- Trump no reconocería su derrota electoral
- Ya prepara su estrategia para cantar fraude
Juan Barrera Barrera
Las elecciones presidenciales en los Estados Unidos están muy cercanas y las posibilidades de reelección del presidente Donald Trump se achican conforme se acerca la fecha. Ante la posibilidad real de perder la elección, el candidato del conservador Partido Republicano busca la forma de evitar que los demócratas le arrebaten la Casa Blanca y el Senado.
La posibilidad de que el Partido Demócrata gane los comicios del 3 de noviembre es tan real que Trump ha externado no solamente su preocupación, sino que ha dado señales de que no estaría dispuesto a reconocer un resultado adverso y, en ese caso, ya prepara su estrategia para denunciar fraude electoral de parte de sus opositores.
Este martes el mandatario estadounidense firmó un memorándum que busca impedir que las personas que viven en Estados Unidos sin autorización sean contabilizadas para la redistritación de distritos electorales. «He determinado, para el respeto de la ley y de la protección de la integridad del proceso democrático, la exclusión de los extranjeros ilegales de la base de reparto», indicó el mandatario en una misiva enviada al secretario de Comercio, que está encargado del censo poblacional que se realiza este año en ese país.
Donald Trump argumenta que incluir en el proceso de distribución a las personas que están en EEUU sin autorización “crearía incentivos perversos y socavarían nuestro sistema de gobierno”. Pero esta iniciativa presidencial llegará a los tribunales en donde seguramente será rechazada.
La Corte Suprema recientemente bloqueó el intento del gobierno de incluir una pregunta de ciudadanía al cuestionario del censo 2020 “para ayudar a garantizar el derecho al voto”, porque le pareció forzada.
Los migrantes, voto decisivo para derrotar Trump
De acuerdo a datos de la organización Pew en el vecino país del norte hay por lo menos diez millones de residentes indocumentados y cada diez años la Oficina del Censo los contabiliza como parte de la población y con base en estos datos se determinan los distritos electorales, un distrito por cada 710 mil habitantes.
La intención del mandatario más antimexicano en la historia de las relaciones de ambos países es seguir infundiendo temor entre la población hispana para que no salgan a votar, pues Trump teme que ese voto importante (la población latina representa el 13 por ciento del voto) a diferencia del 2016, le ponga cara en las urnas por la forma tan despectiva y represiva que ha sido tratado ese sector de la población y que el Partido Demócrata sea el beneficiado.
Los mexicanos representan el mayor núcleo poblacional migrante, legal e ilegal, y ciertamente este número seguirá creciendo a pesar de las medidas restrictivas de la administración Trump. El gobierno mexicano no puede bloquear la movilidad de los mexicanos, como sí a los centroamericanos, que tengan el interés en migrar a Estados Unidos porque han perdido su empleo por la crisis económica que azota al país, o por cualquier otra razón.
Colapsar el sistema constitucional, objetivo de Trump
Trump ha vuelto su mirada de ataques hacia México y los migrantes para satisfacer a sus seguidores supremacistas y ampliar sus bases de apoyo porque los números de las encuestas nacionales no le satisfacen, más ahora que ha reconocido que la pandemia tiende a agudizarse en lugar de disminuir, frase que los estadounidenses asumirán que finalmente es un reconocimiento a que su presidente les mintió al soslayar los verdaderos riesgos y la falta de estrategia del gobierno para enfrentar al letal coronavirus. La realidad siempre termina por imponerse.
Donald Trump es capaz de todo. Es un personaje que no está acostumbrado a perder. Su vida ha sido la de ganar-ganar a costa de cualquier cosa. Un rechazo popular en las urnas significaría que su administración fue un fracaso, que todo lo que presumía fue una total mentira, su distintivo durante los cuatro años que ha estado al frente de la Casa Blanca.
No nos imaginamos a la democracia más antigua del mundo entrar en una etapa de descomposición por las ambiciones desmedidas de un vulgar ambicioso, pero Trump no se ha cansado de cuestionar y atacar a las instituciones que sostienen al sistema democrático estadounidense. No basta con un triunfo demócrata. Solo el voto masivo en contra de Trump puede detener una acción descabellada de este personaje. La posibilidad del fraude existe, Trump lo adelanta por lo que el sistema jurídico estadounidense ha encendido las alarmas.