaba su campaña en la buena marcha de la economía y la creación de empleos, pero el escenario ha cambiado radicalmente y la pérdida de empleos por la crisis del coronavirus va en aumento (los reportes recientes estiman unos 3.3 millones de prados) a la par del número de infectados (350 mil) y de fallecimientos (mil 200) que ubica ahora a la potencia en el epicentro de la pandemia, según datos de la universidad Johns Hopkins.

El escenario de crisis le haría perder votos valiosos en sus aspiraciones, por eso no quiere que la economía se pare y para eso tiene que echar para atrás el distanciamiento social y que la gente vuelva a su rutina porque EU es un país que no se puede parar, ha dicho. Pero paradójicamente su popularidad se ha disparado a su máximo en su presidencia (49% encuesta de Gallup) por el manejo que ha hecho de la pandemia, aunque aún falta enfrentar etapas más difíciles.