Política Global

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  • Admitirán los líderes que el sistema requiere ajustes
  • Las farmacéuticas humanizarán sus códigos de ética

Juan Barrera Barrera

Se ha dicho que la crisis del coronavirus se prolongará por más tiempo de lo estimado por los gobernantes. En la región Latinoamericana se prevé que la situación se empezará a “normalizar” hasta los meses de octubre-noviembre, dependiendo de los cambios que el propio contagio del día a día nos vaya marcando.

Los especialistas, científicos y economistas, nos dicen que la crisis sanitaria tendrá consecuencias muy negativas, pero no es posible dimensionar su alcance. Cada quien, cada familia tienen el termómetro de su situación. Pero si es posible adelantar que afectará a la población más vulnerable, a los sectores más pobres de las naciones, en especial a países emergentes que ya tenían problemas económicos y financieros, tal es el caso de Venezuela o Argentina, por mencionar dos casos.

Ya se adelanta una recesión económica mundial sin precedentes a causa del mal sanitario. En Estados Unidos la potencia económica número uno ya la empieza a resentir por el número de desempleados que se ha duplicado de una semana a otra. El reporte del Departamento del Trabajo estadounidense, dado a conocer este jueves, indica que en la semana al 28 de marzo el número de solicitudes de subsidios por desempleo se disparó a un máximo de 6.65 millones, el doble de peticiones de la semana anterior.

Si eso sucede en la potencia económica entonces que será de las economías periféricas y su población más desprotegida que tienen la experiencia de haber padecido otras crisis sanitarias como el Ébola en África, o el SARS en Asia, o el H1N1 en México.

¿Qué hacer después de que haya pasado la tormenta? ¿Los líderes mundiales volverán a reactivar la maquinaria productiva sobre las mismas bases? ¿Aceptarán como responsables del Orden Económico Mundial que un fenómeno sanitario exhibió las debilidades del sistema? ¿Se convencerán los líderes de que el mundo requiere de ajustes serios, profundos, estructurales en la orientación de la economía mundial?¿La industria farmacéutica cambiará sus códigos de ética?

El sistema capitalista por definición está construido para la ganancia (otra vez la moderna filosofía mercantilista del ganar-ganar), para la competencia, para la sobrevivencia del más fuerte sobre el más débil, del que más tiene sobre el que menos posee. La base de la modernidad económica es la producción para el consumo y la máxima ganancia.

Los capitalistas han modificado todo lo posible con la idea del progreso de las sociedades, sociedades del consumo, aunque en la realidad el sistema sea una máquina de producción de pobres y desigualdades. El sistema capitalista ha desarrollado e impuesto a las sociedades un modelo individualista en contraposición con el solidario.

Los sistemas de salud públicos están presionados por la escasez de recursos de sus gobiernos y cada vez más, mediante reformas, se han desprendido de servicios y trasladado los costos a los derechohabientes que le son altamente caros. Y encima de eso, la falta de liquidez repercute en el desabasto de medicamentos, muchos de los cuales son muy caros para la población. Ante una situación de crisis económica las farmacéuticas suelen ser señaladas de provocar el desabasto por el monopolio que ejercen los distribuidores y los altos precios de algunas medicinas.

Hay críticos que acusan al sector farmacéutico mundial de ser promotor de enfermedades con el objetivo de incrementar sus altas ganancias o negarse a investigar y producir alguna medicina para la cura de cierto padecimiento, porque les es muy rentable su prevalencia. ¿La industria farmacéutica estará en condiciones para actualizar sus protocolos éticos y humanizar sus políticas de producción y así revertir las críticas negativas?

Las Compañías farmacéuticas no tienen quien las controle. Tampoco tienen moral. Las medidas de regulación de los gobiernos locales son endebles o insuficientes. Se han convertido en verdaderos grupos de presión. El sector de las medicinas en la medida que fortalece su presencia se convierte en indispensable sobre todo en aquellos países emergentes con un alto índice de población mayor de 60 años altamente consumidora de medicinas caras por el padecimiento, en donde los gobiernos tienen que destinar importantes recursos públicos como es el caso mexicano.

Qué le depara a la humanidad en el futuro inmediato después de que haya pasado lo peor del brote infeccioso inédito. Cada quien tiene seguramente su idea de cómo será el mundo. En vía de mientras no nos cuesta nada ser optimistas.