Política Global

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  • La 4-T rumbo a la neoliberal OMC
  • Donald Trump ¿nuestro mejor aliado?
  • Washington empañaría la imagen de Jesús Seade

Juan Barrera Barrera

En medio de la creciente polarización política que se abate sobre el país, la crisis económica y la pandemia del coronavirus, el gobierno mexicano voltea hacia el exterior y lanza la candidatura del subsecretario para América del Norte, Jesús Seade Kuri, a la dirección general de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

El 14 de mayo sorpresivamente en plena crisis económica derivada por la pandemia sanitaria que azota al mundo, el director general, Roberto Azevedo, renunció al cargo que venía desempeñando desde el 2012 y que en 2017 fue reelecto para un segundo periodo que terminaría en 2021. El brasileño de 62 años argumentó razones familiares, pero lo cierto es que ya no soportó los manotazos de la administración Trump. El plazo para registrar candidatos vence el 8 de julio y la dimisión de Azevedo se hará efectiva el 31 de agosto.

La propuesta de Seade a dirigir la OMC deja dudas por el hecho de que el gobierno de AMLO ha desdeñado la cuestión internacional. El mandatario mexicano no ha asistido a ninguna reunión multilateral. Recientemente participó virtualmente en la reunión del G-20 la cual no se pudo llevar a cabo en forma presencial debido al problema de la pandemia global.

Incluso al gobierno se le ha cuestionado la ausencia de una estrategia en política exterior y su desinterés por la importancia de la diplomacia y lo que ha representado históricamente este preciado instrumento para dirimir los conflictos mundiales y regionales en los que México alguna vez tuvo una participación determinante.

La nueva realidad del país ha cambiado sustancialmente en el ámbito global y en ello los Estados Unidos han tenido una influencia innegable especialmente por nuestra relación bilateral dominada por la agenda comercial y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

Donald Trump, nuestro mejor aliado

Hoy México ha invertido esfuerzos extraordinarios para llegar a la firma de un nuevo tratado comercial con los países vecinos del norte, que de acuerdo a sus críticos, fue un tratado a la medida de las exigencias estadounidenses en un ambiente totalmente hostil hacia lo mexicano por la administración Trump, que nos ha presionado en forma unilateral con la aplicación de aranceles.

México, como todos los países latinoamericanos, vive su peor crisis económica y se pronostica que será de los más golpeados económicamente por la pandemia del Covid-19. No se sabe si el gobierno mexicano cuenta con una propuesta de comercio mundial atractiva para atraer el voto de la mayoría de los 163 países miembros de la OMC, de los emergentes principalmente, o por lo menos de los que tienen capacidad de decisión.

El presidente López Obrador continuamente subraya la buena relación que tiene con su homólogo estadunidense y no obstante su política agresiva contra México pareciera que tiene la seguridad de que Estados Unidos sería su principal aliado y apoyo en esa aventura internacional que costará muy caro al erario el cabildeo que deberá realizar la Secretaria de Relaciones Exteriores en tiempos de crisis económica, reducción de embajadas y política de austeridad.

El apoyo de EEUU empañaría la trayectoria de Seade

La trayectoria de Seade Kuri, nacido en 1946, es impecable y su capacidad negociadora está fuera de dudas (su desempeño como negociador en jefe del T-MEC así lo demostró), por eso y más no sería deseable para su imagen, y la de México, que se viera como el candidato natural de Washington para dirigir al organismo regulador del comercio mundial, cuando es Estados Unidos el principal enemigo de los organismos multilaterales.

Jesús Seade ha sido alto funcionario de los tres organismos económicos mundiales: OMC, Banco Mundial y FMI. Conoce al dedillo las reglas el sistema mundial de comercio y sabe de la crisis que enfrenta el organismo requiere de nuevas propuestas de cara a la nueva realidad post pandemia, que realmente contribuya a la recuperación económica mundial, pensando en aquellos países más vulnerables y golpeados por la crisis sanitaria, es decir, lo que no se consiguió con la Ronda de Doha, una mayor integración de las economías en desarrollo dentro del organismo.

Seade llegaría, si consigue los apoyos, a una OMC muy debilitada por las políticas de Washington contra los organismos multilaterales. La administración Trump se ha opuesto desde diciembre a nombrar nuevos jueces en el Órgano de Apelaciones, máximo organismo de resolución de disputas de la OMC.

En 2012 México postuló a Herminio Blanco, principal negociador del TLCAN en el gobierno de Caros Salinas de Gortari, para el mismo cargo y a pesar de que tenía el apoyo de Washington que apostaba por la globalización, y de la Unión Europea, no fue suficiente para llegar al despacho de la OMC en Ginebra.

La 4-T en busca de un organismo neoliberal

Seade apuntó que el país tiene un compromiso histórico con el multilateralismo, con la OMC y con el comercio abierto. Así lo constatan sus Tratados de Libre Comercio con medio centenar de países. Pero Donald Trump está destruyendo la arquitectura de ese multilateralismo que sus antecesores ayudaron a construir después de la Segunda Guerra Mundial.

El gobierno mexicano cometería un grave error si finca su perspectiva de lograr su presencia internacional en la OMC, sin buscar equilibrios con países emergentes de Asia, África y Medio Oriente, en el apoyo de otro gobierno que no coincide con los principios del multilateralismo.

Se ha cuestionado en estos meses de pandemia al sistema neoliberal y sus políticas excluyentes que han llevado al mundo a las peores crisis económicas y ahora también se le atribuye gran responsabilidad por la crisis sanitaria. La OMC es uno de los organismos globales insigne del sistema neoliberal y uno de los máximos críticos de ese modelo ha sido el presidente López Obrador, quien ahora quiere tener presencia en esa organización.
En asuntos comerciales para la 4-T ¿no hay ideología que valga?