- Trump pide al mundo condenar a China por COVID-19
- La ONU arena para la rivalidad chino estadounidense
- Urge coalición de naciones al frente de la humanidad
Juan Barrera Barrera
En la 75 Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas, el martes, se exhibieron las fuertes confrontaciones geopolíticas que mantienen las dos potencias económicas: Estado Unido y China. El motivo: el origen de la crisis sanitaria desatada por el coronavirus y sus devastadoras consecuencias para las economías de todos los países.
La mezquindad de Donald Trump por delante en tan importante aniversario de del máximo organismo mundial, creado en 1945 después de la Segunda Guerra Mundial para evitar más guerras y proteger a las generaciones venideras, foro en donde se exponen problemáticas mundiales y sus posibles soluciones globales.
El mandatario estadounidense, cabeza de la primera potencia militar y económica, nuevamente fue el detonador de la polémica y expuso el grado del deterioro de las relaciones internacionales marcado por la crisis del COVID-19 y la recesión económica.
Trump aprovecha toda ocasión para minimizar a los organismos multilaterales. Primero sus intereses políticos y de los Estado Unidos. Intentó utilizar el foro para distraer al mundo de los problemas que lo presionan a menos de 40 días de las elecciones presidenciales: más de 200 mil muertos por la pandemia y el rebrote en varios estados, y la economía que no repunta.
El mandatario estadounidense sigue asegurando ¿mintiendo? que EEUU tendrá vacuna antivirus a finales de octubre y ya desbordado en optimismo aventura que su gobierno salvará al mundo del mal sanitario. Con la cercanía de los comicios Trump no logra remontar los pronósticos negativos que arrojan las encuestas que perfilan como ganador al demócrata Joe Biden y en paralelo la amenaza del republicano de que no solo no respetaría los resultados que no le favorezcan, sino que ha corrido la especie de que estaría pensando en una reforma constitucional regresiva para una de las democracias más antiguas y mantenerse en el poder por varios lustros, con lo que se inauguraría como el nuevo autócrata junto a sus homólogos de Rusia, Vladimir Putin, y al chino Xi Jinping.
Foro de ONU ring de la rivalidad EEUU-China
En la sesión virtual de la ONU del martes, Trump enfocó sus baterías contra el gobierno de Pekín para acusar a su rival oriental de “haber infectado al mundo” al mentir sobre el origen del coronavirus. Pero lo más patético del discurso de Trump fue tratar de convertir a la ONU en un tribunal para hacerle rendir cuentas a China.
A la guerra comercial-arancelaria, tecnológica entre los liderazgos de Donald Trump y Xi Jinping se han ido sumando otros conflictos geopolíticos como el caso Hong Kong o el de Taiwán, dos temas muy sensibles para el gobierno de Pekín que considera una intromisión riesgosa cualquier comentario político o acción diplomática sobre esas regiones que China cuida celosamente como parte de su territorio.
Entre los líderes mundiales hay preocupación por el derrotero al que pueda llevar la creciente rivalidad entre Trump y Xi Jinping. La inestabilidad económica y la amenaza de un rebrote mundial del coronavirus (España, uno de los países más golpeados ya lo empieza a padecer) pueden verse agudizadas y por lo tanto retrasarse las soluciones globales.
La humanidad necesita de liderazgo alternativo
Para algunos analistas la Guerra Fría entre ambas potencias es ya una realidad. El secretario general de la ONU, António Guterres, en su discurso inaugural del 75 aniversario del organismo multilateral advirtió de los riesgos de una nueva Guerra Fría y llamó a los líderes a evitarla. Cuestionó las estrategias nacionalistas y populistas a las que antepuso el “vacunacionalismo” para combatirlos.
La ONU llega a su 75 aniversario con su sistema multilateral fracturado por la rivalidad entre las dos potencias económicas mundiales en momentos altamente críticos para la humanidad, que requiere de soluciones solidarias globales a la amenazas de pandemias, cambio climático, hambrunas y con ellas el nacionalismo aislacionista que promueve Donald Trump.
Los desafíos por venir para las naciones unidas son enormes. El mundo no tiene a la vista un liderazgo alternativo, no en lo individual, nadie se atreve a desafiar a las potencias, pero es posible explorar una suerte de coalición de naciones para, por ejemplo, la producción y distribución real y accesibles a todos los países de vacunas y evitar que los fármacos se conviertan en otra arma más de gobernantes extremos como Donald Trump.